Fátima regaló luz bailando oriental
Danzando alumbró a sus hijos, una experiencia "inolvidable" · Una matrona especializada en este tipo de partos estuvo a su lado y ella únicamente se acostó cuando el bebé estaba a punto de nacer
Fátima vino a vivir a Mojácar sin saber a ciencia cierta si el pueblo estaba en España o en África. Su marido, alemán de origen, eligió esta zona. Pero la historia, la de Fátima, comienza en Angola, país en el que nace y permanece hasta los diecisiete años.
La nación angoleña entra en guerra, la familia Perestrello se traslada prudentemente a Portugal. Dejó la vecina Lusitania con destino Londres, objetivo estudiar el idioma inglés lo que hizo durante 3 años en Cambridge. Con su certificado de veri biutiful inglis regresa a Portugal, exactamente a la oficina de turismo portugués en el Algarve, por poco tiempo. Mujer inquieta, Fátima marchó a Alemania, se casó con un alemán, vivió entre los teutones 10 años y desde hace 17 reside en Mojácar. "Yo quería irme de Alemania y mi marido optó por un sitio que no se pareciera nada a Portugal ni a Alemania. A él, Mojácar le parecía un poco africano y yo vine a Mojácar que no sabía ni donde estaba. Vinimos aquí sin conocer, compramos una casa y lo curioso es que mi marido ha regresado a Alemania porque después de vivir aquí esto no le ha gustado. Yo me quedé encantada con Mojácar, ya soy española". Fátima domina los idiomas portugués, inglés, francés, alemán y español.
"Aquí en Mojácar siempre he tenido trabajo y para mí el baile comenzó como una afición y ahora es un trabajo", porque la afición le vino en Alemania, allí tenía una amiga inglesa que asistía a clases de baile en una escuela egipcia, según Fátima en Alemania están los mejores profesores egipcios, "y esta amiga me comentó que por qué no probaba la danza oriental puesto que yo ya bailaba el baile africano. Acudí a una de las clases para probar y al final me enganché. Cuando llegué a Mojácar la danza oriental a penas se conocí, comencé a dar clases y hasta hoy".
Fátima, que, o sea, en algunas mentalidades la danza oriental tiene mala fama y generalmente se confunde con cuestiones que ahora no vienen al caso. "El caso es", dice Fátima, "que la gente cree que la danza oriental es algo relacionado con los hombres, un baile provocativo, y yo, desde un principio, he intentado que se viese más el alma que el cuerpo y que la gente lo vea de este modo; según de qué manera se hacen los movimientos se puede provocar o sencillamente bailar. La mayor parte de las personas no sabe que este baile es y ha sido una preparación para el parto y un baile también de fertilidad que empezó en África. Después, ha sido utilizado en los harenes para ganarse el favoritismo de los hombres. Intentamos cambiar este pensamiento; para mí, este baile es una terapia total y además mueve toda la musculatura del cuerpo, es muy saludable. Esta danza se practica desde pequeñitos desde los 6 años y tengo alumnas en Arboleas que tienen como 70 años. Lo que importa es bailar, no importa la edad si el cuerpo lo pide".
Para enseñar, aunque sea una perogrullada, hay que saber enseñar y poder reflejar no sólo con el movimiento sino con el alma para que la gente lo pueda captar. "Yo empecé en Alemania porque profesores egipcios me pidieron que bailase con ellos y a partir de ahí un grupo de amigas me pidió que las enseñara y así se desarrollaron las experiencias. Ahora, de cuando en cuando, voy a Berlín para traer cosas nuevas. Doy clase en Mojácar, Garrucha, Vera, Huércal-Overa, Arboleas; voy un día al mes a Murcia y he dejado de ir a Alicante porque ya es muy lejos, también voy a Carboneras".
Cuando baila, para Fátima es como un sueño, es como estar arriba, dónde sea, sin pensar en ningún problema, solamente disfrutar. Ella, conocedora de las debilidades humanas, prefiere dar clase "solamente a mujeres porque los hombres termináis siendo más mirones que bailones. Este baile es una terapia en la que no importa el cuerpo sino el alma. Yo siempre pongo espejos en mis clases para que las alumnas se vean y se acepten. Les digo que bailar es soñar con los pies. A mucha gente no le gusta mirarse en el espejo porque tiene michelines, porque tiene menos firmeza, pero poco a poco vamos sacando lo que tienen dentro y acaban gustándose. En la cultura europea ciertos movimientos son tomados como impropios, como los círculos que se hacen con la cadera que, en realidad, se utilizan para el parto. Yo tuve a mis hijos bailando. La matrona era una señora que sabía hacer este tipo de partos y yo estuve todo el rato de pie haciendo movimientos y cuando ya estaba para salir me acosté. Los dolores se pueden disminuir considerablemente con la respiración que utilizamos y estas cosas la gente no las sabe, solo piensa que este baile".
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