Familia Rueda, una fiel saga periodística
Crónicas desde la Ciudad
Días pasados el Instituto de Estudios Almerienses conmemoró el 150º aniversario de La Crónica Meridional, "diario liberal independiente y de intereses generales", el periódico almeriense de más longeva trayectoria
CON la colaboración de la Biblioteca de Diputación Provincial y la Pública "Francisco Villaespesa", la convocatoria del IEA -salón de plenos de la dicha Diputación- cumplió con su objetivo de recordar a la sociedad almeriense una rotunda efeméride ciudadana: el nacimiento hace siglo y medio de la cabecera periodística más duradera en el tiempo, seria e influyente de las editadas en Almería. Allí se encontraban, como no podía ser de otra manera, los descendientes, hasta la sexta generación, de Francisco Rueda López, fundador, propietario y primer director de La Crónica Meridional "Diario Liberal Independiente y de Intereses Generales. Un medio escrito que cumplió en todo momento -pese a las dificultades que en determinadas circunstancia tuvo que soslayar- con el sacrosanto deber de informar con puntualidad de lo acontecido en la provincia. Con veracidad y valentía cuando la ocasión lo demandó. De ahí que fuera el periódico de referencia, el más leído y respetado por tirios y troyanos. Un proyecto personal vulnerable en sus comienzos que logró conquistar el favor de suscriptores y anunciantes hasta convertirse en una empresa sólida, solvente y familiar, con el apellido Rueda como responsable último. Además, "jamás pretendió subvenciones ni protección directa de los Gobiernos", en palabras de Plácido Langle. Hoy motivo de consulta obligada a los historiadores.
Raro será encontrar un binomio hombre-obra que discurra tan fuertemente entrelazado. Ella fue fruto de él y ambos formaron un todo indisoluble. Nunca el proyecto cayó en manos ajenas ni el ideario fundacional de LCM alterado. Incluso, cuando pintaron bastos al triunfar en 1939 el golpe militar rebelde, sus nietos y postreros directores, Guillermo y Francisco Rueda Ferrer, prefirieron darle carpetazo al negocio puesto en marcha en 1860 antes que eliminar de su portada la leyenda de "Liberal e Independiente", en absoluto asumible por el nuevo Régimen.
APUNTES BIOGRÁFICOS
Al margen de obituarios, artículos y muestras de condolencia tras su fallecimiento el 22 de julio de 1903 en el diario que fundara cinco décadas atrás, fue D. Francisco Jover, cronista de la Ciudad, quien publicó su primera semblanza biográfica en la Revista de la Sociedad de Estudios Almerienses, dirigida por otro almeriense ilustre, D. Juan Antº Martínez de Castro, de la que por estas fechas se cumplen cien años y que al igual que el 150º de La Crónica ha sido lamentablemente ignorado por el Ayuntamiento de la capital que vió nacer a los artífices de las empresas que le dieron publicidad y grandeza. ¡Una más en su gestión cultural!
Jover y Tovar acertó salvo en determinados pasajes de su infancia e inicios laborales. Francisco Rueda López (1834-1903) nació en Almería y no en Tabernas (ignoro si su padre, José, era oriundo de allí), según se desprende de la documentación manejada. También de la capital era su madre, María, fallecida a finales de los cincuenta del XIX y de condición muy humilde (sirviente en la casa del hacendado Martínez Almagro); por tanto el niño quedó huérfano a la edad de siete años, pero sólo de padre. Tampoco era hijo único: una hermana, Carmen, dos años mayor, y Josefa dos menos. Lo peor de estos deslices es que se repiten de unos a otros sin verificación ni empacho alguno.
La orfandad le llevó a entrar, posiblemente, de meritorio y dependiente en el establecimiento-bazar que Andrés Gallurt poseía en la calle Mariana (frente a la entonces parroquia de Santiago). Allí creció, hasta que al lograr una cierta independencia económica, se casó con Carmen Gallurt Albacete, segunda hija de su jefe, fallecida en mayo de 1893. De este matrimonio nació un único hijo, Guillermo (1865-1933); al enviudar contrajo segundas nupcias con Encarnación García López, 33 años menor que él, y de la que no hubo descendencia.
Percatados sus amigos José Casas y Antonio Brocca (colaboradores posteriores de La Crónica) de la inteligencia y cultura adquirida por el joven autodidacta, lo recomendaron al impresor Vicente Duomovich. En su negocio de la calle Las Tiendas y de la Glorieta, aprendió el oficio de componer, editar e imprimir que le facilitó la aventura periodística. Víctima de una "lesión orgánica del corazón" falleció el 22 de julio de 1903, a la edad de 69 años, en su domicilio de la calle La Crónica, nº 3 (hoy Padre Santaella), siendo enterrado en la cripta del cementerio de San José de su vecino José Ramón Eraso. Cinco días después un Pleno Municipal, tras recordarlo, designó con su nombre a la calle prolongación de Lachambre (el Ayuntamiento estaba suscrito al diario desde 1864).
DE MARTES A DOMINGO
El más inteligente piropo a Rueda López y a LCM se le tengo leído al citado Plácido Langle: "Hace XXII años que viene publicando su periódico; y, dadas las condiciones especiales de la localidad, éste sólo dato es su mejor elogio". En 1860, reinaba en España Isabel II (dos años después visitó la ciudad), con O´Donell como jefe de Gobierno y una guerra recién declarada en el norte de África a Marruecos. En su brillante intervención durante la mesa redonda del 150º aniversario, el profesor Sánchez Picón explicaba que la provincia de Almería superaba los 300 mil habitantes y una alta densidad, tras un acelerado proceso de expansión demográfica motivado por el auge del sector minero (extracción y exportación de plomo). En este periodo de bonanza, antesala del Sexenio Revolucionario y proclamación de la Iª República Española, el 15 de marzo salió a la calle el primer ejemplar de LCM. En 1823 había visto la luz El Norte de Almería, primera cabecera conocida, a la que seguiría el Boletín Oficial de la Provincia y 14 títulos más, pero ninguno -salvo El Pensil y La Campana de la Vela, y tenemos dudas- era de periodicidad diaria, además de una efímera existencia. Por tanto, no sólo es el más longevo sino que en la práctica debemos considerarle el decano. Con su amigo Eustaquio de los Ríos Zarzosa de editor, la tirada inicial fue de 800 ejemplares, aumentando a 1.000 y 1.200 antes de finalizar la centuria; salidos del taller de la Glorieta y posterior de Reyes Católicos, con oficina y administración en el Paseo del Príncipe. En 1903 le sucedió su hijo Guillermo Rueda Gallurt, y al fallecimiento de éste, en 1933, hasta su cierre definitivo a comienzos de 1937, en plena guerra incivil, por sus hijos y nietos del fundador, Guillermo y Francisco Rueda Ferrer.
La historia de la Prensa local ha sido abordada, globalmente, por -si no estoy equivocado- Francisco Verdegay, Josefa Balsells y José D. Lentisco, Francisco Gerez y Víctor Hernández Bru, sin embargo, sería de desear un ensayo monográfico o tesis doctoral amplia y multidisciplinar. Ahí veríamos como marcó el camino a seguir: anuarios, cuadernos especiales, corresponsalía en Madrid y pueblos de la provincia, telégrafo, secciones económicas, colaboraciones literarias; ocio, espectáculos, crónicas taurinas, deportes, religiosas, cambio de moneda, movimiento demográfico y portuario, campañas uveras y minería, "cartas al director" y réplicas, etcétera, etcétera.
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