“Papa Noël nos ha traído un 127”

Almería

Muchas familias, en los 70 y 80, esperaban a Navidad para comprarse un coche

La modelo Leticia Cardoso ha recreado un reportaje de marcado sabor retro
La modelo Leticia Cardoso ha recreado un reportaje de marcado sabor retro / Jaime Sánchez
José Manuel Bretones

Almería, 24 de diciembre 2023 - 08:00

La Navidad ha sido, y es, una de las fechas preferidas para los vendedores y los compradores de automóviles. Los primeros para mejorar sus cuentas anuales y los segundos para estrenar un coche durante estas fiestas.

Las matriculaciones, en esos días, se disparaban. Ahora, te compras un coche como el que se lleva un kilo de zanahorias de La Plaza, pero hace décadas, adquirir un vehículo se convertía en fiesta familiar y en prolongado motivo de regocijo. Y la Navidad era el momento propicio del año. En los años setenta era común escuchar a los chiquillos que los Reyes Magos, les habían traído un coche.

Recuerdo a un compañero de escuela, en EGB, que durante el recreo, a la vuelta de vacaciones, decía que era mentira que Papa Noël le hubiese dejado un Seat 127 a la familia de su amigo de pupitre. Con toda la razón argumentaba: “el coche no cabe en el trineo”.

El 127. Hay números que siempre estarán vinculados a un automóvil: 205, 1.500, 850, 4, 600, 1.000. La simple numeración nos trae a la memoria fantásticos coches que tuvieron sus días de gloria hace años. Seat bautizó con el 127 al modelo que presentó en Barcelona en 1972 y luego en Lanzarote a la prensa especializada. Éstos ya vaticinaron que sería uno de los modelos de la década por su versatilidad, prestaciones, diseño rompedor con su línea aerodinámica y amplitud de espacio. Claro, medio siglo después explicamos que tardaba 20,5 segundos en alcanzar los 100 kilómetros por hora y que la velocidad punta era de 140 por hora y más de un jovenzuelo que hoy pilota un BMW o un Audi de 50.000 euros, se partirá de risa.

Dibujo Seat 127
Dibujo Seat 127 / D.A.

106.500 pesetas

Pero entre 1972 y 1982, el Seat 127 eclipsó a las familias por la facilidad de maniobra en la ciudad y a los jóvenes por su aspecto deportivo y precio asequible (106.500 pesetas en 1972 y 131.356 pts. en 1973). Dudo de que existan muchos almerienses de más de 50 años que no se hayan subido alguna vez en un 127; bien de conductor, de copiloto o en los asientos de atrás. Y no digamos de los hijos y nietos de los primeros propietarios, que aprendieron a conducir al volante de uno de ellos.

En Almería, las primeras fotos del coche se vieron en las revistas del motor que se vendían en los kioscos de Fuentes o de Guillén: “Autopista”, “Automécanica”, “Motor Press”, “Cuatro Ruedas” o “Velocidad”. Luego, en junio de 1972, vinieron los anuncios en prensa, radio y vallas callejeras: “En el centro de toda atención”, decía el eslogan inicial del 127. La primera empresa almeriense en incorporar a su flota este modelo fue “Rosell Rent a Car”, inaugurada por el empresario de igual apellido en 1969 y con sedes en Garrucha, Almería y Roquetas. Junto a otros modelos de Seat, en julio de 1972 añadió seis unidades para ofrecer a sus clientes.

Las ventas del 127 en Almería se dispararon en los primeros meses de su salida al mercado. De forma habitual, en el concesionario, el esposo era quien decidía la compra del modelo y, luego, la señora mostraba sus preferencias por el color. Estaba en blanco, rojo, azul oscuro, verde oliva, gris, amarillo pollo… hasta naranja. En Vera y Huércal Overa existía servicio oficial y en la capital estaba en la calle Rueda López bajo la dirección de Modesto García Ortega.

Las prestaciones novedosas del modelo, construido con licencia de la italiana Fiat, eran otro punto a su favor. No solo por ser el primero de la marca en llevar motor delantero sino también por detalles como la luz de marcha atrás, asientos reclinables, tapón de depósito con llave, luneta térmica o limpiaparabrisas de dos velocidades.

Portada reutilizada por Le Petit Atellier sobre la revista Cuatro Ruedas de marzo de 1974
Portada reutilizada por Le Petit Atellier sobre la revista Cuatro Ruedas de marzo de 1974 / D.A.
El Seat 127 eclipsó a las familias por la facilidad de maniobra en la ciudad y a los jóvenes por su aspecto deportivo y precio asequible

AL RALLYE

Los anuncios de la tele ayudaban mucho y los “modernos” melenudos de la época almeriense se deshacían por conducir uno y subir y bajar el Paseo cuarenta veces para que los vieran. En el IX Rallye “Costa del Sol” de diciembre de 1972 ya compitió un 127 a los mandos de Andrés Segura del Pino con el número 79 en la puerta y en el 43º Rallye de Montecarlo, que en enero de 1973 partió desde Almería, el piloto Enrique Garriga Cusell y su copiloto Narciso Dalmas eligieron un 127 para la carrera. Portaban el dorsal 283 pegado en el chasis. Los pilotos aceptaron con agrado el modelo y otros deportistas almerienses, como Francisco Rueda Vicente, Francisco Escobar o Francisco J. Capel López, lo comenzaron a presentar en las competiciones provinciales porque la tracción delantera era un privilegio.

El éxito del Seat lo catapultó a coche del año en España (dos veces seguidas), Alemania, Holanda o Dinamarca y, con ello, más peticiones de clientes y aumento de producción, cifrada en 700 coches al día. Los anuncios en las revistas a color de 1974 los protagonizaron fotos de la modelo Leticia Cardoso, que se lucía con minifalda y botas camperas.

En su primer año de vida ya circulaban 120.000 unidades por España y para la Navidad de 1973 salió la versión de cuatro puertas, más cómoda para las familias cargadas de chiquillos del “baby boom”, de suegras y de tías del pueblo. Por eso, la campaña de publicidad que se veía en las vallas clavadas en el cauce de la Rambla o en las de la entrada de la 340 por el cementerio decían: “Un día de estos usted va a necesitar un 127. Por capacidad, simplemente” o “En el centro de toda elección”.

Conforme avanzaban los años, al 127 le fueron añadiendo letras que resumían sus características: CL, C, LS, CLX, Especial, CL Lujo… El atractivo comercial del coche era tal que incluso fue utilizado como gancho para un premio a sortear entre los clientes del selecto y caro “Club Simone” de Roquetas de Mar. Era el que estaba en la Urbanización, en la décima planta de una de las torres.

El Ayuntamiento de Olula del Río también sorteó dos unidades en una rifa popular, con objeto de obtener dinero para las fiestas de la localidad. Fue en los tiempos en los que la comisión de festejos la presidía José Sánchez Fernández, conocido como “Pepito el de Tortosa”. A finales de 1975 el modelo básico del 127 costaba antes de impuestos (franco fábrica que se decía) 166.290 pesetas, diez mil menos que el de cuatro puertas. El gremio de los agentes comerciales (o viajantes, como se les decía) usó de forma habitual el Seat 127. Muchos jubilaron el “850” y se pasaron a la modernidad, como mi amigo Ramón García Carrique (1931-2014).

El 127; no, no cabía en el trineo de Papa Noël. Pero alegró a miles de familias almerienses, cuyos hijos presumían en aquella larga cola del kiosco de las pipas de El Paseo: “Papa Noël nos ha traído un 127”.

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