Guapa por fuera, bella por dentro
Ana Márquez tiene los pies en el suelo para el próximo Certamen de Miss España
Ricardo Alba / GARRUCHA
Es guapa sin ir de guapa, cosa de agradecer en tiempos propios de indiscretos exhibicionismos de cirugías estéticas. Es una Mis sin aires de aquí estoy, en tiempos de estar como sea en las campanadas de año nuevo. Tiene medidas corporales sólo superadas por su coeficiente intelectual en tiempos de tanta tontuna, aunque sus ciento setenta y ocho centímetros de estatura, más tacones, obligan a una hiperflexión de las cervicales si se la quiere mirar a los ojos.
A Ana Márquez Vera, Mis Almería 2009, sus antecesoras en el reinado de la belleza, Jessica Segura y Noelia Manzana, le aconsejaron que "fuera yo misma y que disfrutara. La verdad es que no hay mucho secreto en esto, pasártelo bien, conocer gente, y ver el ambiente de este tipo de certámenes. La meta no es simplemente ganar, sino que es algo mucho más amplio". Ana Márquez desde que se conoce a sí misma y de eso no hace mucho dada su juventud, quiso ser Mis, ¡vaya que se lo propuso!: "desde pequeña, en primero de bachiller le pedí a mi padre que me apuntara a una agencia porque a mí ya me gustaba estudiar para modelo. Mi padre me puso la condición de que si sacaba buenas notas me dejaba apuntarme, las saqué y me apunté. Hice mis cursillos en Navarro Pasarela". Así empezó todo para Ana, mejor dicho, previamente, el año pasado, quedó segunda dama. Se volvió a presentar por segunda vez y ¡Mis Almería 2009: Ana Márquez Vera!
Estudia en Granada, en la Escuela Superior de Comunicación, aspira a titularse como periodista y "allí hace mucho frío, hay mucho ambiente, pero echo de menos el mar, la tierra de Almería".
Ana se expresa a través de la palabra, si bien habla con los ojos según los mire cada quien. "Me gusta el cine, hice baile, la pintura, también canto, y por circunstancias de la vida pues no tengo novio, tengo amigos". A Mis Almería 2009 no le va que le llamen Mis "yo soy Ana, qué Mis, ni que Mis, soy Ana, la de toda la vida. Sigo siendo la persona que siempre he sido, normal y corriente, con mis mismas amigas". La misma que por la noche duerme en pijama, ojo, dicho por ella.
Ana es una mujer joven tenaz, incluso tozuda, que se empeña en cualquier cosa y no para hasta que lo consigue. Y como se empeñe en Mis España, bueno, no precipitemos acontecimientos. "De momento estoy haciendo pequeños trabajos: desfiles, fotografías, poco a poco, hay que empezar desde abajo". Ana Márquez aspira a llegar muy alto. Ella tiene un sueño que lleva alas: "Me encantaría desfilar en Victoria Secret; sé que todavía queda mucho para llegar allí, pero por intentarlo que no quede". Ya con los pies en la tierra Ana confiesa que lo que realmente quiere es ser actriz y para ello se prepara.
Su familia le apoya, se siente arropada por su gente. Nota, además, el cariño de la gente cuando la saludan, cuando la paran para decirle lo guapa que es; este calor Ana lo agradece profundamente "es bonito que te den ánimo, que te sientas bien incluso con gente que apenas conoces. Es algo que se lo debo al certamen de Mis Almería". Aún no goza del privilegio, a pesar de merecerlo, de que al modo de las estrellas sea invitada en restaurantes, por ejemplo. Ana, hágame usted una misericordia: ¿es cierto que en estos certámenes de Mises hay puñaladas traperas y muchos intereses ocultos? "Dicen que las mujeres somos arpías, celosas, pero hay apoyo porque saben que hoy puede ser una y en otra ocasión, otra. La verdad es que entre todas las chicas que nos presentamos a Mis Almería había buen ambiente, no había malos rollos, al menos de cara, tal vez en alguna sí rondara algún mal pensamiento, pero no lo se y no quiero saberlo".
Cuenta Ana de la gran alegría sentida al ser elegida Mis Almería "me hizo mucha ilusión, me dio esperanza, saber que he subido un peldaño de la escalera que me ha de llevar adonde quiero llegar y lo que quiero ser". Y es que aquí, la niña, lo tiene claro. Tiene en su cabeza todas las piezas bien colocadas, como si de un juego de ajedrez se tratara. Sabe que para llegar adónde quiere habrá de sortear obstáculos, zancadillas, o alguna jugarreta del destino en forma de príncipe azul, si es que alguno queda.
Antes de esta breve charla, Ana desfilaba por una pasarela vestida de novia. Se apreciaba desenvoltura en su caminar, sonrisa natural, esbeltez y elegancia. Ana Márquez ha abierto una puerta por la que entran pocas y menos son las elegidas. Ana, lo sabe y no tiene miedo. Pues eso, Ana, suerte y al toro.
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