Motes y alias, historia viva de los pueblos
El apodo es una costumbre que aún perdura, el callejero más eficaz · Chirivel creó un listín telefónico en el que se indicaban los sobrenombres de los vecinos
Los motes o apodos forman parte de la cultura autóctona de muchos pueblos y municipios de nuestra provincia. Algunos nacen suscitados por un apellido, otros por pura deformación del lenguaje y otros tantos se generan de manera totalmente anecdótica y particular. A través de los testimonios de varios ediles municipales y algunos ciudadanos de estos pueblos se ha intentado hacer una recopilación de los más significativos o curiosos.
En la actualidad, son muchas las poblaciones almerienses en las que los motes están a la orden del día y sin ellos sería muy difícil reconocer a los vecinos de la zona. La tendencia en los pueblos o núcleos más grandes, como en el caso de El Ejido, es que poco a poco vayan desapareciendo por el paso de las generaciones, pues los más jóvenes ignoran la existencia de éstos y sus usos. Sin embargo, en comarcas más pequeñas, como Chirivel, prácticamente la totalidad de la población los sigue usando para dirigirse a sus vecinos.
Hay varios tipos de apodos, existen los motes ofensivos y los 'aceptados' que, en ocasiones, enorgullecen al poseedor honrando su imagen. De la misma forma, pueden dividirse en individuales, que solo afectan a una persona, o familiares que se trasmiten de generación en generación y forman parte de la herencia del linaje.
Un gran grupo de apodos son los referentes a labores profesionales existentes desde épocas inmemorables. Otras veces, apelan a determinadas características físicas más peculiares y que resaltan. También pueden surgir como derivados del nombre de algún familiar, de un lugar de procedencia, animal o vegetal... Las posibilidades son infinitas en el arte de crear motes, disciplina que requiere de sobriedad, perspicacia, ingenio y de una técnica sobradamente aguda.
La gran mayoría de apodos están creados desde el cariño de los vecinos y de forma totalmente desintencionada, como un juego o un entretenimiento con el que se estrecha la unión en su entorno más cercano y se crean tradiciones locales propias.
Algunos llegan incluso a evitarlos "El abuelo de mi mujer, para evitar que le pusiesen a su hijo un mote por ser cojo, optó por llamarlo con un nombre que no existiese en el pueblo. Así consiguió ser conocido por Antonio Miguel, en lugar de 'Antonio el cojo'", comenta Alonso, edil de Canjáyar. "Más que motes, los consideramos apodos, cariñosos, de hace muchos años, se llevan muy bien, quitando a alguna persona", señala Remedios López, alcaldesa de Santa Fe de Mondújar.
Benahadux. En este pequeño pueblo almeriense el uso de motes es toda una realidad que, a día de hoy, se sigue manteniendo. Los más conocidos son 'los Bollos', 'los Gorrinos', 'los Barretos' o 'los Paturrano', entre tantos otros apodos para identificar a las familias de toda la vida.
Chirivel. "Aquí es raro identificarse por el nombre y apellido, al ser tan pequeño el pueblo todo el mundo se conoce por el mote", explica Cristóbal Aránega, edil de la localidad. Pero en Chirivel fueron más lejos, hace al rededor de 20 años que el alcalde de por aquel entonces creó un listín telefónico en el que se identificaban los números de los vecinos con sus motes. Esta curiosa guía se hizo tan famosa entre los chiriveleños que las gentes del pueblo la utilizaban más que el listín oficial. "A día de hoy todavía queda gente que la conserva y la sigue usando" asegura Aránega.
Santa Fe de Mondújar . La tradición de motes en esta localidad se remonta a la época de la posguerra. 'Tere la Belleza' era una de las mujeres más guapas o 'Juan el Capitán', en honor a su latente virilidad. También 'Pepe el Moro', por tener una parcela de tierra debajo de unas cuevas conocidas como las cuevas de los moros, además, coincidía que esta familia era de tez morena, por lo que la adjudicación fue inmediata. 'Los Maparaqueros' se asentaron en Santa Fe de Mondújar para trabajar en plena posguerra, se desconoce el por qué de este mote.
Canjáyar. "Si no los usas no te entiendes con la gente", afirma el alcalde de Canjáyar Francisco Alonso sobre los apodos en su localidad. "Algunos motes son tan antiguos que se desconoce su origen, como 'los Chapacortas' o 'los Panzaovejas'", explica el edil. A tenor de un familiar de este pueblo que repetía constantemente 'me alabo de esto, me alabo de lo otro', y, por pura deformación del lenguaje, surgió el seudónimo familiar de 'los Marabos'.
Bédar. Cuentan que 'los Manojo' se apodaron así porque un grupo de chavales, un tanto alcoholizados, fueron una noche a la antigua posadera de la plaza, instalación que regentaba Juan González, éstos le pidieron que les abrieran las puertas y al recibir una negativa a su propuesta , enfadados, le gritaron: "¡Juan, eres un manojo!", y así, de este modo tan anecdótico y singular encuentra su origen este mote familiar.
Cuentan de otro Juan de esta misma localidad que fue a visitar al doctor Antonio Bolea, quien solía vestir una capa para protegerse del frío, al verlo le preguntó al médico por la utilidad de esta prenda que vestía. Éste, bromeando, le contestó que era para ir volando cuando llegaba tarde a las consultas. La imaginación de Juan interiorizó como verdadera esta explicación y, motivado por surcar los aires de Bédar, se dirigió a la azotea de una casa y probó a tirarse agarrado a una sábana haciendo las veces de parapente, a falta de una buena capa voladora. Al tirarse, se estampó contra el suelo algarrobero, que por cierto es otra forma de llamar , especie de apodo, a los bedarenses por la abundacia de este árbol en sus tierras, y de este modo pasó a llamarse 'Juan el Volaor' y, por consiguiente, su familia son 'los Volaores'.
El Ejido. Al poseer mayores dimensiones y población que los anteriores pueblos, el uso del mote no está tan generalizado entre los más jóvenes. Aún así cuenta con una larga tradición en esta práctica de apodar. Además, El Ejido reúne todos los motes y apodos del pueblo en el las publicaciones de los libros de fiestas municipales, donde se ecnuentran algunos tan peculiares como 'los Calenturas', 'los Recalentaos', 'los Capullos', 'los Buscavidas', 'los Panzalegres', 'el Miracielos', 'los Pajeros, 'los Peloticas', 'los Pelajopos', 'el Verruga' o 'los Chatos', entre tantos otros. Un ejidense decide irse a las Américas a a hacer fortuna. En aquella época se pensaba que este continente era zona de indios, por lo que los lugareños designaron a esta familia el mote de 'los Indiana', uno de los más conservados y conocidos del municipio.
'Los Farfolla' apodados así por utilizar farfolla para rellenar colchones, o 'los Lobero', familia procedente de un pueblo de Granada, Huéneja, donde se conocían a sus gentes como 'los lobos' ya que, antaño, en las ferias los paisanos de esta localidad llevaban lobos pequeños para hacerse fotografías con los visitantes. Otro de los mote que son conocidos en el municipio de El Ejido es el perteneciente a la familia de 'los Moneros', "Nuestro apodo viene de mi abuelo que tenía como segundo apellido Monedero y de ahí salió lo de 'los Moneros', llevamos varias generaciones con él. Yo soy Serafín 'el Monero'", explica el vecino ejidense Serafín Martín.
También te puede interesar
Lo último
CONTENIDO OFRECIDO POR DIPUTACIÓN DE ALMERÍA