Un patrimonio perdido

El Museo Arqueológico de Almería

  • Se precisaba la creación de la instalación, cuya región era una de las más ricas en yacimientos arqueológicos según la obra realizada por Luis Siret

IES Celia Viñas

IES Celia Viñas

El Gobierno de la República en 1933, se preocupaba de la Enseñanza en todos sus grados, y fundamentalmente en lo referente a los Museos como centros que marcan el grado de cultura del pueblo, se interesó en la mejora y reorganización de los existentes, así como de la creación de otros que fuesen necesarios notoriamente, Museos especialmente arqueológicos cuya labor cultural se basara en la pedagogía moderna, reuniéndose en ellos, los testimonios de la «historia patria o local» en el transcurso de los tiempos.

En este orden de cosas, se precisaba la creación del Museo Arqueológico de Almería, cuya región era una de las más ricas en yacimientos arqueológicos según la obra realizada por Luis Siret. De esta forma, y de acuerdo con el Consejo de Ministros con Niceto Alcalá Zamora y Torres al frente y a propuesta del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes con Fernando de Los Ríos, se decretó en Madrid el 28 de marzo de 1933 (publicándose en la Gaceta el 4 de abril de 1933), la creación en la ciudad de Almería de un Museo Arqueológico Provincial, constituyendo de esta forma los fondos del Museo, los del pequeño Museo instalado en el Instituto, los que poseyera la Comisión provincial de Monumentos de Almería, las donaciones de corporaciones y particulares, así como los ejemplares duplicados o repetidos de las colecciones que Luis Siret donó al Museo Arqueológico Nacional, sin causar perjuicio alguno, y los duplicados o considerados como tales, procedentes de las excavaciones que se realizasen en la provincia de Almería sufragados por el Estado.

El Museo, se instalaría en el edificio que ocupaba la Escuela de Artes y Oficios de Almería (actual IES Celia Viñas) que cedería para tal fin los locales que fuesen necesarios. El edificio que ocupa una manzana completa: Calles Javier Sanz, calle Eguilior y Avenida Federico García Lorca, se debe al proyecto diseñado por el arquitecto D. Joaquín Rojí y López Calvo, en 1910, retrasándose el comienzo de su construcción por razones económicas en 1923 y finalizando años más tarde. El edificio destaca por su neoacademicismo y monumentalidad, convirtiéndose de esta forma en un elemento arquitectónico importante dentro de la transformación urbanística llevada a cabo tras el derribo de las murallas que derivó en el ensanche hacía Levante. De la instalación, conservación y administración, se encargaría un Patronato constituido por el Presidente de la Diputación Provincial de Almería; el Presidente del Ayuntamiento; el Director de la Escuela de Artes y Oficios de Almería, el Director del Instituto o Catedrático que designara en su caso, el presidente de la Comisión Provincial de Monumentos o un Vocal; el Delegado de Bellas Artes, un funcionario facultativo del Cuerpo de Archiveros Bibliotecarios y Arqueólogos; D. Luis Siret, D. Francisco Luxan y Zabay y el director del Museo.

El Museo se instalaría en el edificio que ocupaba la Escuela de Artes y Oficios

El Presidente de dicho Patronato sería el que lo fuese de la Diputación y el Director Don Juan Cuadrado Ruiz, persona conocedora de la región arqueológica por su colaboración con Luis Siret, y por practicar excavaciones autorizadas oficialmente.

Los gastos de sostenimiento e instalación, entre los que se encontraban los haberes del Director y personal administrativo y subalterno, según lo acordado, serían sufragados por la Diputación Provincial de Almería. Regulándose el Museo, según las disposiciones que se regían y dictaban en aquel momento en los Museos Arqueológicos del Estado.

El edificio, sufrió una permuta en los años 50 del pasado siglo XX, pasando a ser sede del Instituto de Enseñanza Media (actual Celia Viñas) y el antiguo Instituto de la Plaza Pablo Cazard pasó a ser la sede de la Escuela de Artes y Oficios.

Al edificio que dedicamos este artículo, cuando tuvo su función de Escuela de Artes, fue construido exprofeso para el fin docente, pero sería durante la Guerra Civil cuando se destinó a otros fines, quedando solo para la enseñanza de la Escuela una habitación ya que el resto del edificio fue ocupado por la artillería republicana. En dicho edificio quedaron instalados las oficinas de telégrafos, talleres mecánicos de Artillería, oficinas ferroviarias y centro de instrucción de milicias; causando, por todo ello, al edificio trasformaciones y desperfectos, desapareciendo útiles y aparatos de los gabinetes de la Escuela.

Igualmente la Escuela se convirtió en refugio, accediendo a los sótanos en caso de alarma aérea, destacando el bombardeo de la escuadra alemana del 31 de mayo de 1937, donde un obús atravesó todo el edificio. La Escuela de Artes de esta forma, estuvo en continuo estado de alarma, producido por los bombardeos, solicitando por este motivo al alcalde, que impidiera dicho destino, con el fin de evitar que los fines impropios dañaran al edificio.

La Escuela se convirtió en refugio, accediendo a los sótanos en caso de alarma aérea

Además de instalarse la central de Telégrafos y el Parque de Artillería, fue incautada por los republicanos la instalación completa del taller de fotograbado y algunas máquinas y piezas de distintos talleres. El edificio al ser incautado (con la salvedad de algunas habitaciones), se instalarían las oficinas y aparatos de telégrafos, en el sótano y en los restantes pisos. Igualmente, en los talleres se fabricaban los proyectiles y cajas para contenerlos.

La Escuela de Artes, debido a los usos citados, sufrió pérdidas lamentables, desapareciendo en su totalidad el taller de fotograbado, un aparato de cine y proyecciones, una máquina neumática de dos cilindros y varios aparatos más del gabinete de física, estatuas, tableros, bancos, cuadros y herramientas de diversos talleres. Por todos los motivos señalados, la enseñanza en la Escuela fue prácticamente nula.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios