Mari Luz y Miriam La historia judicial se repite
El próximo domingo se cumplirán cinco años de la desaparición y muerte de la pequeña Mari Luz Cortés. Con su recuerdo todavía vivo en la memoria del pueblo onubense, que vivió con el corazón encogido los 54 días en que estuvo desaparecida y el fatal desenlace del caso, irrumpe ahora en los titulares otro estremecedor suceso, el de la bebé palmerina Miriam Cuerda. Con él reaparecen todos los fantasmas judiciales que permiten establecer un sobrecogedor paralelismo con el de la menor de El Torrejón: sus asesinos (presunto en el primer caso) tenían que estar entre rejas cuando les arrebataron la vida. El asesino de Mari Luz, el pederasta Santiago del Valle, fue condenado en diciembre de 2005 por el Juzgado de lo Penal 1 de Sevilla a dos años y nueve meses de prisión por abusos sexuales a su propia hija, que entonces tenía cinco años. La Audiencia sevillana ratificó la pena. Pero nadie se hizo cargo de que la sentencia se ejecutara. Nunca llegó a pisar la cárcel.
El magistrado Rafael Tirado, instructor de la causa, fue expedientado por el Consejo General del Poder Judicial, que le impuso una multa de 1.500 euros por no encarcelar a Del Valle, considerando el hecho como una "falta muy grave de desatención". La secretaria del órgano, Juana Gálvez, fue suspendida de empleo y sueldo durante seis meses.
El juez esgrimió entonces en su defensa el excesivo volumen de trabajo de su juzgado, que tramitaba en el año 2006, cuando se incoó la ejecutoria 31/06 (relativa a la condena de Santiago del Valle), 600 causas ejecutorias.
El caso Mari Luz ha cambiado muchas cosas. A nivel policial, a nivel judicial y, pronto, a nivel legislativo. Pero está claro que es insuficiente. Y que la metamorfosis es demasiado lenta. Hasta ahora la Consejería de Justicia e Interior de la Junta de Andalucía no ha finalizado la interconexión informática entre los 370 juzgados de la jurisdicción penal para "evitar" que tragedias como la del 13 de enero de 2008 "vuelvan a repetirse".
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