Almería

De Fondón a Ceuta

  • Españoles en el Magreb. Con los Borbones el contexto internacional conlleva la conversión de presidios y plazas fortificadas en enclaves más importantes que en las centurias anteriores

LA proyección peninsular sobre el Norte de África, presentaba desde tiempos medievales facetas diversas, al espíritu de cruzada, expansión territorial, defensa de la costa y lucha de corso, se unían intereses comerciales. Portugal conquista Ceuta en 1415, la cual, con la unión de ambos reinos (1580), pasa a soberanía española y así continuó tras la independencia lusa, poniendo de manifiesto el intento de control del Estrecho de Gibraltar por España.

El fracaso de la empresa conquistadora del Magreb, inspirada en la creación de un país que se extendiera en ambos lados del Estrecho de Gibraltar, hace que los objetivos se centren en mantener los presidios y las plazas fortificadas. Estos, de ser cabezas de puente y la avanzadilla para la expansión y conquista de la parte del Magreb cercana a la Península, se reducen a enclaves de frontera completamente aislados de la metrópoli y del territorio donde se asientan, rodeados de belicosos enemigos.

Con los Borbones el contexto internacional conlleva la conversión de los presidios y plazas fortificadas en enclaves más importantes que en las centurias anteriores: las guarniciones alcanzan un mejor nivel de vida, simultáneamente aumentan los contingentes militares y se refuerzan y levantan nuevas fortificaciones, ampliando los recintos amurallados. Los sistemas defensivos de Orán, Melilla y Ceuta, verdaderos arquetipos de los conocimientos poliorcéticos de los Ilustrados, reflejan que los renovados procedimientos en el arte de atacar y defender las plazas fuertes habían llegado al Magreb.

Estas circunstancias, unidas a su buen puerto, permiten a Ceuta aguantar repetidos asedios que, con diversas alternativas, son una constante, especialmente en los años finales del siglo XVII y primer tercio del XVIII.

El 17 de diciembre de 1720 el Secretario de Guerra, Marina e Indias, por correo extraordinario comunicaba a Gonzalo Zegri de Salazar, comandante general de la Costa del Reino de Granada, lo siguiente:

"Teniendo presente el Rey lo que se fatigan nuestras tropas en el África, por la continua vigilancia en que deben mantenerse para precaver cualquier insulto de los moros, y el trabajo que necesitan hacer para demoler las trincheras que aquellos han fabricado contra Ceuta en la larga duración del sitio.

Ha dispuesto su Majestad que, para que las tropas logren algún alivio, disponga Vuestra Excelencia que luego se apronten dos mil hombres de las Milicias de esa Costa. A fin de que encaminándose a Ceuta, en las embarcaciones que, a este efecto, hará prevenir don Francisco de Monsalve, se empleen en arrasar lo que falta de las trincheras y demás obras que los moros habían construido. Sin que, por este motivo, deje Vuestra Excelencia de advertirles lleven sus armas por lo que pudiere ofrecerse.

Asegurando Vuestra Excelencia a los milicianos que su demora en Ceuta será por sólo el tiempo a ejecutar aquel trabajo, y que serán socorridos en la forma que en otras ocasiones" (Archivo Municipal de Fondón, Libro Capitular de 1721).

El 24 de diciembre de 1720 el comandante general de la plaza de Málaga y de la Costa del Reino de Granada comunicaba urgentemente a todas las ciudades, villas y lugares comprendidos en ésta, entre los que se encontraba Fondón:

"Y, para que tenga efecto dicha Real Orden, se ha hecho la distribución de los milicianos que debe dar cada pueblo y tocan a Vuestra Merced seis.

Los cuales, con comisario, pondrá en marcha, dentro de tercero día para esta ciudad, trayendo sus armas.

Y para ello hará sorteo, entre los mozos solteros que tengan diez y ocho años o más. Con las circunstancias, calidades y legalidad que los sorteos se deben ejecutar, y, como en los antecedentes se ha mandado y practicado, exceptuando las casas que hubieren dado quintados esta última recluta de este año, y a falta de solteros incluirá los casados de cuatro años a esta parte.

