Gloria para el paso de palio de la Virgen de los Desamparados
Fernando Salas presentó la pintura hecha para la cofradía de Pasión con la figura de santa Teresa, eje de la vida parroquial
Los cofrades de Pasión asistieron en el salón de actos de la iglesia parroquial de Santa Teresa a la presentación y bendición de la Gloria que a partir del próximo Lunes Santo llevará el palio de María Santísima de los Desamaparados. Con una cuidada ambientación, como en todo acto que lleva a cabo Fernando Salas, el autor de esta presentación fue desgranando en su exposición el trabajo realizado a lo largo de estos años en la parihuela, respiraderos, faldones, varales, palio, peana, candelería, jarras y candelabros de cola. "Pero ninguna de estas operaciones, de los elementos que conforman el prodigio del paso de palio tendría sentido alguno sin la presencia y la presidencia de la imagen de la Santísima Virgen".
Aquí tenéis lo joya para coronar, el cielo de nuestra reina, manifestó Fernando Salas, aquí tenéis este primor, que ha salido de las mismas entrañas de la fuerza de la tierra de un pueblo hermano, el de Lorca, que mientras pone en pie sus cimientos ha levantado este altar para la Reina y Señora del Lunes Santo. En su referencia a Salas se centró en la figura de santa Teresa, a la que se dedicó la iglesia que accoge canónicamente a la cofradía de Pasión en el barrio de Mediterráneo-Oliveros. "Y ha tenido que ser con Teresa, mi debilidad espiritual junto al frailecillo de Fontiveros, Juan de la Cruz, el que se fue a cantar desde Úbeda maitines al cielo, quienes rematen este palio pasionista. Y buscamos una escena gloriosa y no por menos conocida no significativa en la vida de Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, sus desposorios". Se trata de una manifestación sobrenatural experimentada por santa Teresa en la fiesta de la Asunción de 1561 y escenificada por Isabel Salas en una perfecta recreación de su figura.
La última parte de la presentación sería para destacar el magnífico trabajo realizado por las "benditas manos de María Luisa Pérez Romera", siguiendo las pautas que trazó sobre lienzo Cristóbal Villalpando hacia 1890, y los "benditos hilos de oro sabiamente trazados por Manuel Solano Rodríguez".
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