Obispos de Almería. Reverendísimos, ilustrísimos y rarísimos
Almería
Personajes ilustres. Hasta que encuentre otros, estos son los prelados que almerienses han ido a gobernar otras tierras o forasteros han venido a regir la nuestra, todos ellos Obispos de Almería
La diócesis de Almería fundada en el siglo I por San Indalecio origina una larga lista de obispos que hasta el siglo VII nos va a recordar por sus nombres la de los reyes godos, horror de nuestra niñez escolar: Cantonio, Marcelo, Palmacio, Avito, Genesio… la invasión musulmana dará lugar a un listado de prelados regidores de la diócesis con mando a distancia desde la España cristiana, todos ellos honorarios con la excepción del monje Domingo al que le tocó ser obispo en los diez años de la Almería conquistada en 1147 por el rey Alfonso VII. Retornaron los moros, le dieron matarile al benedictino y siguió Roma nombrando obispos que, imposibles en tierra infiel, se dedicaron a cosas raras y si no ya me dirán ustedes qué hacía en 1257 el obispo Pedro, por orden del rey Sabio, acompañando a la princesa Cristina de Noruega en su viaje a España.
El reconquistarse Almería y recrearse su diócesis en 1492 no supuso, como se esperaba, la llegada de los obispos. Nunca vinieron los tres primeros, que tuvieron la fea costumbre de gobernar a través de provisores. De entre ellos destaco al primero, Juan de Ortega, y lo hago a sabiendas de que ni vivo ni muerto quería a Almería, pero con la curiosidad de imaginar lo que habría hecho en la diócesis un hombre que fue capaz de prepararse para su eternidad el sepulcro plateresco que con sus armas de los Ortega y, no sé por qué, las de los Torquemada, adorna el monasterio burgalés de Santa Dorotea. Un prelado al que los almerienses sólo veían en las caras de los parientes que lo representaban. El "obispo fantasma", el primer obispo, el primer raro… pero no el único.
Domingo Orueta, aunque lo era de Almería murió creyendo ser "obispo de Abdera" y así lo mandó grabar en la losa de su sepultura, en la catedral, y tal vez lo hizo por aquello de que si los de Bilbao pueden nacer en cualquier sitio, obispos pueden ser también de donde quieran.
El obispo Mier, el tiempo en que duró la invasión francesa, se llevó a Vélez Rubio el palacio episcopal y allí vivió hasta el fin de aquella visita indeseada, tan ricamente, de "obispo exiliado"...
"Obispo intruso" fue Vicente Ramos, un almonteño senador del reino que llegado a Almería en 1839 fue desposeído del título y se convirtió en un pedigüeño de justicia y cuartos con los que hacer frente a la situación a la que le había llevado la simpatía de los liberales de su nombramiento en absoluto compartida por Roma que nunca consintió en aceptarlo, y así anduvo el pobre, arcediano a dos velas, alma en pena por Madrid hasta 1850 en que murió convencido de ser obispo legítimo de Almería como cuatro siglos antes el papa Luna se había ido de Peñíscola al otro barrio papa de Roma…
Con Manuel Casares podríamos estar ante el "obispo escudófobo" al que le cabe la gloria, penosa, de ser el primero que no se hizo escudo yo creo que, por un equivocado sentido de la modestia, que no se hace un obispo su blasón, ni da a besar su anillo, por ser quien es, sino por lo que representa. Tanto me indignó aquello que en mi libro de Heráldica Eclesiástica Almeriense, de 1996, le inventé un escudo por mi cuenta y riesgo.
Y hasta podemos hablar del "obispo inconcluso", como el vicario Ortega gobernador de la sede vacante de Almería desde el final de la guerra hasta 1943; todos esperaban su nombramiento cuando mandaron a Enrique Delgado, dejando con dos palmos de narices al vicario que, tan activo, apenas quedó con ánimo para hacer algunas cosillas entre ellas bautizar a mi mujer algo que no será grande para la diócesis pero enorme para mí casa. El ser de Tabernas y llamarse Rafael, en nada ayudaron a su promoción.
Y a la vista está lo que sucedió con Diego Ventaja quien tan caro pagó, "obispo mártir" en 1936, el ser, como almeriense de Ohanes, la excepción de la regla en Almería, una tierra con vocación de candil de puerta ajena… una tierra que embelesada por lo foráneo no quiere profetas propios. Ni pintores, ni poetas…
Más le hubiera valido al ilustre tabernero haber nacido fuera o paseado, zurrón, cayado y zamarra, por lejanas serranías el rebaño de la fe, que es lo que hizo Francisco Bocanegra quién nacido en 1709, en cuna rica del pueblo de Santa Cruz, marchó a tierras castellanas para formarse y luego ser obispo de Guadix y arzobispo de Santiago, desde donde adelantó a Carlos III dineros propios y de la diócesis compostelana.
La prudente tierra por medio del obispo Antonio Lao, nacido en Fiñana en 1780, canónigo lectoral de la Catedral fue consagrado en 1848 obispo de Teruel, una sede a la que también accedió en 1876 Francisco Moreno, nacido en Purchena en 1809.
De tiempos más cercanos es Celestino Fernández: nacido en la pedanía vélezrrubia de Los Gázquez, desde 1956 primer obispo de San Marcos de Guatemala. De Vélez Rubio, y 1921, al Padre Méndez lo vimos: de arzobispo en Granada… y en Almería: de calle ancha en la que se mezclan sentencias, clases, rezos y músicas de conservatorio. Cristóbal López también del mismo pueblo fajardo, y 1952, de niño marchó a Badalona para tomar impulso y saltar el charco, caer en Paraguay y rebotar en 2018 como arzobispo de Rabat, y cardenal… Por estos dos ganas dan de llamar a su Vélez natal, "Vélez de los Arzobispos" en vez de Rubio.
Justo Muyor, aunque de sangre almeriense vino a nacer en Los Villares, un pueblo de Jaén sin otra relación con Almería que la de ser llevado como título de vizconde por nuestros marqueses de Torre Alta. "Secretario de la nunciatura en Lisboa" decía su tarjeta que era cuando me compró un cuadro en 1973 y luego lo supe nuncio en México y en 1979 arzobispo de Emerita Augusta una diócesis extinguida de esas con las que el Vaticano obsequia a los obispos auxiliares y a otras dignidades; renacida con el nombre de Mérida Badajoz el papa anula la honorífica… y tal vez pensando que justo era recompensar a Justo, en 1994 le tocó con el baculito mágico y convirtió en arzobispo de Volsinium…
Hasta que encuentre otros, estos son los prelados que almerienses han ido a gobernar otras tierras o forasteros han venido a regir la nuestra, todos ellos Obispos de Almería. Reverendísimos, ilustrísimos y rarísimos.
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