Respecto de que su Majestad pide milicianos, por el corto tiempo que dice su Real Orden, en inteligencia que han de ser hombres para el trabajo, que es para lo que su Majestad los llama.

Y, debiendo ofrecerse todos a ayudar en empresa tan gloriosa, a abatir nuestros antiguos mortales enemigos, que lo han sido siempre de los españoles.

No dudo que todos desearán, con cristiano celo y religioso ardor, concurrir a este servicio y a tener parte en acción tan grande.

Y, así espero de Vuestra Merced y sus vecinos que, ganando los instantes y las horas, pondrán en marcha esta gente. Pues, de ejecutarlo con brevedad, se logrará el fruto del trabajo. Y, habiendo un día sólo de tardanza, además de ser del desagrado de su Majestad, las justicias y personas a quien toca hacer este servicio, tendrán el castigo de pasar a servir cuatro años en el presidio de El Peñón y Melilla, y se despacharán apremios y sacarán multas por la omisión y desobediencia" (Archivo Municipal de Fondón, Libro Capitular de 1721).

En el acta levantada por el escribano Diego de Morales, de la sesión celebrada el 18 de enero de 1721 por el concejo, justicia y regimiento de Fondón se lee:

"En este cabildo se dio noticia, por el presente escribano, como, en cumplimiento del encargo y comisaria que se le hizo, pasó a la ciudad de Málaga y llevó los seis soldados que le tocaron a este lugar, en la presente recluta de Milicias, para demoler las trincheras del sitio de Ceuta. Y que en lugar de Miguel Martin, que fue uno de los soldados a quien tocó la suerte, se presentó por sobresaliente, por cuenta y riesgo de dicho Miguel Martin, a Antonio de el Barrio hijo de Juan, vecino de Paterna.

Y sacó recibo de haber cumplido con la obligación de los dichos seis soldados que tocaron a este lugar, que es el que presenta. Y visto por este concejo, lo mandaron poner en este Libro Capitular, para que en todo tiempo conste" (Archivo Municipal de Fondón, Libro Capitular de 1721).

El traslado de los seis milicianos de Fondón a Málaga, "para el sitio de Ceuta" y la compra de otras tantas espadas para los mismos, costó al concejo 180 reales. En 1727 cuarenta mil hombres no pudieron acabar con la resistencia de Ceuta, por el continuo socorro que llegó a los sitiados a través del mar. Las hostilidades, con diversas alternativas, continuaron propiciadas fundamentalmente por la situación geoestratégica de los presidios y plazas fuertes.

Los sistemas defensivos de Orán, Melilla y Ceuta son verdaderos arquetipos en el arte de defender las plazas fuertes. Sin embargo, en el Magreb no es posible establecer los innovadores sistemas de combate y los "rebatos", "cabalgadas" y especialmente los asedios siguen recordando a los de la Edad Media.

La firma de un Tratado de Paz en mayo de 1767 no solventa los diferentes puntos de vista, situación a la que de manera más o menos explícita contribuían las actuaciones de franceses e ingleses) para preservar sus intereses comerciales en la zona. Fruto de la situación fue la Guerra Hispano-Marroquí de 1774-1775, reducida a varios ataques de pequeña importancia a Melilla y al asedio de Ceuta y el Peñón de Alhucemas.

A lo largo del siglo XVIII se piensa que la presencia española en el Magreb, motivada por ideas defensivas y de prestigio, resulta demasiado cara. La transferencia de soberanía de Orán y Mazalquivir el 12 de septiembre de 1791, significó que España sólo estará presente en el Magreb por medio de sus presidios y plazas fuertes en el Mediterráneo Marroquí, cuyas guarniciones, como en épocas anteriores y también posteriores, se diferencian del resto de los soldados españoles, al realizar un tipo de guerra ya olvidado en Europa, y son un destino no deseado por los hombres recién alistados, y del que el fondonero Miguel Martín se libró gracias a sus posibilidades económicas, al ser sustituido y presentarse "por sobresaliente, por cuenta y riesgo de dicho Miguel Martín, Antonio de el Barrio, vecino de Paterna".

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