Sorprende el vacío historiográfico alrededor de la mística gergaleña que profesó en el monasterio almeriense de La Encarnación. De ella supe por artículos de Martínez de Castro y Carpente Rabanillo en la Revista de la Sociedad de Estudios Almerienses. Y poco más. Una laguna eficazmente resuelta por Antonio Gil Albarracín con <Mística Ilustrada Española> (GBG Editora, 2006), obra harto recomendable. Pese a que en la Biblioteca Villaespesa existe un manuscrito, el historiador maneja otro fragmentario conservado en el convento de las Clarisas. Presumiblemente redactado por alguien (anónimo) que conoció a la monja en sus últimos años y que le permitió transcribir sus cartas, cuadernos y reflexiones, bajo el título <Apuntes de hechos o pasajes que pueden conducir para si en algún tiempo se hubiese de escribir la vida de la Muy Reverenda Madre Sor Joaquina María del Carmen Serrano y Talens, religiosa de velo negro en el convento de Franciscas descalzas, orden de Santa Clara, de la Ciudad de Almeria>.

Vida conventual

Escritos por propia iniciativa en tiempos de la Ilustración y a indicación de sus cuatro confesores identificados, no alcanzó la santidad de su homónima Teresa de Ávila. Ni la psiquiatría moderna avalaría las múltiples manifestaciones tenidas por sobrenaturales y/o místicas (“estado extraordinario de perfección religiosa que consiste esencialmente en cierta unión inefable del alma con Dios por el amor y acompañado accidentalmente de éxtasis y revelaciones”); aunque sí está reconocida su virtud y talento (a los seis años sabía leer y escribir) en el marco de la espiritualidad española. En cualquier caso, contextualizados en su época (siglos XVIII-XIX) y ateniéndonos a los reseñado en el manuscrito, veamos los más llamativos de su existencia en clausura (1759 a 1805), en la que entre otros cargos ocupó el de secretaria y organista. Tiempo en el que padeció diversas enfermedades debido a lo quebradizo de su salud.

Las Claras

El relato comienza en el siglo XVIII, cuando Gérgal, Bacares y Velefique pertenecían al señorío del conde de La Puebla del Maestre:

Nació la Muy Reverenda Madre… en la villa de Gérgal… el día 27 de agosto del año de 1747. Fueron sus padres Don Josef Serrano, natural del Reino de Valencia, médico de profesión y muy estimado y acreditado en ella por sus aciertos, y Doña Paula Talens, de la propia ciudad de Almería, personas ambas de honrado nacimiento, apreciadas y distinguidas más que por los bienes de fortuna (que no les favoreció con abundancias) por su ejemplar conducta y religiosa piedad… De los seis hijos habidos en el matrimonio, la mayor, sor María de los Dolores, fue abadesa de la comunidad clarisa en distintas etapas.

Relatos místicos de sor Joaquina

Mística ilustrada española. Sor Joaquina

Gil Albarracín establece varios apartados de los reseñados en sus escritos por la gergaleña fallecida el 6 de abril de 1805, sábado Santo, en el Real Monasterio de la Encarnación, orden de Santa Clara:

1. Inedia o enfermedad por ayunos prolongados o suficiente alimentación

2. Don de la profecía. Sor Teresa predijo acontecimientos políticos mundiales, entre ellos los efectos de la Revolución francesa cuando de esta nada se conocía en Almería

3. Traslación espiritual y conocimiento de lo que sucedía en remotos lugares. Fue el caso de su presencia mental en el convento de clarisas en Granada para la profesión de una amiga. Asimismo, “estuvo en Francia y Nápoles”

4. Contacto con lo divino en un diferente plano mental; incluido sus contactos con Jesús a partir de 1780. Hecho comunicado solo a personas muy íntimas y ocultando tales fenómenos a la comunidad: estancia en el portal de Belén o representación de Jesús en el Huerto

5. Conocimiento de latinidad, lengua que dominaba sin haber realizado aprendizaje alguno; glosando pasajes del antiguo y nuevo Testamento

6. Demostraciones de acercamientos a santos, comunicados a su confesor Andrés de Campos. Fue el caso de la visión de la Virgen del Mar, de La Soledad y del Niño Perdido. Aunque posteriormente fuese puesto en entredicho por las propias monjas del monasterio, sor Teresa dio a entender que la dicha imagen del Niño Fundador había sido tallada siguiendo sus instrucciones.