Paseo de Almería (XI)
Decanos. Solo dos establecimientos del Paseo han cumplido la friolera de cien años abiertos al público interrumpidamente: Calzados Plaza-Suizo y el kiosco de prensa de Carmen Gracia Puertas
S style="text-transform:uppercase">alvo iglesias y conventos, hubo (y hay) de todo, como en botica. Para cualquier edad, sexo o condición. Incluida la administración de (in)Justicia, caso del Casino Cultural, reconvertido su salón de baile en tenebrosa sede de los sumarísimos consejos de guerra franquistas que tantas cadenas perpetuas y de muerte dictó entre los perdedores del trienio fratricida. No obstante, fueron bares, cafeterías y similares quienes se llevaron la palma. Citados con anterioridad varios de ellos, amplío en el listado no exhaustivo; algunos recordados por mayores y jóvenes por referencias directas o familiares de propietarios y camareros. Respeto la publicidad original, mientras que el nombre del Paseo aproxima la fecha:
Granja Balear. Café, bar y heladería (se recomiendan por su pureza y delicado sabor) en la Avda. del Generalísimo (bajos de la Biblioteca Municipal "Francisco Villaespesa"), de Manuel Asensio Cruz.
Durante varias temporadas los hermanos Nicolás y Cristóbal Castillo fueron sus responsables, ya con el nombre de Granja Imperial; al igual que el restaurante matriz de Puerta de Purchena. Lugar de reunión de la Tertulia Indaliana.
l Café-bar Castilla (junto a trasportes Alsina Graells y encarado al kiosco de la Música). Ponches, desayunos, horchatas, licores, vinos de las mejores marcas y "el mejor café, café" (es decir, café por la gloria de mi madre)
l Canaletas, Paseo del Príncipe. Anunciada en programas de Feria a comienzos del siglo XX:
Cerveza pilsener helada permanente a 15 céntimos el Chot; sirviéndose con aceituna rellena de anchoa sin hueso o patata frita a la Inglesa. Jarabe de todas clases de las acreditadas marcas Aparici y Sanz o Fortuna. Soda y toda clase de refrescos espumosos. Aperitivos, Café y Ponches. l Bar Cipriano, de Cipriano García, en Puerta de Purchena y Avda. de la República. Aquí degustaron Ramón Pérez de Ayala e Ignacio Zuloaga degustaron (mayo, 1927) las mejores gambas rojas de Almería (o sea, del mundo), naturalmente a la plancha.
l Los Espumosos, Paseo del Generalísimo. "El más exquisito café exprés y la más deliciosa horchata", reclamo muy tenido en cuenta por la clientela de este tipo de establecimientos: Llame usted a éste teléfono, 1214, y le servirán a domicilio. Hijo del dueño era José Jiménez, "Pepito Sangil", excelente bolerista conocido por el Machín Blanco.
l El Mediterráneo, Paseo del Príncipe (frente al Gobierno Civil, vecino a Telefónica). Al inaugurarse en 1920, Diario de Almería publicitó sus excelencias:
El dueño ha montado una cocina a la moderna y al frente de ella a un reputado maestro. Siendo el origen de este el servir bocadillos y meriendas de carne, pescado o fiambres al precio de una peseta; comprendido el vino, pan y aperitivo. Especialidad en asados. Hay habitaciones interiores para comer y juegos de recreo. Se sirve café, leche, chocolate y todo cuanto se desee. La cocina estará abierta desde las 8 de la mañana a las 12 de la noche.
l Bar México, en la Avda. de la República (en su planta principal radicaba el Comité Provincial del Socorro Rojo Internacional)
l Cervecería Modelo (1907), Paseo del Príncipe, de José Escudero "Especialidad en la marca La Cruz del Campo. Refrescos, espumosos y aperitivos de todas clases"
l Café bar Olimpia, Avda. de la República, 60-A. "Café a 0,50 pesetas, incluida propina. Helados de todas clases. Cerveza fría y natural a todas horas. Salones de dominó y tertulia".
l El Oro del Rhin, Avda. del Generalísimo, 26, de Bernardo Castillo Moreno: Excelente café del Oro del Rhin, por sólo 55 céntimos (incluido el subsidio)
l Bar Plus Ultra, de Segundo Cañadas (hermano de Fermín Cañadas, rejoneador y dueño del bar La Macarena, en calle Real). Desde 1926 "el más céntrico de la población y el preferido por el público por sus vinos, licores, café, ponches, coñac y cerveza helada de las mejores marcas. Marisco frescos de todas clases".
