Cuando se comete un crimen, los tribunales se encargan de dictar penas para castigar el delito, aunque el daño sufrido por las víctimas no suele ser reparado por el condenado, algo que busca solucionar la justicia restaurativa, un modelo que ha llegado a prisiones como El Acebuche de Almería de la mano de un taller.

Inmaculada Jiménez, Patricia Estela y María José Martínez forman parte de la asociación ‘Solucion@’, que desde 2016 desarrolla el programa ‘Talleres Diálogos Restaurativos’ en los centros penitenciarios de las provincias de Almería, Granada, Jaén, Málaga, Murcia y Melilla, en colaboración con l Federación Española de Justicia Restaurativa e Instituciones Penitenciarias.

Según explican a EFE Jiménez y Estela, responsable y coordinadora, respectivamente, del taller, este programa tiene como finalidad ofrecer al las personas infractoras el “espacio adecuado para responsabilizarse por sus actos y brindar a las víctimas y la comunidad la reparación del daño más adecuada”.

Desarrollo del taller en las instalaciones de la prisión de Almería.

Este mismo lunes se ha celebrado en El Acebuche la última sesión doble del programa, que se inició el pasado mes de octubre.

La justicia restaurativa se diferencia de la retributiva, la tradicional, en que en esta última se pone el centro en el castigo, mientras que "la víctima pasa un poco desapercibida. A la gran mayoría no se las escucha, no se sabe cómo han vivido y evolucionado tras el delito. La justicia restaurativa pone el foco en la víctima y en la reparación, en saber cómo se sintió, cómo evoluciona y cómo se sentiría reparada”, precisan.

Pero también se pone el foco en el victimario, el infractor, que “tiene que darse cuenta de todo esto y responsabilizarse de lo que ocurrió, del daño causado, saber a quién afecta y ponerse en el lugar de la víctima”. “Cada víctima tiene su propio proceso, unas necesidades concretas”, añaden.

Así, a lo largo de diez sesiones, se abordan aspectos como qué es la justicia restaurativa, la responsabilización, la empatía, así hasta llegar a la “posibilidad del perdón y el encuentro con la víctima”.

Parte de los materiales utilizados en el taller.

“El objetivo del taller es que quien ha asumido esto, repare directamente a su víctima. Si no es posible por el tipo de delito o porque la víctima no desea el encuentro, ya que es un programa voluntario para una parte y otra, la reparación puede ser a nivel comunitario”, apostillan.

En esta última sesión en la cárcel almeriense, se han abordado justamente las cartas escritas por los reos a sus víctimas y cómo pretenden los presos recuperar su vida en el futuro.

Mohammed es uno de los internos que comenzó el taller cuando aún no disfrutaba del tercer grado que le ha sido concedido en la actualidad, y regresa aún a este espacio de intercambio. Asegura a EFE que en la primera sesión todos son “tímidos” pero que poco a poco los participantes sacan “lo que llevan dentro”.

“Hice daño y quería hacer algo para mejorar (…) No somos malas personas, cometimos un error; un error en cinco minutos, como me pasó a mí”, asevera.

Una vez finalizado el programa, se contará con un listado de víctimas y de personas dispuestas a emprender el proceso restaurativo. A partir de ese momento, comenzarán los contactos con la Fiscalía y el Servicio de Asistencia a Víctimas en Andalucía (SAVA).