Forqué eleva el mito de 'Shirley Valentine'

La actriz representó la obra en el Auditorio Municipal e hizo un alarde, durante dos horas, de sus dotes interpretativas

Con una copa de vino y hablando con la pared, la actriz contó con humor la situación de muchas mujeres que no ven sentido a su vida.
Con una copa de vino y hablando con la pared, la actriz contó con humor la situación de muchas mujeres que no ven sentido a su vida.
Fran Murcia / El Ejido

28 de mayo 2012 - 01:00

"He tenido un romance conmigo misma", es una de las frases que resume la esencia de la obra Shirley Valentine, representada de forma sublime por la actriz Verónica Forqué, el pasado sábado en el Auditorio Municipal. Cómo se degrada las relaciones de pareja y la dificultad a la hora de separar la vida en común fueron algunos de los temas sobre los que giró la historia, siempre aderezada con el humor delicioso que caracteriza a la reconocida intérprete.

Con música melódica comenzó Shirley Valentine. Con la actriz sobre escena ya arrancó las primeras risas desde el primer minuto. Una copa de vino blanco y hablando con la pared. Comenzó a recordar lo que echa en falta la presencia de sus hijos y los describió siempre con un toque cómico que enganchó al público del Auditorio.

La actriz demostró estar en plena forma durante toda la representación: un diálogo extenso, su tradicional gracejo y una interpretación que consiguió que el público se olvidara de Verónica Forqué y pensara sólo en Shirley Valentine.

Ya con los niños mayores y con una relación de pareja degradada, una invitación de una amiga a viajar juntas a Grecia, consigue que el cambio de mentalidad se haga efectivo en el personaje.

Shirley es una ama de casa que se acostumbra en vivir en una rutina mecánica, donde cada día de la semana tiene que preparar una cena específica a su marido. Su amiga feminista es la que anima a la protagonista a conocer otra realidad. Sus sueños de viajar y ver otras culturas se cumplen al desplazarse a Grecia.

Una de las partes que más carcajadas suscitaron fue cuando Shirley habló de sexo con su búsqueda de ese pequeño desconocido, el clítoris. Estos momentos se convirtieron en algunos de los más divertidos de la representación.

La actriz se remontó a los buenos momentos vividos con su pareja, Joe, cuando eran felices. La difícil decisión de contradecir a su pareja para su viaje a Grecia se convirtió en un fuerte aplauso cuando en la segunda escena apareció Shirley con una maleta.

La representación se dividió en dos partes, en la segunda ya se encontraba en roca. En esta ocasión, sustituyó a la pared por la roca, pero su forma de afrontar la vida era totalmente distinta. "No me reconozco ni yo, ¿verdad roca".

Su paso por la isla, un amor griego y sus ganas de vivir sola esta aventura se convirtieron en parte de su paso por Grecia. La actriz demostró varios registros interpretando a personajes como su marido o su amante. Su viaje a Grecia supuso que se enamora de la vida y añadió: "La culpa no es sólo de los hombres. Yo veo que a Joe lo pasa lo mismo, está desperdiciando su vida". La actriz se despidió del Auditorio Municipal con el público en pie y un rotundo sí que valoraba la gran interpretación de la actriz que sola en escena la llenó sin ningún esfuerzo y con una gran variedad de matices.

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