INCIERTOS TÍTULOS DE ALMERÍA. Yo, el rey de copas

Almería

Cuestión de vanidad. Han sido numerosos los intentos de hacerse con títulos nobiliarios en la provincia de Almería a costa de algunas tretas y artimañas para dotarlos de autenticidad

INCIERTOS TÍTULOS DE ALMERÍA. Yo, el rey de copas
INCIERTOS TÍTULOS DE ALMERÍA. Yo, el rey de copas / José Luis Ruz Márquez
José Luis Ruz Márquez

Almería, 16 de abril 2022 - 23:02

Ya les referí un día como siendo mi padre estudiante en la Sevilla de hace un siglo salía de bares con los compañeros de facultad y agotados los cuartos hacía la aparición milagrosa un hombre que pagaba las copas a cambio de que se le diera tratamiento de "señor marqués", algo que los jóvenes hacían por interés, si, pero también por afecto a alguien que para que nadie lo tomara por impostor se titulaba, con nombre de broma, Marqués de las Cabriolas con el que buscaba compañía y diversión… y por eso lo traigo a esta página en foto de ilustración: de copas, y seguro que pagando él, un noble inventado y literario, como los condes de Montecristo y Lucanor o el conde Mor de nuestro Chiquito de la Calzada, títulos a los que miramos con el respeto que merece la creación artística.

No recuerdo donde ví a Ramón Orozco tratado de Marqués de Las Alparatas, seguramente por parte de un adulador pues de haber sido cosa suya, el político poderoso que nos hizo el Paseo de Almería hubiera hecho realidad el título con la denominación de su finca mojaquera, con solo haber puesto la mitad del empeño que Antonio Abellán puso en ser marqués de Almanzora.

Hace años tropecé en Cuevas de los Medinas con un letrero informador de que me hallaba ante "la casa del conde Polla"... la ausencia de su morador me dejó con las ganas de preguntarle sobre el porqué de aquel aviso tan expresivo que más sonaba a amenaza que información.

Ludens in tympano nicanoris
Ludens in tympano nicanoris / José Luis Ruz Márquez
El de Cóbdar y Líjar fue un señorío efectivo y como todos, suprimido en tiempos de la Reina

Pero no es a los de broma, los literarios y los pretendidos, tan legítimos, a los títulos a los que quiero dedicar esta reflexión, sino a los que tratan de darnos gato por liebre con el medro y el lustre inmerecido como meta. Ahora cuando el respeto reverencial a la prensa ha hecho la mudanza a las redes sociales, he visto en ellas al condado de Torre Marín y al marquesado de Torre Alta, títulos certísimos, puestos en manos inciertas, seguro que de buena fe y con el solo pecadillo del no contraste de datos por parte de dos admirados periodistas.

Y es a estos a los que digo que jamás hubo una condesa de Torre Marín llamada Teresa Gorordo; esta mujer era hija de Natividad Cosmen, una viuda rica -suyos el cortijo almeriense de El Canario y el Café de Levante madrileño- que casó con el conde de Torre Marín, quién al irse al otro barrio sin dejar rastro fue sucedido por Trino de la Torre-Marín, cuyo nieto Álvaro de la Torre-Marín Vanrell es el actual titular de la merced creada por Carlos IV en 1790 para esta familia tijoleña.

Yo, el Rey de Copas
Yo, el Rey de Copas / D.A.

Nunca ha existido un marqués de Torre Alta llamado Enrique Fernández de Córdoba Moncada; el actual titular es Pedro Fernández de Córdoba Cascales, sucesor de su padre del mismo nombre, hijo de la X marquesa Josefa Fernández de Córdoba, cuarta nieta del almeriense José de Careaga, creado por Carlos IV marqués de Torre Alta en 1806.

Dos casos estos de títulos verdaderos con titulares inciertos algo que puede darse al revés: titulares ciertos de títulos que no lo son: el castillo de Adra contó siempre con alcaidía real servida por nobles lo que formó una agencia de colocación para segundones de casas grandes a una de las cuales debió de pertenecer José de Medinilla, al que hallamos pretendiendo, sin éxito, convertir una alcaidía perpetua, un cargo, en título nobiliario: Señor del Castillo de Adra, una fortaleza del rey y por ello libre.

El de Cóbdar y Líjar fue un señorío efectivo y como todos, suprimido en tiempos de la Reina Gobernadora sin llegar nunca a ser título nobiliario por lo que María Cristina Osorio será la actual duquesa de San Lorenzo, hermana de la del Parque… todo, menos señora de estos pueblos, algo que ya habían solicitado en vano uno de sus ancestros en la segunda mitad del siglo XIX.

Estos intentos de convertir antiguos señoríos efectivos en título nobiliario tiene su más destacado ejemplo cuando por aquella época pretendieron, sin éxito, montar el ducado de Cidi Yahya sobre la memoria de la taha de Marchena, un estado señorial del Andarax que los Reyes Católicos confirmaron a Yahya Alnayar, infante de los reyes de Granada, y al poco lo dieron a sus primos, y celestinos, Gutierre de Cárdenas y Teresa Enríquez, padres del primer duque de Maqueda.

Y como petardo final de la traca de vanidades, el vizcondado de Barrionuevo, un título soñado al que trataron de hacer realidad aprovechando que Franco reconoció los títulos carlistas en 1948; sin expediente en el ministerio de Justicia, estas peticiones eran atendidas con la sola condición de probar la certeza de la merced; cuántas veces con moral alcoyana fue solicitada por el virgitano José Barrionuevo esta pretensión resultó denegada por falta de pruebas serias lo que dió lugar a que siendo este título uno de los primeros en ser solicitados, en 1950 fue el último en 1982 en ser reconocido, y tal vez nunca lo hubiera sido de no haber mediado una gracieta de despedida del ministro ucedeo de Justicia Pío Cabanillas, para fastidiar al que luego sería ministro socialista, hijo del solicitante; hoy vacante, el vizcondado es alma en pena de vuelta a su nada original.

El vizcondado de Barrionuevo, un título soñado al que trataron de hacer realidad

Que el vanidoso haga lo que pueda por meter la burra de culo es comprensible, lo que ya no lo es tanto es que le ayuden a empujar los medios dando pábulo a falsedades que son para la Historia auténticas guantás... tontorronas, sí, pero por eso se empieza y se acaba pintor con sangre sintética de las estatuas de un Colón que jamás acabará descubriendo sus soñadas Indias en un mundo infinito por plano… como el encefalograma de este tipo de artistas.

Tinto y codo en barra, por mi derecho de artista a fabular me corono rey piripi por un rato… el justo para este mi Irreal Decreto: anulo los títulos que esconden su falsedad y legalizo a los de Marqués de Las Cabriolas, Conde Polla y Conde Mor y con ellos a cuántos han tenido la valentía de presentarse como señor de Pega, barón de Bola, vizconde de Trola, conde de Embuste, marqués de Mentira y duque de Nada. Lo que de mi real mano firmo y rubrico: Yo, El Rey de Copas.

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