Almería

Isla de Alborán: Documentos (y II)

EN 1845, diez años después de que España se configurase territorialmente en provincias, Pascual Madoz publicó su ya clásico "Diccionario". Ahí describe por primera vez la isla de Alborán (latitud, extensión, morfología y un poco de historia) cuando aún no estaba adscrita a Almería y era la gran desconocida para la mayor parte de la población. Solo sabían de su existencia los pescadores que se atrevían a llegar a sus lejanos y abundantes caladeros o contrabandistas de Gibraltar desviados por las mareas de las rutas de alijos. Un islote inhóspito anclado en el Mediterráneo, a media distancia entre dos continentes, que evocaba leyendas de piratas -incluido el tunecino Al-Boraní que le dio nombre a la isla y a las aguas que se extienden hasta el Estrecho- y batallas navales entre cristianos y turcos, singularmente la librada en octubre de 1540 por la flota española al mando de Bernardino de Mendoza y la otomana de los hermanos Barbarroja, capitaneada por Caramani y Alí Hamed, en la que los primeros hundieron 10 galeras y apresaron o dieron muerte a 1.200 berberiscos, mientras que las bajas españolas la cifran los historiadores en 630 hombres.

Pero no sería hasta el último tercio del siglo XIX cuando Alborán se popularizara merced a un reducido número de científicos aventureros y al diario La Crónica Meridional, editor de noticias de las estancias y penalidades de los faristas destinados al servicio de la primitiva farola encendida en 1876 y sucesivas. Entre otras, el mortal accidente del torrero tercero Laureano López, cuyo cuerpo (y la familia del desdichado) fueron repatriados a Almería en enero de 1892. En llegado a este punto de las señales lumínicas se impone una Fe de erratas: en el artículo de ayer adelantaba que "actualmente el edificio del faro pertenece a la Autoridad Portuaria de Málaga". Por razones logísticas fue asignado a Málaga en mayo de 1994, pero en 2007 regresó nuevamente a la competencia de Almería.

REALES DECRETOS

Sorprende, por lo inusual, que los dos Reales Decretos que certifican la pertenencia de la isla a la provincia almeriense no quedó reflejado en el BOE, al menos yo no los he localizado en el prontuario de los años que se citan. En la Colección Legislativa de la Armada figura la repuesta a una consulta del Capitán General del Departamento Marítimo de Cádiz:

"Excmo. Sr.: Impuesto el Rey (q.D.g.) de la comunicación de V.E. nº 1.391 de 15 pasado, consultando a qué Provincia Marítima corresponde la isla de Alborán, S.M. ha venido en disponer quede dicha isla asignada a la provincia de Almería, por ser la más próxima y con la que mantiene comunicación. De Real Orden lo digo a V.E. para su conocimiento y efectos. Madrid, 9 de mayo de 1884".

Es decir, adscrita con carácter militar y no civil. Así lo corroboró al principiar el mes de julio siguiente una inédita, curiosa y esclarecedora gacetilla de LCM dando cuenta de que por primera vez en su historia ondeó con carácter oficial y permanente la bandera española sobre el islote. Coincidía con el inicial intento de establecer un cable telegráfico entre Almerìa, Melilla e islas Chafarinas; aunque tal tendido subterráneo no se llevó a efecto hasta febrero de 1891 en que lo realizó el buque italiano "Cittá Milano". Al norte del faro construyeron la caseta de amarre del cable, vivienda y estación telegráfica, todo ello ya desaparecidos:

"En la tarde ayer fondeó en este puerto la escampavía "Gamo" procedente de la isla de Alborán, donde fue a arbolar la bandera nacional y a tomar posesión de sus costas por corresponder a la Jurisdicción de Marina de esta provincia, en virtud de R.O. de 9 de mayo último.

Sabemos por un testigo ocular que en las aguas de dicha isla es tanta la abundancia de pescado, que es lástima no salga una expedición de pescadores, en donde encontraría un trabajo beneficioso y en extremo lucrativo. Animarse y a Alborán".

Sin embargo, no sería hasta 1892 cuando pasase a pertenecer de pleno derecho al Ayuntamiento de la capital después de una demora no justificada. Sesión ordinaria de 31 de octubre de 1892, presidida por el alcalde Francisco Jover y Tovar:

"Leída la Real Orden fecha 26 de enero último del Ministerio de la Gobernación, incluyéndose entre las entidades de poblamiento de Almería a la Isla de Alborán, la corporación acordó quedar enterada de cuanto en dicha Real disposición se menciona, y que se considere comprendida dentro de este término municipal la Isla a que se hace referencia que entrará a formar parte del Distrito…". (No especifica la zona urbana, pero se trata del barrio de Pescadería).

ALBORANITA

Y ESMERIL

La flora y fauna del islote volcánico ha sido debidamente estudiada, pero bastante menos su geología. Cabe destacar, no obstante, las investigaciones del profesor F. Becke, quien en 1899 descubrió la "alboranita": andesita o roca de basalto subalcalino. A ella debemos sumar ahora la de esmeril, totalmente ausente de la bibliografía: "roca muy dura usada para hacer polvo abrasivo. Está compuesta mayormente del mineral corindón (óxido de aluminio), mezclado con otras variedades como espinelas, hercinita y magnetita y también rutilo… Se usa para hacer piedras de afilar (esmeriladoras) y con ella pulimentar y dar brillo a metales y piedras preciosas, etc.". Pues bien, con fecha 21 de mayo de 1908 fue inscrita en el Registro de la Propiedad de Almería la finca nº 12.511, correspondiente a la "Mina de esmeril nombrada "Los Lobos Marinos"… ubicada en la isla de Alborán, término de Almería, de diez pertenencias". Esas diez pertenencias corresponden a otros tantos accionistas de la sociedad minera presidida por Manuel Tomás Moya; suscrita y registrada por concesión del gobernador Civil en nombre del Estado, quien mantiene la propiedad del subsuelo, en terreno franco, "por ministerio de la Ley".

El Registro, al no señalar más asentamientos referidos a la finca, no aclara cuando terminó la explotación. Los interesados tampoco dieron mayores explicaciones sobre la rentabilidad de la "roca negruzca formada por el corindón granoso, al que ordinariamente acompaña la mica y el hierro oxidado". En cualquier caso, tanto propietarios como mineros residentes en la isla, estuvieron atendidos en sus necesidades materiales y sustento alimenticio por el barco de línea que, quincenalmente, cubría la línea Almería-Orán. Primero el "Numancia" y seguidamente con los fletados por la sociedad anónima "Líneas de Vapores Tintoré", apoderada por Francisco Cordera Soroa; quien se hizo con la concesión del suministro a la isla durante los años 1907 y 1908 en la cantidad de 67 mil pesetas anuales. Naturalmente, Alborán es merecedora de una mayor extensión literaria en la diversidad de su tratamiento, pero por ahora la damos por concluida.

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