Paseo de Almería (y XII)

Palenque público. Al igual que Puerta de Purchena, el Paseo de los diez nombres sirvió de escenario a las más variopintas actividades al aire libre: lúdicas y oficiales, tristes y desgraciadas

Paseo de Almería (y XII)
Paseo de Almería (y XII)
Antonio Sevillano

22 de enero 2017 - 02:30

D style="text-transform:uppercase">espués de once capítulos es hora de concluir el recorrido histórico por el Paseo a través de personas, edificios, comercios y manifestaciones públicas, alegres o desgraciadas: huelgas, desfiles, visitas de Franco y levantamiento militar del 36; celebraciones civiles, pruebas deportivas, procesiones de Semana Santa, Corpus y Patrona; Reyes y Carnaval, real de la Feria, etcétera. Al no tratarse de un ensayo monográfico, forzosamente deben dormir en el disco duro fechas y temas. Aún así, amplío el catálogo:

La Industrial, en calle Real, monopolizó en el siglo XIX el negocio funerario capitalinoEn 1937 el Comité de Refugiados y Evacuación instaló un primer quirófano extrahospitalario

l Almacenes el Águila -franquicia nº 14 de la casa matriz en Barcelona- celebró su apertura en octubre de 1912. Con precios ajustados y venta al contado, su vasto catálogo comercial (artículos de regalo, menaje, curtidos y pañería, complementos) se ampliaba con novedosa juguetería en Reyes. Al año siguiente instaló el primer ascensor (montacargas) de la ciudad. Avanzada la posguerra sufrió la competencia, en el apartado de juguetes, de su vecina La Giralda.

l Alsina Graells. Desde su implantación en Almería en 1913 (con una primera línea a Berja y Laujar en coches Hispano Suiza), la empresa barcelonesa de transportes por carretera, comunicó a pasajeros y mercancías desde la capital a la gran mayoría de localidades de la provincia, Murcia, Málaga y Granada. Las oficinas, entradas y salidas de vehículos radicaron en la acera impar, frente a Correos, hasta trasladarse en 1952 a la Estación de Autobuses (hoy Mercadona), propiedad del Ayuntamiento y proyectada por el arquitecto Guillermo Langle.

l Kiosco-templete de la Música (en la plaza de Correos y Telégrafos, actual de Cassinello o del Educador). A semejanza de la de Bilbao, diseñada igualmente por Langle Rubio, el pleno de 15-III-1935 aprobó su construcción. En la primavera siguiente la banda municipal, dirigida por el maestro Victoria, ya ofrecía sus conciertos domingueros (matutinos y nocturnos) en el rebautizado "palacio de los pitos", en alusión a los urinarios de su sótano. Fue demolido en los años sesenta.

En el ámbito sanitario, en la actualidad son cinco las farmacias con oficina al público establecidas en ambas aceras del Paseo:

l Rivera (antes Aguilar Giones)

l Plaza Martínez (anterior de Romero Martínez, próxima a C/. Méndez Núñez)

l Julio P. Bedmar (en el antiguo Boulevard/Rueda López)

l Almudena Martín: adquirida a Marina Enciso, hija del boticario fundador, José Enciso, represaliado (¡después de muerto!) por su condición de masón y republicano.

l Ana M. Utrera, posterior a la de Federico Navarro Corominas, vecina al Círculo Mercantil y teatro Cervantes (Paseo/Gral. Tamayo).

l Junto a Almacenes el Águila, décadas atrás cerró la de la viuda de Juan J. Vivas Pérez (1852-1936), promotor y primer presidente del Colegio de Farmacéuticos y descubridor del antidiarreico Salicilatos de Bismuto y Cerio, entre otro arsenal terapéutico.

