'El Gran Traje' de Julia Cruz arrasa en un auditorio repleto de niños
La obra narra la historia de una niña que vive en el bolsillo de un traje gigante
Había una vez una niña que vivía en un traje tan ancho como una casa y con los bolsillos tan grandes como habitaciones. Allí vivió su infancia junto a Padre, Madre y sus tres inseparables amigos: Perro, Gato y Pájaro. Le gustaba estar en su cuarto, galopar a lomos de Perro, aprender de Gato y volar sobre Pájaro. Fue testigo del enamoramiento de su familia y de tantas historias que la hicieron creer que siempre sería pequeña y feliz en ese pequeño bolsillo, en ese diminuto espacio de su hogar.
Al cabo de los años, después de vivir numerosas y entrañables situaciones, la niña se hizo una mujer. Creció y creció a tal velocidad que su traje se quedó pequeño, ya no cabía en el amplio bolsillo que con tanto esmero le había construido su padre. Entonces se le ocurrió una gran idea: construir una casa exactamente igual que la de entonces.
En ocasiones y sobretodo en el teatro, los sueños se hacen realidad. El Gran Traje de la autora Julia Cruz es el más claro reflejo que confirma la regla. Al menos ayer, en el Maestro Padilla de la capital, provocó las carcajadas de los centenares de escolares con una obra maestra cargada de connotaciones humanas, entrañables, divertidas y, en algunos momentos, tristes. "Julia ha sido capaz de crear un espectáculo para plasmar las circunstancias que rodearon su periodo de embarazo. Es muy divertida y capaz de restarle importancia a determinados acontecimientos dramáticos. Cuando fallece Perro sólo dice que se quedó dormido y nunca más despertó. No se detiene demasiado en los acontecimientos, deja que fluya la historia como sucede en la vida misma", explica la actriz Lola Martín, la niña en la obra.
La compañía La Sal aterrizó ayer en el Padilla con una nueva función recomendada para los niños de primaria. El Traje Grande se convierte en un personaje más, que comparte escenario con la actriz y unas marionetas que cobran vida gracias a las manos de Maite Campos, una especialista de pies a cabeza. "Llevo trabajando tres años y la verdad es que son obras que te aportan muchas satisfacciones. Estoy muy contenta porque creo que los niños han disfrutado de lo lindo. Esa es la mayor satisfacción para todas nosotras", manifiesta la artista.
Lola Martín y su equipo granadino demostraron a través de la obra que la vida está para disfrutarla y que no merece la pena hacer drama por nada. "Creo que es el mensaje más importante de la obra. El ser humano está predestinado a vivir y entender todo lo que ocurre a su alrededor. Por eso debe ser feliz y no pararse a pensar en determinados hechos que poco a poco desgasten su ilusión, su felicidad, sus ganas de vivir. Hay que disfrutar de la familia, de los amigos y de todos los seres que nos rodean", señala Martín.
Cuando finalizó la función un grupo de 50 escolares posaron con los actores para una foto en familia. Allí pudieron ver en primera fila la maravillosa casa de látex que había diseñado para la ocasión la artista Isabel Soto , así como los secretos que esconden todas sus fabulosas y entrañables marionetas.
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