Lamento de Saetas (IV): Concursos y Exaltaciones

lEn 1945, el Ayuntamiento convocó el 1º Concurso de Saetas: No nos consta el ganador

Bailaoras en El Morato.
Bailaoras en El Morato. / D. A.

28 de marzo 2018 - 02:32

De madrugada regresa

envuelta en su negro manto

tras bendecir a Almerìa

la noche del viernes Santo

Prosigo en esta 4ª entrega con la trascripción, resumida, de mi ponencia "La Saeta en Almería. Estado de la cuestión", presentada en el III Congreso de Religiosidad Popular organizado por IEA. En la anterior narraba algunos altercados callejeros durante el discurrir de las escasas hermandades que antes de la incivil guerra hacían estación de penitencia (Entierro, Soledad, Nazareno, Niños Hebreos). Incidentes debidos al desencuentro entre los partidarios de que se cantasen en la vía pública y los responsables de aquellas, decididos a no detener los tronos a ruedas en lugares que consideraban poco recomendables. Caso de la calle Real esquina al Lugarico (actual plaza Masnóu), frente al bar La Macarena, propiedad del rejoneador Fermín Cañadas.

Problemas que cesaron en la posguerra al reanudarse las salidas procesionales. Fue en la primavera de 1949 cuando la Agrupación de Semana Santa convocó el primer concurso del que tengo constancia. Las inscripciones se realizaron en el Cuerpo de la Guardia Municipal, estableciéndose premios de 100, 50 y 25 pesetas. No dieron publicidad de los participantes ni de los ganadores. Al menos no se reflejan en el esquilmado archivo de la Agrupación o en actas de comisiones y plenos consistoriales. Sí figura -y puede que aquí estuviese contemplado el evento- la subvención de cuatro mil pesetas a dicha entidad (a petición de su presidente, Francisco Sáiz Sanz), "a fin de sufragar los gastos originados por los desfiles procesionales de Semana Santa".

La información proporcionada por Yugo, diario del Movimiento, es tal que así:

Durante el desfile de las distintas procesiones, fueron numerosas las saetas que se cantaron, siendo un exponente del sentimiento y religiosidad del pueblo almeriense.

Apostillando que "Valentín Marín "Arrierito de Linares", cantó con el arte que le caracteriza". El tópico redacional se repetía año tras año (antes y después del trienio bélico), sin detenerse en detalles o en nombres propios:

Durante el paso de las Imágenes por la carrera, que se hallaba cubierta por numeroso público, se cantaron numerosas saetas a La Dolorosa y a la Pasión y Muerte de Jesús.

El paso de la procesión fue presenciado por numerosas personas. En distintas calles del tránsito y en el Paseo del Príncipe se cantaron saetas.

Durante la procesión de La Soledad se siguen cantando gran número de saetas, ante un numeroso público apostado en las calles.

En el transcurso de las solemnes procesiones de nuestra Semana Santa el público, desde las aceras, tuvo oportunidad de escuchar sentidas saetas.

La iniciativa municipal cesó y no se reanudó hasta 1970 en que la peña El Taranto convocó su 1º Concurso Nacional de Saetas, con puntos de cante en sucesivos tramos del recorrido. José Sorroche se alzó finalmente con el puesto de honor; seguido de Encarnita Morillas y Juan Gómez. Lograron diploma, entre otros: Paco Barranquete, Rafael Fuentes, José Carmona "Niño del Taranto", Gaspar Guirado, Juan García (de Málaga), Pepe Albaicín (Granada) y Manuel Gerena (Sevilla). Al siguiente año, marcado ya por el declive en la actividad externa -sólo salieron tres hermandades-, el primer premio, patrocinado por el Ayuntamiento, quedó desierto y los restantes fueron a Manuel Ávila, Juan Gómez, José Ortíz, José Carmona y Francisco Chica. La última convocatoria del Taranto -en comandita con el Ateneo- tuvo lugar en 1980. En una decisión sin aclarar, la dotación económica fue a manos del malagueño Antonio de Canillas.

El relevo lo retomaría la peña El Morato. En su estreno de 1982 -auspiciado por la cofradía del Santo Sepulcro-, las menciones recayeron en José Sorroche, Joaquín Garrido, Enrique Gallurt "Chiquito de Oria" y un joven Niño de las Cuevas. En su larga trayectoria figuran los nombres de Constantino Díaz Benete, Alfredo Arrebola, Alfonso Salmerón, Antonia López, Rocío Segura, Luis el de la Venta (su madre y hermano también cultivaron el género), Antonio Martín, Pepe Barranquete, Rafael López, Antonio de Trinidad, Joaquín Garrido, Conchita Padilla, Juan Martín "El del Brindis", Cristóbal Muñoz "Joselito", etcétera. En el presente año 2018 han alcanzado la XXXV edición; ya reconvertido el Concurso por una Muestra de carácter no competitivo. Los lugares de cante se fijan habitualmente en plazas y callejuelas recoletas del casco histórico; donde gozan del grado de intimismo y solemnidad que requiere la oración dedicada a vírgenes, nazarenos y crucificados. O, alternativamente, en la salida y entrada de los templos donde residen las cofradías.

El 21 de marzo de 1998 una a mi juicio muy acertada iniciativa fue acometida por la Agrupación de Hermandades y Cofradías presidida por Manuel Martínez Ramírez. Esa noche el teatro Apolo dio cobijo a la Iª Exaltación de la Saeta celebrada en Almería. Acto que tuve el honor y satisfacción de presentar y pregonar. El público que colmó el aforo tuvo oportunidad de deleitarse ante las bien timbradas voces de Anabel Navarro, Cristóbal Muñoz "Joselito", José Sorroche y Antonio F. Rodríguez "Niño de las Cuevas"; arropados por la Agrupación Musical "San Indalecio", de La Cañada de San Urbano, dirigida por Juan Montserrat. Exaltación (a la que regresaré en el siguiente capítulo) inspirada en la que tenía lugar en la catedral de Sevilla sigue vigente, ahora bajo el patrocinio del Ayuntamiento y enmarcada en el Ciclo de Música Sacra. A tal manifestación cantaora se sumó hace una década la AA.VV. Casco Histórico, con invitados al paso de las advocaciones titulares que discurren por La Almedina.

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