De nuevo el listado de médicos colegiados se hace extenso y con ellos tres centros con camas: la prestigiosa Policlínica y Maternidad Sicilia (de los Dres. Juan José Sicilia y Eduardo Pérez L. de Echevarría) atendió en 1934 la cornada mortal sufrida por el novillero Iguiño o la consulta-paritorio (privada) del Dr. Velasco Angulo, asimismo en el Boulevard. En una casa requisada a la familia Giménez García-Blanes, esquina a General Tamayo (hoy Unicaja) radicó en 1937 el Comité de Refugiados y Evacuación, Dirigido por Hermógenes Cenamor, habilitaron un quirófano bien dotado en el sótano -posteriormente conectado a la red pública de Refugios antibombardeos- y un gabinete gratis antitracomatoso. Fue el precursor del sanatorio-quirúrgico "18 de Julio" de la Obra Sindical, iniciada su construcción en 1948 entre las calles Santos Zárate y Alcalde Muñoz. Paralelamente, en 1952 comenzaron a atender urgencias en la Casa de Socorro "Virgen del Carmen", antigua clínica del Dr. Sobaco Monroy (sede actual de dos concejalías consistoriales), según planos del arquitecto Gabriel Pradal.

POMPAS FÚNEBRES

Señor Lamaña, me extraña,

que usted no gaste ya coche,

pues por sus "sacos de noche"

le conoce toda España.

Que usted se da buena maña

para adórnalos con tules,

lo saben... hasta en Padules.

Conque, cuando le de la gana

quite usted de la ventana

sus afamados baúles

Si del paritorio al tanatorio la sociedad civil está obligada (o debiera estarlo) a atender al individuo en trances tan dispares, no es de extrañar que las empresas de "pompas fúnebres" supusieran una inversión segura, con picos de negocio disparados en años de gripes o de epidemias letales. Las decimonónicas primeras Ordenanzas municipales ya las regulan y controlan una vez que el clero, hermandades de Ánimas y cofradías abandonaron los entierros en suelo sacro: claustros y huertas de iglesias y conventos. De ahí la necesidad de los cementerios capitalinos de Belén y san José, amén de otros cuatro en distintas barriadas. Mediado el siglo XIX sabemos de una empresa del sector (La Industrial) en la zona de las Cuatro Calles, a las que siguieron las de calle Granada (La Soledad), Cid (Eduardo Pérez) o plaza Bermúdez (Vivas Pérez), todas, al sucederse una a otra, con el remoquete publicitario de "Funeraria Nueva". Aunque no estemos en noviembre, mes indicado para estos menesteres, me detengo en la ¿qué mejor tornavoz? del Paseo. La exhibición en sus escaparates de tan peculiar mercancía tuvo un pertinaz seguimiento periodístico, no exento de cachondeo y superstición -a partes iguales-, por parte de La Crónica Meridional. Ocurrió en el lejano abril de 1874 e, insisto, el lance tuvo su miga.

Ataúdes.- Suplicamos al dueño del establecimiento situado en el Paseo del 30 de Julio de 1873, donde se venden las habitaciones últimas que uno ocupa al despedirse de este mundo, las quite de las puertas y ventanas donde estaban anteayer tarde, pues que el gacetillero al verlas echó a correr, llegando jadeante a la redacción del miedo que le causa el ver el baúl donde le encierran a uno para no volver jamás a pisar esta tierra de garbanzos. ¡Conque Sr. Lamaña, ya sabe toda Almería que usted vende esas alhajas! y nos hará la merced de ocultarlas para que no se asusten los que somos tan débiles de espíritu.

El recado es ahora para el alcalde. Desconozco como acabó el contencioso pero, presumiblemente, el propietario siguió luciendo la mercancía y el periodista tiró la toalla ante una batalla perdida. Aunque previamente, a guisa de despedida y oración de súplica, le largaron el ripio que encabeza el epígrafe.

"Cuantas más gacetillas se le ponen al Sr. Lamaña para que retire los ataúdes de las puertas y ventanas de su establecimiento, más aumenta el número de ellos. Vista esta inconsecuencia y en demanda del bien de todos los vecinos y transeúntes, que se quejan diariamente de semejante abuso, sería conveniente que los dependientes de su autoridad tomaran mano en el asunto, a fin de que no se cumpla el gusto del Sr. Lamaña sobre el de todo el vecindario. Si el objeto del constructor es la publicidad, ya creemos que ha dado la suficiente y por tanto para broma basta".

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