KIOSCOS Y BIEN VESTIR
En otra vertiente de la oferta al detall, las postales añejas muestran pequeños kioscos a lo largo del Paseo. Aquellos habitáculos de madera, alternativa sobre la acera al comercio tradicional (con los que mantuvieron no pocas disputas al acusarles de competencia desleal y de "desmerecer en una capital de la importancia de Almería"), se dedicaban a la venta de flores, golosinas, novelas y periódicos. Desaparecido el de Sección Femenina y Falange (en una "boca" de los refugios antibombardeos diseñados por Guillermo Langle), el decano de la Prensa de los cinco actuales es el de Carmen Gracia Puertas -frente a la calle Concepción Arenal), 4ª generación y bisnieta del patriarca, Sr. Plaza, fundador del negocio al iniciarse la centuria pasada, secundado por su hijo Rafael. Otros dos clásicos, el de Bonillo y Carlos López se decantaron por mercaderías diversas. A ellos se suman las relojerías de Andrés Troyano (trasladada del Paseo) y El Canario, de Antonio A. Fernández; el de las pipas, palomitas y chucherías (de Antonio Cara) y el de artículos de regalo y souveniers de Cristóbal Yepes, abierto en la posguerra por Luis Gómez "Papelerito" (por papelería Avenida, sucesora de Lacoste). De diseño elegante y uniforme, basado en un dibujo del arquitecto López Rull, trece son los que jalonan el Paseo, contando a Lamarté (tes del mundo) y el de loterías y apuestas del Estado de Paquito Delgado.
Todo el que pretenda hoy día
a una dama conquistar
sus botas deben comprar
en esta zapatería.
Dan tal aire y gallardía
que sumida en tierno lloro
la dama de más decoro
dirá al verlos tan bonitos:
¡Quítate esos botitos
o ámame, porque te adoro!
(Calzados Plaza)
Hasta comienzo del pasado siglo no se generalizó con el nombre de "zapatería" a los antiguos bazares donde se expendía calzado de inferior calidad o confeccionados artesanalmente. El pionero en el Paseo fue Pedro Plaza Granados, trasladado en febrero de 1907 de la plaza san Sebastián. Se anunció primero como El Pasaje y más adelante Plaza. Tanto del interesante personaje como del establecimiento nos extenderemos al ocuparnos de negocios capitalinos centenarios. Desde la posguerra, en la esquina con Tenor Iribarne (y Aguilar Campóo), Plaza-Suizo rinde homenaje al fundador en la figura de su nieto José María. Calzados la Verdad y El Buen Gusto, de Luis Sánchez (1930 y sucursal en Berja), fueron otras dos firmas prestigiosas del ramo; le sucedió su sobrino Ángel (Los Ángeles) y, actualmente, Mary-Paz.
Más que presumido, el almeriense (de ambos sexos) se precia de su persona y atuendo, de la vestimenta y complementos. Da fe la singularidad de que las iniciales casetas (barracas) en Feria fueran de plateros venidos de Granada, hasta que los nativos se percataron del negocio. La primera en el Paseo fue, creo, la Joyería Francesa, adquirida por Pérez y Santos a la sra. viuda de Sánchez y Deogracias Pérez a estos. El local esquina a Aguilar Campóo lo ocupa hoy Joyería Regente. José Miras (1945) en la misma acera y en la de enfrente Joyería León S.L., completan el póker de vitrinas distinguidas por el lujo.
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