Crónicas desde la Ciudad

II Vuelta Ciclista a España

  • La prestigiosa Vuelta Ciclista a España incluyó a nuestra ciudad en el recorrido de su segunda edición. En medio de gran expectación, la etapa Granada-Almería finalizó en el Parque la tarde del 11 de mayo de 1936

TODO un acierto en el segundo intento. La iniciativa de La Crónica Meridional para que Almería figurase entre los finales de etapa de la primera edición de la ronda ciclista española, en principio resultó infructuosa. Por causas ajenas a nuestra voluntad hubimos de dejar a Almería fuera del itinerario, se disculpaba el diario madrileño Informaciones, promotor de la prueba. Aunque sí tuvo cabida en la de 1936, con todos los honores puesto que el día siguiente a la llegada fue de descanso y estancia en la ciudad de la caravana "multicolor". De La Crónica partió la idea, pero su materialización fue posible gracias al empeño del Grupo Deportivo Lanchafri y a su capacidad organizativa, demostrada suficientemente en las competiciones celebradas durante los dos años anteriores. Informaciones igualmente tuvo en cuenta la creciente afición que Almería mostraba hacia los esforzados del pedal, tubulares y linimento. En esas fechas, por poner un ejemplo, en el taller de bicicletas de José Nieto, en el Barrio Alto, se fundó nueva sociedad cultural y deportiva: La Estrella.

Con la natación, fútbol y boxeo, el ciclismo formaba el cuarto de deportes con mayor número de seguidores. Lejos quedaban las exhibiciones de velocípedos de principios de siglo, a cargo de distinguidos sportmen, en el Malecón y paseo de San Luis; improvisados circuitos de los que eliminaban los baches causados por carros uveros cargados de barriles al puerto y a los que después cubrían con arena. O las carreras organizadas también por el Ayuntamiento: Almería-Sorbas y regreso o Almería-Adra-Berja. En la actualidad, amén de la beneficiosa promoción de bellísimos paisajes provinciales, nos entusiasmamos con los ascensos a las cimas de Velefique, Bacares y Calar Alto, verdaderas etapas reinas de la Vuelta; y podemos presumir de figuras como Juan Martínez Oliver -olímpico, mundialista, ganador de etapa en la Vuelta a España y Tour de Francia- o ejemplos de abnegados amateurs a quien imitar en valores, caso del malogrado campeón local José Díaz o los populares hermanos Tumba.

Con tal bagaje de experiencia, ilusión y deseos de contemplar a los líderes nacionales y extranjeros en carne y hueso, el Grupo Lanchafri tenía asegurado el éxito. Presidido por Miguel García Requejo, Lanchafri, con sede social en un edificio del Bulevar (Paseo), se erigió en la entidad más dinámica y solvente de la primera mitad de la pasada centuria, a la que daba vida sus numerosos socios, bastante de ellos practicantes de variadas disciplinas deportivas.

Granada-Almería

Aunque la situación política española hizo temer su suspensión (en julio comenzaría el drama de la guerra), el 5 de mayo de 1936 cincuenta corredores (24 retirados finalmente) se alineaban a temprana hora ante el Ministerio de Fomento para cubrir la 1ª etapa, Madrid-Salamanca. Por delante quedaban 4.407 kilómetros por carreteras en relativo buen estado al tratarse de vías principales. Repartidos en 21 jornadas a lomos de pesadas bicicletas de hierro que ahora se nos antojan antediluvianas y padeciendo unas infraestructuras (alojamientos, sofisticados materiales, cuidados médicos, entrenamientos) a siglos luz de las que hoy disfruta el pelotón internacional. Cuatro belgas, cinco italianos y el resto españoles en pos del triunfo. Y entre ellos un almeriense del que por primera vez tengo noticias: Andrés Jaén (de idéntico nombre al atalayador que halló la talla de la Virgen del Mar en la playa de Torregarcía). De su cobertura informativa se ocuparon periodistas de ABC, París Soir, Informaciones, La Voz, Heraldo, Alerta y As (de este manejo un ejemplar proporcionado por Fernando Díaz).

Desde Granada, pasando por Motril, el ya reducido pelotón estableció un ritmo poco exigente hasta la meta instalada en el andén de Costa (calle de Pescadores), frente al local de la antigua EAJ 18 Radio Almería y el actual Gran Hotel. Allí le esperaban autoridades, Mis Prensa, las bandas de Música Municipal y de Cruz Roja y un inmenso gentío. Lo que naturalmente nadie esperaba era el guirigay que se montó a la llegada. Pasado el castillo de San Telmo aceleraron, y ya en el Parque, "un largo paseo asfaltado, precioso, adornado de palmeras y con el mar al lado", se formó un grupito de cinco en cabeza (Deloor, Carretero, Fermín Trueba, Mariano Cañardo y Flaquer), venciendo al sprint el belga Gustave Deloor, ganador de tres etapas y absoluto de la II Vuelta tras veinte días de liderato. Nada más entrar el quinteto, una turbamulta de mozalbetes y desocupados irrumpió en la calzada desoyendo al servicio de orden establecido por Lanchafri e impidiendo alcanzar la meta al resto de ciclistas (a todos les asignaron el mismo tiempo que al primero). A las 15,00 horas fue la de Troya. Corredores al suelo, magulladuras, bicicletas rotas, gritos, desconcierto… la Guardia de Asalto descansando en su cuartel y Dios en la de todos. Poco pudieron hacer las escasas parejas de municipales de servicio. La mis de turno estampó dos besos al routier y le entregó un ramo de flores, las bandas atacaron un pasodoble y cada mochuelo a su olivo o a los hoteles y pensiones que la organización había dispuesto.

Día de descanso

Simón, Continental, Londres, La Estrella, Comercio, La Rosa o Parador de Martínez fueron los alojamientos reservados, con la concurrida calle de las Posadas (Marcos) de epicentro festivo tal como ilustra profusamente el semanario As de la Editorial Estampa.

La misma tarde comenzaron las atenciones. A las cinco, copa de bienvenida ofrecida por la Asociación de la Prensa y Sindicato de Periodistas. A las diez de la noche función en el teatro Cervantes: lectura inicial de unas cuartillas y poemas en memoria del ilustre poeta laujareño Francisco Villaespesa -fallecido el mes anterior en Madrid- y representación de la comedia "Rosa de Madrid", a cargo del Cuadro Artístico "Alvarez de Sotomayor".

El día siguiente el comité de recepción y Ayuntamiento (presidido por el alcalde Antonio Ortíz Estrella) le tenían reservada una apretada agenda. "El Sr. Alcalde manifestó (Sesión de 11/01/1936) que de acuerdo con el presidente de la Excma. Diputación, se iba a obsequiar a los ciclistas que toman parte en la segunda vuelta ciclista a España y periodistas que les acompañan… "). El agasajo consistió en un lunch en el salón de plenos Consistorial, al que asistieron, como es de rigor, la plana mayor de autoridades civiles y militares (el obispo, en esta ocasión, ni estuvo ni se le esperaba). El enviado especial del diario Informaciones y el presidente del comité deportivo agradecieron las efusivas palabras del alcalde; partiendo seguidamente hacia la Venta Eritaña donde le esperaba un suculento almuerzo, nada de menú: exquisito mero de roca almeriense y las no menos exquisitas gambas rojas a la plancha (ni asistieron los corredores ni publicaron lo que comieron). De allí a la Alcazaba en visita turística. La mañana del miércoles, al alba, salida desde el Parque con dirección a Alicante, con 300 kilómetros por delante que echarse al coleto. Colorín, colorao, esta etapa sa´cabao.

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