Almería

Indalete, en la indigencia

  • La mascota de los Juegos Mediterráneos lleva 15 años en el olvido. Ni una calle recuerda al tótem, que se codeó con reyes, presidentes y embajadores

Indalete, con los reyes

Indalete, con los reyes / D.A. (Almería)

SÍ; en la indigencia. Aquella mascota multicolor con forma de indalo, que animó a deportistas y público de los Juegos Mediterráneos de 2005, está en la penuria social. Nadie se acuerda de ella. Vamos, no la nombran ni los guías que recorren las esquinas explicando a cuatro turistas boquiabiertos que Almería es “mu bonita”. Si a un alumno, alumna o alumne de la ESO de la provincia le preguntas si sabe quién es Indalete pondrá cara rara y, sin levantar la vista de la pantalla del móvil, soltará muletillas como “en plan de manko” o “noob del LOL”. Vamos, que no tiene ni puñetera idea.

Indalete ha pasado de salir en el “Telediario”, de abrazar a príncipes, reyes, embajadores y presidentes a la más absoluta de las desmemorias

Indalete ha pasado de salir en el “Telediario”, de abrazar a príncipes, reyes, embajadores y presidentes al más absoluto de los olvidos. Cualquier día la vemos mendigando en la puerta del Carrefour del Paseo, apostada en el antiguo kiosco de prensa del recordado Alberto Santos Lescano (1951-2020) y compartiendo unas monedas de la toalla extendida con el escudo del Atleti de Bilbao de Juan Ortega “el vasco”.

La piel de Indalete duerme, si no la ha hurtado algún guerrero con antifaz, en aquel museo de los Juegos Mediterráneos junto a latas de Fanta de naranja serigrafiadas con su silueta y llaveros y ceniceros con su figura. Es una pena porque una generación de almerienses la conoció antes que al euro y allá por donde pasaba levantaba pasiones y aplausos. Hasta el recordado periodista Antonio Fernández Gil “Kayros” (1933-2018) escribió que el pintor del Movimiento Indaliano Miguel Cantón Checa (1928-2004) habría disfrutado mucho viendo a Indalete “presidiendo el abigarrado rumoreo de los estadios”.

La mascota del evento deportivo más importante de nuestra historia nació el 2 de julio de 2001. Fue un parto complicado porque desde que salió del lápiz de su creador, el sevillano Antonio Esquivias, debió luchar contra otros 25 bocetos que anhelaban su denominación oficial. Compitió por el éxito frente a una chumbera con tres dedos, una estrella de mar con largas pestañas, un huevo con manos y pies, un besugo en pose chulesca, una especie de alga sonriente, dos estrellas con caras de sinvergüenzas y otra más que parecía copiada de los amigos de “Bob Esponja”. Al final, los niños, con buen criterio porque la imagen era una forma de vender a Almería, seleccionaron al indalo multicolor. Alguno protestó y dijo que el símbolo era bastante rechoncho, pero lo justificó diciendo que si “Rosa estando gorda había ganado Operación Triunfo” porqué Indalete no podría ser “guay”. Cosas de críos.

La mascota, en la ceremonia de entrega de medallas en Cuevas del Almanzora La mascota, en la ceremonia de entrega de medallas en Cuevas del Almanzora

La mascota, en la ceremonia de entrega de medallas en Cuevas del Almanzora / D.A.

La mascota del evento deportivo más importante de nuestra historia nació el 2 de julio de 2001 y no tuvo nombre hasta el 23 de marzo de 2002

Una vez llegado al mundo, a Indalete le pasó como a los bebes que nacen y sus familiares no se ponen de acuerdo en cómo llamarlo y demoran el trámite del registro civil y el sacramento del agua bautismal. Hubo que esperar ocho meses y organizar un escrutinio entre 50.000 chiquillos para elegir también entre “Cojmy”, “Dalo”, “Almy”, “Inda”, “Imar”, “Porti” y “Comi”. Dejaron votar, como exponían las bases, a “los escolares de todas las escuelas” y la razón se impuso el 23 de marzo de 2002, con un nombre vinculado a Almería y pegadizo. Un columnista de esos del “dime de qué se trata para oponerme” lo censuró porque consideraba que era un nombre “de diseño”. Otro, al salir de “La Reguladora”, propuso bautizar a la mascota como “Bisbalillo”. Nada raro, porque era cuando el antiguo vocalista de Expresiones aceptaba altruistamente y con gusto las propuestas que le sugerían los almerienses. Ya, no.

Con los parabienes oficiales, Indalete comenzó su recorrido triunfal por campos de fútbol, pueblos, colegios, institutos, empresas, pabellones y ferias. El Salón Inmobiliario de Madrid fue su primera prueba de fuego y, luego, llegaron más abrazos y besos: Zidane, Florentino Pérez, Jorge Valdano, Amancio… alcanzó la categoría de pregonero de la feria, compartiendo el honor que gozaron otros años Cristóbal Cervantes, Luis Criado, Ruiz Manuel, Fernández Borbalán o Tomatito. En Fiñana fue tal la emoción y la avalancha de fanes que casi la descoyuntan. La Junta, en esos años controlada por el PSOE, la usó como gancho en una campaña algo extraña llamada “Al cole con Indalete” que, ignoro aún qué utilidad obtuvo. Bueno, sí. Como no sea la sagacidad de los alumnos de “La Chanca” que, en el periódico coordinado por el profesor Francisco Álvarez Garrido, publicaron: "hay un payo dentro de Indalete".

Indalete Indalete

Indalete / D.A.

Luego el dibujo oficial lo adaptaron a las disciplinas olímpicas de los Juegos y ahí la vimos subida a caballo, en bicicleta, boxeando o practicando remo y esgrima. El alma en movimiento de Indalete, no obstante, era otra cuestión. Para ello, prestaron la suya voluntarias como Rosario Gómez Cruz, “Charina”, una profesora de metro y medio y 25 años o Patricia Ramírez, vinculada a deportes en Diputación, que luego padeció la trágica desgracia de su pequeño Gabriel. Y así pasaron inexorablemente las semanas, los meses, los años…

Cuando en la Navidad de 2006 el “merchandising” de los Juegos Mediterráneos estaba en liquidación, una de las últimas apariciones públicas de Indalete fue en el maratón del Día de Reyes de “Localia”, aquella TV del Grupo Prisa que clausuró en 2009. A Nicolás Castillo, el de la Federación del Carnaval, no se le ocurrió otra cosa que donar para los niños pobres un enorme peluche, año y medio después de acabar la competición...

Y transcurrió más tiempo. El calendario fue borrando de la memoria colectiva a Indalete; le sucedió como a los políticos que están en plena efervescencia de poder y de repente los cesan: nadie les telefonea ni se acuerda de ellos. A Indalete le prometieron que sería la mascota de todos los eventos deportivos de la ciudad; que tendría una escultura alegórica y que su imagen valdría para captar voluntarios municipales para diferentes eventos. Nada de nada. La indigencia. La desmemoria. Lo que escribió Adelardo López de Ayala: “Tumba sin epitafio es el olvido”.

Si el Ayuntamiento de la capital después de tres cuartos de siglo no ha rotulado una calle con el nombre de Indalo, que tanto prestigioso social y cultural nos ha aportado, es impensable que, a su hijo menor, Indalete, le dedique si quiera un rincón cochambroso de la ciudad. Luego, cuando por ahí serigrafían gorras para los turistas con el Indalo a color y escriben “Cádiz” o “Granada” nos da regomello. Poco pasa por culpa de nuestra indolente pachorra.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios