Paco Camino, memoria viva del sabio toreo, abarrota el Torreluz

La tradicional semana cultural que cada año organiza la Peña Jueves Taurinos cosechó un éxito de puerta grande con la presencia del mítico torero Paco Camino. Se apostó alto y muchos dudaron de la presencia del maestro de Camas conocida su mandanga a la hora de asistir a cualquier tipo de acto ya que su reclusión en el campo hacen casi imposible sacarle de el. Pero sí, el niño sabio de Camas, por el Torreluz hizo su aparición y una sala a rebosar de afición se puso en pie con una aclamación digna de los grandes.

Hizo la presentación oficial el presidente de los Jueves, que fue acompañado en la mesa por José Mª Montilla quien conferenció el día anterior diseccionando la figura de Manolete, y por el moderador del acto de letras impresas y aulas José Luís Laynez. El acto no pudo comenzar sin preguntar por la reciente polémica en la concesión a Rivera Ordóñez de la Medalla de Oro a las Bellas Artes. Como se sabe Paco Camino, a la vez que José Tomás, devolvió la que le concedieron a él hace tiempo justificando que "la devolución no va en contra de nadie, yo respeto a todos los toreros, pero la medalla es para el arte del toreo. Se da a dedo ya que no hay jurado alguno. Entiendo que hay varios toreros que tienen mucho más mérito para merecerla como son Diego Puerta, El Cordobés, Joselito… Siempre para toreros retirados con reconocimiento por su trayectoria. Cuando se la dieron a Antonio Ordóñez, que absolutamente nadie puso en duda, así se decidió y se acordó con el Ministro de Cultura de entonces. No han cumplido su palabra, han falseado lo que se habló… y por carácter privativo… porque me ha dado la gana la he devuelto. Las llamaditas de marquesas y condesas no tienen que condicionar y adulterar la medalla".

Acto seguido Laynez marcó la pauta del acto haciendo un repaso de biografía taurina de Camino haciendo pausa en cada hito para así conocer el parecer y los sentimientos del torero con su propia causa. A sus 68 años reconoció que se retiró después de una veintena larga de años de alternativa ya que "empecé a notar que lo que el público te da, pasado un tiempo te lo quiere quitar. Tenía cuarenta años y jamás quise volver ya que la presión y la exigencia con un torero lo hacen agotador.

Además pasaba mucho miedo. También hay que tener en cuenta que empecé a torear a los trece años". Según las estadísticas fueron 1.049 tardes toreadas siempre con el mismo apoderado, "comencé con Pablo Chopera y luego con su hijo Manolo sin ningún tipo de contrato por la confianza mutua que había. Ellos cumplían conmigo y yo con ellos". Pese a las muchas cornadas que tuvo hay una desgracia que marcó su trayectoria "la muerte en Barcelona de mi hermano Joaquín, que iba de banderillero en mi cuadrilla me retiré temporalmente".