Muerte en la discoteca

El lado oscuro de Almería

Una noche de enero de 1996, el policía nacional José Lara Fuentes perdía la vida como consecuencia de un disparo cuando intentaba mediar en una discusión a la entrada de un local de copas de la capital

Muerte en la discoteca
Muerte en la discoteca
José Ángel Pérez / Periodista

25 de enero 2010 - 01:00

UN disparo seco y a bocajarro en la puerta de entrada de una discoteca de la capital ubicada en la prolongación de la avenida de Montserrat durante la fría madrugada del 27 de enero de 1996, acabó con la vida del policía nacional José Lara Fuentes adscrito a la Comisaría de Almería, cuando el agente que se encontraba de paisano acudió para intentar intermediar y apaciguar una acalorada discusión a la entrada del local. Paradójicamente, la víctima y el homicida un joven de 28 años, se conocían personalmente, porque anteriormente y en varias ocasiones el agente lo había detenido por su relación con el tráfico de estupefacientes. En las primeras horas de ocurrir el suceso se especuló que el crimen fuese respuesta a un premeditado acto de venganza, pero el entonces Comisario Jefe de Policía de Almería, Antonio Martín González, descartó ante la opinión pública que el homicida actuara motivado por esta causa

El incidente se inició cuando el portero de la discoteca "Templo Anubis", cumpliendo con su deber, trató de impedir la entrada al local a una menor que iba acompañada de dos hermanos miembros de un conocido clan del polígono Puche.

La discusión que se inició en torno a las tres y media de la madrugada fue en aumento y el tira y afloja entre el empleado de la sala y los clientes recién llegados derivó pronto en un duro altercado, que llegó a su momento de mayor intensidad, cuando uno de los dos acompañantes sorprendió a los presentes extrayendo súbitamente de entre su chaquetón una pistola MAB Burete 9 milímetros calibre parabellum, de fabricación francesa.

Con el arma en la mano y sembrando el desconcierto entre las personas que entraban o salían de la discoteca, el sujeto amenazó e intimidó al portero, al que disparó a escasos metros volviendo de inmediato a encañonar con el arma al agente Lara Fuentes quien había acudido para intentar mediar y poner orden en el enfrentamiento ante el tumulto y revuelo formado en la puerta del local.

José Lara Fuentes de 49 años de edad, nacido en Alhucemas (Marruecos), murió en el acto de un disparo a boca jarro que le destrozó la cabeza, mientras que el portero del local, Joaquín Ortiz González, de 40 años de edad, tras una primera asistencia sanitaria en el departamento de Urgencias del Hospital medico de Torrecárdenas tuvo que ser evacuado horas después en ambulancia hasta la residencia sanitaria "Virgen de las Nieves" de Granada ingresando en el Área de Cirugía Máxilofacial. El portero resultó afectado gravemente en la cara por el disparo y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para extraerle el proyectil que se le quedó incrustado en el rostro, permaneciendo varios meses hospitalizado. Diversos clientes, testigos presenciales del crimen, alertaron de inmediato a una pareja de motoristas del 092 de la Policía Local que se encontraban patrullando la zona, informándoles sobre lo acaecido, al tiempo que facilitaban la marca, color y dígitos de la matricula del coche en el que rápidamente huyeron los protagonistas de la agresión. Estas personas comunicaron a los agentes, que el homicida abandonó el lugar en compañía de otro hombre y dos mujeres en un vehículo Peugeot color blanco matricula de Madrid. De inmediato y de forma conjunta las salas operativas del 091 y 092 alertaron sobre el suceso a todas las unidades que en esos momentos se encontraban de patrulla en las calles

Iniciada la búsqueda del sospechoso, tres cuartos de hora más tarde, los cuatro ocupantes del Peugeot blanco fueron localizados y detenidos a punta de pistola por la dotación de un vehiculo camuflado del 092 de la Policía Local en la zona alta de la avenida Mare Nostrum de la barriada del Puche. Los huidos fueron arrestados, cuando tras abandonar el vehiculo en la mitad de la calle se disponían a entrar en uno de sus domicilios. Una operación arriesgada para los dos agentes locales, ya que los agresores, al menos uno de ellos iba armado con una pistola, con la que acababa de disparar contra estas dos personas y se sabía consultados los antecedentes que los sujetos, con un amplio historial delictivo, eran extremadamente peligrosos. .

El caso de inmediato pasó a jurisdicción de la Brigada de Policía Judicial y los hermanos B. y R A, fueron detenidos y procesados en relación con el crimen, aunque solo uno de ellos, el autor material de los disparos fue posteriormente condenado.

R A. tras permanecer encarcelado cuatro meses en la prisión provincial de Acebuche, quedó en libertad y sin fianza el 6 de junio de ese mismo año. Las dos jóvenes de 18 y 28 años que los acompañaban en el momento de producirse el suceso quedaron en libertad sin cargos días más tarde tras su comparecencia en los juzgados.

El caso fue instruido por la magistrada del juzgado de instrucción número 8 de Almería quien a las veinticuatro horas de iniciarse las investigaciones decretó el secreto del sumario. Compañeros de la víctima ratificaron que el policía y el homicida se habían visto las caras con anterioridad al haber intervenido el agente en la detención de otros miembros de su familia por tráfico de drogas a pequeña escala y otros delitos menores.

Lara Fuentes, que se encontraba libre de servicio la noche que ocurrió el triste suceso, formaba parte de la sociedad de la empresa que gestionaba la discoteca junto a otras tres personas, según informaron entonces fuentes policiales. El agente pertenecía a la Brigada Judicial, donde estaba considerado por sus propios compañeros como un "martillo de delincuentes" ya que conocía perfectamente todo el entramado delincuencial de la ciudad. El infortunado agente fue calificado como un extraordinario policía y contaba con numerosas felicitaciones públicas- especialmente por su trabajo en la lucha contra el narcotráfico al "menudeo"- desde que en el año1989 fue adscrito al Grupo V de la Brigada de Policía Judicial. Anteriormente estuvo destinado varios años en los radiopatrullas "Zetas" de acción inmediata de la Brigada de Seguridad Ciudadana del 091.

Más de un millar de personas se dieron cita en la iglesia parroquial de Los Molinos, donde se celebró el funeral por su alma y al que acudieron numerosos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como las primeras autoridades de la ciudad y vecinos de la barriada. El agente José Lara, dejó viuda y cuatro hijos, uno de ellos actualmente miembro del Cuerpo Nacional de Policía destinado en la Comisaría de Almería.

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