Lanzar la caña a la espera de que pique algo, mantenerse durante largas horas en silencio y tener el atino suficiente para emplear el carrete con talento en el momento crucial son algunas de las características que deben cumplir los aficionados para vivir con gozo una jornada de pesca. En un entorno peculiar y diferente al del mar abierto, un apasionado de este deporte puede practicarlo en el interior de la provincia.

No es un hecho habitual, pero con la documentación necesaria, la Pantaneta de Fiñana sirve como escenario para que algún vecino pase sus días de descanso disfrutando de su afición.

El paisaje es diferente al que cualquiera se puede imaginar porque la Pantaneta dispone de una capacidad limitada de agua que era complicado imaginar que los peces llegaran a esta presa.

Jaime Nieto es uno de los vecinos del pueblo que disfruta de esta afición, pero lo hace por pasar el tiempo, disfrutar del momento de pescar, pero siempre que "los vuelvo a echar a la Pantaneta".

La procedencia de estos peces nace a través del río. Los cauces sirven como conducto para trasladarlos a la Pantaneta y la presa del Castañar sirve como espacio donde pasan el resto de sus días.

La afluencia a la Pantaneta no es muy grande porque no es un lugar creado para esta afición, pero el día que más vecinos se juntan llegan a diez aproximadamente.

Jaime Nieto dispone de la documentación necesaria para practicar este deporte y le sirve de entretenimiento: "Suelo venir en vacaciones porque no tengo nada que hacer".

El aficionado nos muestra la documentación y especifica que no todo el mundo tiene el privilegio de pescar en un entorno que se muestra privilegiado en tranquilidad.

Los vecinos de Fiñana demuestran que el ingenio es el mejor arma contra el aburrimiento y que no necesitan el mar para dar rienda suelta a una afición que la cubren con su ampliada Pantaneta.

La Pantaneta sirve para abastecer a los vecinos del municipio y también para que algunos puedan pasar los días de fiesta disfrutando de su afición.