Moros en la costa ...y en los escudos de Almería

Almería

La historia y la cultura árabes se integran en la historia de Almería, también a través de su heráldica

Ilustraciones de escudos con representación árabe
Ilustraciones de escudos con representación árabe / José Luis Ruz Márquez
José Luis Ruz Márquez

Almería, 24 de diciembre 2023 - 08:00

Siglo XII y en pañales gatea la heráldica española cuando Muhamma Ibn Nasr, primer rey nazarí de Granada, se fija en la criatura para formar un escudo con una banda cargada con la leyenda “No hay más vencedor que Alá...” Un escudo que solo honra a Dios, nada que ver con el de los cristianos que recoge hechos relacionados con la actividad heroica del hombre… Como en la Pintura, que retrató en grupo a varios de sus reyes, tan góticos, en un salón de la Alhambra, les bastó en la Heráldica con una muestra, que no eran ellos mucho de imágenes alejadas de la geometría, y sí de fe y mandobles con que defenderla frente a los infieles, nosotros, partidarios totales de fijar trofeos en los escudos.

En Berja, en el inicio de la calle Faura, en una preciosa casa hidalga que terminó de fonda del Comercio, y ya abandonada fue pasto de la tarasca especulativa, por 1980, cuando todavía se conservaba como una rosa para los años que tenía; sobre su balcón principal había un escudo con un águila y la bordura cargada de nueve cabezas de moros alusivas a las que el capitán Arévalo cortó a unos moriscos de los rebelados en 1569 y que se habían hecho fuertes en un molino de Xiquena.

Como la venganza es plato que se ha de servir frío, una década cumplida de aquella escabechina, en 1582, se presentaron los moros en el castillo viejo de Rodalquilar, la torre de los Alumbres, con la insana intención de esclavizar a soldados y mineros del alumbre; mataron al capitán Miguel Arévalo, hijo del corregidor de Granada, Arévalo de Suazo que mandó la infantería de la costa de su reino y que por aquellos días era también el pariente grande, la aldava que los Arévalo alpujarreños tenían en la ciudad del Darro, un personaje a ratos célebre, otros famoso y poseedor de una mano fuerte para la espada como larga para la caja de contaduría.

Era tradición en el pueblo que todos los veinte de mayo por un instante abrían sus ojos y sonreían sus bocas aquellas cabezas… La familia virgitana de los Gutiérrez me aseguró que los huecos en la bordura del escudo eran los rastros de las siete cabezas de moros, quién sabe si también lloronas y rientes, arrancadas por ser de oro y esmalte, con lo que nos hallaríamos ante el único caso de la presencia del metal en un escudo de piedra destinado al exterior; unas cabezas que deberían ser de sierpe, pero si los dueños del escudo, y de su hidalguía, lo aseguraban no podía yo poner en duda que eran de moro y oro aquellas joyas.

En mi libro de Heráldica Almeriense figura un escudo, que dibujé en 1971 en el ruinoso convento de Mínimos de Vera blasonando la losa sepulcral del capitán don Diego Jiménez una obra de 1708 pero que tenía la pinta de ser un escudo de los concedidos por el emperador Carlos, el quinto de Alemania y el primero de España en reinar con este nombre… y en animar la heráldica con los “méritos” del ennoblecido, como en el caso de este “cabalgador”, cazador de hombres para venderlos como esclavos… y así se retrató, heráldico, ingenuo y atroz, en tres, más que cuarteles, viñetas, amagando con su espada a un moro encadenado al que parece advertir que a pares quita él cabezas, banderas y libertades.

Atribuí estas armas a Jiménez cuándo en realidad eran, tal como luego se descubriría entre los documentos del archivo de Vera, propias de Cervantes, aunque nada que ver con las clásicas de este linaje que siempre tuvo el ciervo como figura principal; por lo que más que corrección estimo matiz lo aportado por la archivera María Luisa Andrés, al estar como estamos ante un Jiménez que usó las armas de Cervantes por imposición de un mayorazgo.

Ilustración de escudo
Ilustración de escudo / José Luis Ruz Márquez

Sorprende ver a Boabdil hecho piedra en los escudos de las iglesias de Oria y de Vélez Rubio: hasta descubrir que el señor de ambas villas, que las levantó en el siglo XVIII, el marqués de los Vélez, era descendiente de Diego Fernández de Córdoba que fue quien en 1483 trincó a este rey llorica en Lucena, hecho que representó en su escudo con la cadena al cuello, ya a menos de una década de perder Granada y a cinco siglos y medio de que ahora varios pueblos que por haber pertenecido al señorío del apresador llevaban en su escudo al rey apresado… por la dichosa corrección política, y penosa, le han quitado la cadena al rey para ponerle en la mano un cetro, como pudieron haberle puesto un helado de cucurucho trufado de catetez y falsedad histórica.

En Abla aún perduran dos blasones con la banda nazarí y la leyenda “Christus vincit!", "Cristo vence! ", en la versión de Abul Hassan -el converso Alonso Bazán Hacen del que les hablé, tiempo ha y por dos veces, en este Diario de Almería- una banda que fue rematada en sus extremos por un dragante, figura común en la heráldica española, y a mí me da que con la intención de alejarlo del escudete nazarí de la Alhambra... y aunque la granada que se ha añadido invita a pensar en moros, es del linaje de Salido de los Granados con el que enlazaron los conversos.

Y hablando de granadas, las de las armas del linaje de los Granada Venegas, descendiente de los reyes nazaríes por la vía del príncipe Al Nayar, nieto de Yusuf IV y cuyo escudo de mármol vi sobre la puerta de la Torre Alta de Mondújar, frente a Gádor pero término de Santa Fe, de la que un día de 1569 salió en secreto don Alonso Avis Venegas para avisar a Almería de que dos o tres mil sublevados de su raza le estaban proponiendo hacerlo rey y caer sobre la ciudad…

Se expresan los escudos por medio del dibujo, pero a veces recurren al lema escrito como hace el blasón de la ciudad de Mojácar para declararse “Llave y amparo del reino de Granada”, o el de Vera para presentarse: "Quien aquí ve esta ciudad en este llano formada fue ponerle freno al turco y una llave a toda España". Frases hoy mal vistas en un tiempo de desmemoria histórica empeñado en olvidar que hubo un día en el que Moros en la costa era el grito que llamaba a tomar las armas, luchar y poner a los moros en un aprieto… ¡Y en los escudos de Almería!

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