Juego del gato y el ratón en la Avenida de la Estación entre la Policía y el trapicheo
La compra-venta 'alegal' en la puerta de los negocios no se zanja a pesar del riguroso control de los agentes La banda, cada vez más numerosa, capta clientes y se los lleva a otras calles
Una ordenanza para regular la compra de artículos en la vía pública podría solucionar el conflicto, pero, de momento, esta no llega. Por eso, la banda que ejerce su gobierno en la Avenida de la Estación de la capital, desde hace ya casi dos años, sigue campando a sus anchas e incluso captando a más personas para su objetivo, que no es otro que el de ofrecer dinero a las personas que se dirigen a las tiendas de compra-venta de artículos de toda clase o incluso oro y plata que se encuentran en la zona para venderlos en otras. Pero no solo se queda en eso, tal y como se ha publicado en este medio en anteriores ocasiones, algunos de los negocios de la zona han visto como han perdido clientela por la presión que ejercen los miembros de la banda a posibles compradores y otros incluso han sido robados, los que peor lo han pasado, simplemente han tenido que cerrar, ya que a ciertas horas, la gente prefiere no acudir a estos negocios por temor.
El caso es que no se le puede poner fin a esta actividad, al menos con las herramientas de las que disponen los agentes de la autoridad, que solo puede ejercer fuerza como elemento repulsor para que se alejen de la zona, pero cuando se dan la vuelta o cogen el coche patrulla para dirigirse a otro lugar de la capital en el que desarrollar su trabajo, allí que están de nuevo los miembros de la banda para acometer su 'oficio'. Es el juego del gato y el ratón. Cuando la Policía Local llega, los rumanos se esconden y cuando los agentes se van, vuelven a hacer acto de aparición. Aunque tampoco se pierden demasiado, simplemente se alejan unas calles y en estas siguen preguntando a todos los peatones que circulan si tienen algo para vender, sin duda, esa es la frase más repetida en la Avenida de la Estación y sus proximidades día tras día. Además de esta disputa, hay alguna más, como, por ejemplo, la imposibilidad para que nadie inicie una actividad con las mismas caracteríticas a las que ya desarrolla esta banda en la zona. Ya se ha dado el caso y no ha sido posible, ellos son los que tienen la potestad para negociar con las personas que transitan por las calles de la Avenida de la Estación. No hay más.
Pero lo más grave, además de la 'alegalidad' de la actividad, no es que negocien de esta forma sin pagar impuestos, sino que hayan creado un clima de tal "inseguridad"quehaahuyentadoalo clientes de los más de cien comercios que existen en la Avenida de la Estación, y que "por miedo a que les robenoles aborden"no frecuentan las tiendas de siempreo deciden incluso hacerpedidospor teléfono.
Los dueños los negocios de la zona, tiendas, bares, clínicas médicas, farmacias y agencias de viajes están cansados de ver cómo el negocio negro prolifera y ni siquierala presenciadelaPolicía Local, que ha establecido un punto fijo de vigilancia en el perímetro, haya erradicado el problema.
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