Juanito El Faraón, un tratante de antigüedades que se labró a sí mismo
Juan Antonio Moreno se ha convertido en uno de los mayores entendidos de arte en el Levante y España Por sus manos han pasado infinidad de reliquias y obras de gran valor
Estudió la carrera de la vida en la universidad del hambre. Obtuvo la mayor distinción a la máxima calificación posible: Summa Cum Laude. Ya de niño se buscaba la manduca con ingenio, qué remedio si no había de comer. Nacido en Cuevas del Almanzora, Juan Antonio Moreno Nieto, 'Juanito', recorría la provincia en su Guzzi con palanca de tres marchas en el depósito de gasolina. La casualidad le llevó de vender trajes, colchas, sábanas y prendas del estilo por los cortijos, a las antigüedades; lo dicho, la providencia jugó sus bazas en el reparto de talentos: a un lado 'Juanito', a su vera Agustín, un comerciante de Los Encantes de Barcelona retornado a Cuevas tras la jubilación, pero con un hijo en la ciudad condal al frente del negocio. "Juan, tú todo el día por los campos y cortijos, si ves platos antiguos y pistolas y escopetas, cómpralas y yo te lo pago". "¿A cuánto me pagas los platos?". "A cinco duros". Cinco duros, veinticinco pesetas de los años cincuenta, era un dinero, vaya. "Las pistolas, a diez duros; y las escopetas, a veinte duros". Un horizonte de fortuna.
'Juanito' trataba de vender primero su mercancía, los trajes, el ajuar; luego, como si la cosa no fuera con él, preguntaba al propietario del cortijo "¿y los platos esos de la cocina, a cómo los vendería usted?". "No los vendo, son recuerdos de mi abuela y tal". "Bueno, yo le iba a dar un duro por cada uno". Entonces con un duro se comía y bien. El cortijero se ablandaba, 'Juanito' salía con el negocio hecho. A él se los compraban a cinco duros, mientras 'Juanito' los pagaba a uno. La primera compra se quedó en el camino, se le cayeron doce platos de la Guzzi, una ruina de doce duros y de escarmiento. "Ya no me pasó más, me echaba periódicos para envolverlos, me los ponía por dentro de la camisa: un plato un periódico. A veces venía como 'embarazado' de platos. Las pistolas y escopetas las metía en un saco". La Guzzi quedó aparcada con la llegada del 'Seiscientos'. A Juan Antonio Moreno Nieto sobre cuatro ruedas y portaequipajes se le despejó el mundo, "recorrí Andalucía entera, Albacete, Valencia, Barcelona, y allí empecé a vender por mi cuenta. Se lo dije a Agustín. Había unos lebrillos que hacían en Sevilla, en Triana, y llegaban en barco a Cartagena". En uno de sus viajes a Los Encantes de Barcelona, 'Juanito' preguntó si interesaban los lebrillos. Se hinchó a venderlos. Pasaba con las casa señoriales de Cuevas del Almanzora, las herencias no las compraba por piezas sino por lotes. Y ahí entraba de todo, hasta lo impensable. Total, los anticuarios de toda España se acercaban a saludar a 'Juanito'. Y a comprar.
Otra pregunta, si usted me lo permite ¿cuál es el motivo de llevar tanto oro encima? "Los gitanos es que somos muy presumidos, en cuanto ganamos cuatro perras lo primero que compramos es oro. Para bodas, bueno las bodas de mis hijos han sido sonadas, la de mi nieta la compararon con la de la duquesa de Alba. Un periodista me preguntó cuál boda iba a ser mejor y yo le dije que si la Duquesa quería divertirse que se viniera a mi boda. Gitanos vinieron que yo ni los conocía, tuve que alquilar un local en Lorca que cogían 1.400 personas y tuvieron que poner mesas en la calle". La mirada de 'Juanito' está puesta en los años llenos de vida que han pasado a formar parte de su historia. Tal la de aquél pintor, Juan Antonio Guirado, un día en la puerta como si lo viera hoy mismo "porque se hizo, nos hicimos amigos de los de ley, le gustaban mucho los toros y me enseñó también mucho, de toros y de más cosas. Juan Antonio era algo especial, cuando partió bien sabe Dios que lo sentí como si hubiera sido algo mío". 'El Faraón' le ha dado a su familia todo lo que él no tuvo en su niñez, más si cabe. Como le caben en el corazón a 'Juanito' los amigos, él lo dice: "mira el dinero y lo demás está bien, pero dónde estén los amigos, los amigos de verdad, que se quite todo, eso no tiene precio pero tiene mucho valor, más que cualquier objeto de arte o una antigüedad como de las que puedes ver por aquí y eso que ahora tengo pocas".
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