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El GEM pide poner la sostenibilidad en el centro de la campaña

  • El Grupo Ecologista Mediterráneo lanza sus propuestas para el 23 de julio

La perdida de sostenibilidad es uno de los retos a los que se enfrenta el planeta

La perdida de sostenibilidad es uno de los retos a los que se enfrenta el planeta / EFE

El Grupo Ecologista Mediterráneo ha hecho llegar a todos los partidos políticos que concurren a las elecciones generales este próximo domingo un documento que recoge las inquietudes que se plantean de cara al futuro. Propugna no sólo un cambio de actitudes y de políticas, sino una reflexión sobre el camino más adecuado para lograr alcanzar un cierto nivel de garantía en el objetivo que la Tierra siga siendo un lugar habitable para las futuras generaciones.

Lamentamos que haya cuestiones absolutamente esenciales que, pese a su trascendencia, no estén en las agendas de la mayor parte de los partidos. En los últimos años hemos visto con preocupación cómo las decisiones políticas se imponen a los estudios e investigaciones de la comunidad científica internacional. Y entendemos que no es ‘rentable’ social, económica y ambientalmente desoír a los que disponen de argumentos lo suficientemente contundentes como para hacernos pensar a todos.

Cierto que en los discursos institucionales o políticos se han colado, por fuerza, conceptos que forman parte de la preocupación de los ciudadanos (el 87 por ciento de los españoles están seriamente preocupados por los efectos del cambio climático o la sequía), tales como la sostenibilidad, la economía circular o el agotamiento de recursos tan esenciales como el agua, el suelo e incluso el aire que respiramos.

Pero no menos cierto que ese discurso se queda en una especie de protocolo de intenciones, sin que se traslade a la gestión de gobiernos, ayuntamientos y el resto de unas instituciones públicas que, en realidad, aplican políticas de mínimos, tan mínimos que con frecuencia desvirtúan por completo el espíritu de las normas o las recomendaciones de instituciones internacionales como la Unión Europea o la Organización de Naciones Unidas.

Lo urgente se impone a lo importante, sin tener en cuenta que las políticas que se practican en estos momentos son las que deberían tener en cuenta los efectos que causarán en el futuro y que condicionarán la forma de vida sobre el planeta.

La lista de ejemplos es interminable, desde la tibieza en la declaración de bajas emisiones en las ciudades (sólo se ha iniciado en Almería capital, pero sin concretar ni establecer plazos definitivos), hasta todo lo relacionado con el cambio climático, la escasez de recursos hídricos, la pérdida de biodiversidad que empobrece suelos y territorios, o el aumento de las desigualdades sociales.

Esa escasa acción ambiental tiene un claro reflejo en las vidas de los ciudadanos que observan cómo año tras año las temperaturas medias aumentan y los fenómenos meteorológicos extremos, desde sequías, temporales, inundaciones son cada vez más frecuentes, cómo aumentan los contaminantes y residuos de la actividad humana o cómo desaparecen ecosistemas y especies a un ritmo cada vez mayor.

Desde el GEM plantean que la dinámica actual es sumamente preocupante porque a la hora de llevar a cabo políticas de gestión de recursos y de ordenación se sigue actuando, en pleno Siglo XXI, con una gestión que busca atender la demanda, pero en muy escasas ocasiones con el objetivo de tener control de esa demanda. Es el caso del agua que, pese a estar en una situación de manifiesta escasez, se permite que siga aumentando de forma exponencial la demanda para cultivos, urbanismo o industrial y la única solución que manejan es buscar más recursos, aunque sea con un coste muy alto, para atender ese exceso, en lugar de estudiar con rigor hasta dónde podemos llegar, con lo cual jamás llegaremos a cubrir el déficit que arrastramos y que se hará cada vez mayor.

El documento con nuestras propuestas busca que los partidos y sus representantes tomen conciencia de que ya no valen sólo las declaraciones solemnes, sino que hay que empezar a trabajar por dejar atrás la época del desarrollismo a ultranza, entre otras cosas porque tanto exceso es lo que nos ha traído hasta un presente que ha disparado la preocupación y que ha hecho patente que es un camino hacia el desastre.

Es hora de pensar en nuestro entorno natural, en una economía que no deprede recursos esenciales sin pensar en un mañana, en un urbanismo que ponga a las personas por delante de los beneficios económicos, de preocuparnos por nuestra salud (cada año crece el número de muertes achacables al cambio climático, a la contaminación ambiental o a las dificultades de acceso al agua, entre otras causas) y, finalmente, hora de buscar una mejor convivencia entre las personas y las comunidades humanas, alejando las desigualdades y garantizando el cumplimiento de los Derechos Humanos.

Como mínimo, nuestros representantes políticos deberían actuar, sobre la base del conocimiento, no de la opinión, para que la situación se siga agravándose, dejando de aumentar el consumo de energías contaminantes, de edificar en zonas de riesgo, reduciendo el desperdicio de alimentos o de recursos o frenando la producción depredadora de recursos y explotadora de seres humanos.

Medidas que deben tener un reflejo inmediato en nuestras ciudades donde cuestiones como recurrir a los árboles y zonas verdes, reducir el tráfico, ir hacia un urbanismo más racional o realizar una gestión sostenible del agua o de los residuos generen espacios más saludables y un ambiente menos impactante a causa de la elevación de temperaturas.

Ignorar todas estas cuestiones implicará una pérdida progresiva e imparable no sólo de la calidad ambiental de los entornos, sino un empeoramiento de la calidad de vida. Si no se toman las medidas necesarias, los actuales responsables de las políticas ambientales serán considerados culpables de un empeoramiento que nos puede salir muy caro.

La Naturaleza tiene sus reglas y no conocerlas o dejándolas de lado en la gestión diaria tiene evidentemente sus riesgos. Por ello pedimos a quienes nos gobiernan o nos quieren gobernar que sean consecuentes con el conocimiento que se ha desarrollado en estos últimos años sobre el Cambio Global o sobre los peligros que acarrea no asumirlos. Las encuestas son claras y muestran que para la inmensa mayoría de los almerienses y de los españoles problemas como

los descritos ya forman parte de sus mayores preocupaciones. Si los políticos y sus partidos buscan satisfacer las demandas de sus ciudadanos, ahí tienen un reto importante, avanzar en la sostenibilidad, cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y trabajar por la recuperación de un medio ambiente que es, al fin y al cabo, el mundo en que -aún- vivimos.

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