Olula busca a sus policías

El jueves es día de mercadillo en Olula del Rio. Ayer, a temprana hora, nueve grados de temperatura según el termómetro, el armazón metálico extraído de las furgonetas proporcionaba el esqueleto a los puestos situados a ambos lados de la calle. Primero los toldos, después la mercancía, pusieron el toque de color a una mañana que entraba en calor a medida que el sol se adueñaba del tiempo. Desde el final de la calle o desde el principio, según, llegaba el olor a churros o a porras, también según.

Textil, calzado, ropa de hogar, artículos de limpieza, alimentación, bisutería, todo a la vista, todo barato. Los transeúntes, en su mayoría mujeres con la bolsa de la compra colgada del brazo, miraban, tocaban, preguntaban e, incluso, se saludaban con alguno de los comerciantes ya conocido de semana tras semana. Señora, disculpe, ¿ha visto a algún agente de la policía local por aquí? ¡Uy, quite, quite, pregunte usted por ahí! A escasos metros un grupo de mujeres se deja oír: "ni los va a ver, están de baja por enfermedad, que es una vergüenza con el paro que hay y que se estén burlando de esta manera". ¿Permiten que les haga una foto? "No, hijo, con las de mi boda tuve bastantes, pero si ellas quieren". No, no quieren.

Más adelante, entre un puesto de pantalones, camisas y jerséis, y otro de bolsos, maletas y bolsas de deportes, la Asociación contra el Cáncer de Olula del Rio tiene una mesa para la venta de papeletas. La pregunta cae entre las parroquianas: oigan, buenos días, ¿saben ustedes qué pasa con la Policía Local? "¿Qué pasa? Que el alcalde no tiene lo que hay que tener para sancionar o lo que sea a los policías que se han dado de baja por depresión, que los vemos pasear con sus mujeres por el pueblo. Lo que no aguantan es que hayan puesto de Jefe de la Policía a una mujer, que aquí todavía estamos con eso de que el hombre está por encima de la mujer".

Señor Alcalde, si usted escucha a su pueblo, ya sabe, que usted no tiene lo que hay que tener. "Mi función no es cortar cabezas, mi obligación es dotar de seguridad al pueblo y por eso convoqué la Junta Local de Seguridad, he solicitado la ayuda de municipios vecinos. No puedo añadir más a lo que ya he dicho en repetidas ocasiones. ¿Qué es inaudito que seis agentes de la Policía Local casi coincidan en tomar la baja laboral por enfermedad? Si un psiquiatra ha firmado las bajas yo no puedo hacer nada, lo tengo que aceptar me guste o no". La puerta del despacho de Antonio José Lucas, alcalde de Olula del Rio, está abierta al ciudadano pese a encontrarse resolviendo asuntos con la primera teniente de alcalde, Isabel Sáez.

Nada más salir del Ayuntamiento, a mano izquierda, se halla la Jefatura de la Policía Local. Es la propia Isabel Rubio quien abre la puerta. La jefe de la Policía Local de Olula del Rio es una persona joven, con amplia trayectoria profesional en municipios con muchos miles de habitantes a la que, tras ejercer como agente durante tres años en la localidad olulense, le ofrecieron el puesto de Jefe "una oportunidad que no podía rechazar porque, con independencia de que se sea hombre o mujer, lo normal es que todo el mundo aspire a progresar en su profesión, a escalar puestos si te los ganas a base de trabajo, de estudio. No hay que pertenecer al género masculino o femenino para saber que lo que ahora requiere la ciudadanía de la Policía Local es la proximidad, que se haga cargo de sus problemas, no que se den vueltas por el pueblo en el coche". Isabel se muestra tranquila en el transcurso de la conversación, afirma que no le angustia la situación de la que no se siente responsable, está acostumbrada a trabajar en equipo con hombres y que no deben mezclarse los asuntos profesionales con los personales, "la diferencia de género se nota en el aspecto externo, pero el planteamiento profesional no puede ser discriminado a causa de quien sea o no el jefe. El Reglamento es el mismo, todos hemos pasado las mismas pruebas. A mí no me dijeron que como soy mujer tenía que hacer oposiciones distintas a las de los hombres". Isabel es firme de ideas y da la impresión de tener los conceptos muy claros.

De vuelta al mercado, dos jubilados sentados en un banco de madera no se ponen de acuerdo si la urna que remata la fuente justo a su lado, aloja a la imagen de San Sebastián o San Ildefonso. Sí coinciden ambos en que "se nota, claro que se nota que no hay Policía Local, a ver si esto se arregla pronto". Los 'manteros' tranquilos, total, no hay policía. Del final de la calle viene el recado del hambre en estado incorpóreo de olor a pollo asado.