Ópera y zarzuela para la gala del 25 aniversario

La Orquesta Ciudad de Almería, dirigida por Michael Thomas y la soprano granadina Mariola Cantarero han sido los maestros de ceremonia para abrir la programación oficial de la celebración de los 25 años que cumple la Universidad de Almería. Con ópera y zarzuela en el Auditorio Maestro Padilla de la capital hicieron disfrutar a un público entregado que quiso arropar a la comunidad universitaria en un momento clave en el que se ponen en valor los éxitos alcanzados en este cuarto de siglo y toman relieve los proyectos de futuro para lograr que la UAL se mantenga en los primeros puestos del ranking en cuestiones como la innovación, la investigación o la calidad en la formación, entre otras cuestiones.

Con un auditorio lleno hasta la bandera, los músicos de la Orquesta Ciudad de Almería y la soprano Mariola Cantarero interpretaron un deslumbrante programa musical. Pero antes del concierto, el alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, recordó su época de estudiante en la Universidad de Almería, de la que aseguró es "el catalizador del talento y la inteligencia que todo territorio necesita".Por su parte el rector, Carmelo Rodríguez subrayó que "en estos 25 años han salido unos 70.000 titulados de la Universidad", haciendo especial hincapié en lo que significa la UAL para la ciudadde Almería. Además, añadió el rector, que con la UAL se "ha generado dinamismo en el sector productivo y económico y hemos promovido e incrementado la formación intelectual de las personas de nuestro entorno". Sobre la gala aseguró que ha sido diseñada para que "todos los que somos Universidad de Almería, -estudiantes, profesorado y personal de administración y servicios-, por un lado, y todos los ciudadanos que nos acompañan, por otro, celebremos lo que ha supuesto y supone no solo para la ciudad sino para la provincia nuestra universidad". El rector quiso destacar el hecho de que la UAL lleva "25 años creando futuro, construyendo planes vitales, ofreciendo una formación de alta cualificación y generando titulados superiores con una preparación especializada con el propósito de dar respuesta a las actuales demandas del mercado laboral". También tuvo palabras de elogio hacia todos los trabajadores de la UAL que con su dedicación "han construido una universidad moderna, con una clara vocación de internacionalización. Preocupada tanto por la calidad de la formación académica y servicios que ofrece a sus estudiantes, como por la oferta de titulaciones y la atracción de talento".

Durante el acto también se proyectó un vídeo que resume el progreso que ha experimentado la UAL en estos 25 años.

El concierto, que muchos califican como "histórico" por el significado que tiene y por la calidad de la artista y los más de 70 músicos que la acompañaron, comienzó reivindicando la ópera española, de la mano del precoz Arriaga, quien compuso con apenas 13 años la ópera Los esclavos felices. De aquella prometedora obra tan sólo se ha conservado íntegramente su preciosa obertura, pero sirve como muestra de la genialidad del llamado "Mozart español". Jugando con esa similitud aparecen las primeras arias, precisamente del compositor austríaco más universal. La solemne belleza de Porgi Amor donde la Condesa se lamenta por sus desdichas conyugales, concede una delicada profundidad a Las bodas de Fígaro, concebida como ópera bufa. Y tras las desventuras de Rosina, los asistentes al acto pudieron escuchar la pasión desbordante de Fiordigli, en Temerari…come scoglio de Cosí fan tutte. Escalas trepidantes y un magnífico despliegue de agilidades técnicas para todo un aria di bravura mozartiana.

Así la actuación dio paso al verismo italiano con la elaborada obertura de Guillermo Tell. En esta célebre obra, Rossini propone una alternancia de secciones lentas y rápidas creando un ameno juego de contrastes. Sirviéndose de Bellini, Mariola Cantarero conquistó al público invocando a la luna con Casta Diva, el aria por excelencia del bel canto, y afrontó el reto de encarnar a la reina Semiramide en un aria de coloratura tan exigente como grandiosa.

El rítmico preludio de El tambor de Granaderos, de Chapí introdujo a la multitud con garbo en el teatro lírico español, la zarzuela. comenzó con la seductora melancolía de La canción del olvido, la obra más célebre del maestro Serrano. Desde la Andalucía imaginada en La Marchenera de Moreno Torroba se escuchó La Petenera, ejemplo de audacia y salero al servicio de la técnica vocal más depurada. Las piezas orquestales compartieron el protagonismo femenino, con música francesa de inspiración andaluza. En esta suite nº 1, brillante y apasionada como Carmen, se encadenan las estilizadas melodías con las que Bizet dio forma a su mejor ópera.

Tras fronteras de la lírica española se recorrieron paisajes sonoros de exótica ambientación, como la encantadora romanza Noche hermosa de Katiuska, que se desarrolla entre Rusia y París, hasta llegar al puerto de la Habana Colonial con Cecilia Valdés, de Roig y sus sugestivos ritmos criollos.

Para terminar, el exitoso concierto lírico volvió a la ópera, para sumergirse con la Orquesta Ciudad de Almería en el profundo mar emocional del Intermezzo de Cavaleria Rusticana. Música extraordinaria, una gran soprano belcantisca, un director de referencia internacional y una orquesta espléndida como broche de oro para una gran celebración, las bodas de plata de la Universidad.