El 'Pepito Grillo' del ferrocarril

Califal remueve conciencias entre los que permitieron la condena al ostracismo ferroviario

La primera reunión se celebró en la tarde del miércoles en el salón de actos del edificio de Cajamar.
La primera reunión se celebró en la tarde del miércoles en el salón de actos del edificio de Cajamar.
Iván Gómez

18 de septiembre 2015 - 01:00

La ciudadanía almeriense, harta y cabreada por la desesperante y pésima situación que atraviesa un sistema ferroviario que se ha ido desmantelando en los últimos treinta años sin que los partidos políticos y sus representantes en las administraciones levantaran la voz, ha dado un paso adelante con el que dejar atrás décadas de indolencia y sacar los colores a los que han permitido esta condena al ostracismo ferroviario. Y lo han hecho a través de una plataforma Contra el Abandono de las Líneas Ferroviarias Almerienses, cuyas siglas conforman el nombre de guerra Califal, surgido hace unos meses en redes sociales con más de 2.000 seguidores y mucho por hacer. Es un grupo heterogéneo y plural con profesionales de todos los ámbitos (empresa, sindicatos, universidad y asociacionismo), sin ningún tipo de jerarquía y con un sentimiento en común: hay un problema grave y real de calidad y extensión del servicio del tren convencional que penaliza y aísla a la provincia. En su primera cita a ciegas, porque buena parte de los integrantes de la plataforma de nuevo cuño no se conocían más allá de la virtualidad amistosa del Facebook, sentaron una serie de pasos a seguir, una hoja de ruta que, con independencia de las medidas que adoptarán antes y después de las generales, pasa por presionar. La presión social será el instrumento con el que conseguir romper la brecha del ferrocarril en Almería, única capital andaluz sin enlace directo, condenada a los transbordos y a velocidades muy inferiores a las del resto del país sin necesidad de analizar agravios con la llegada del AVE. Como la parte afrentada en un trance de divorcio, los ciudadanos que se han ido integrando en la plataforma no se fían un pelo de los partidos que representan a los almerienses, aunque también hay adhesiones de cargos públicos, y no van a parar por las buenas o las malas hasta que puedan forjar una voluntad política verdadera, con obras, fechas e inversiones concretas. Califal irá más allá del debate y la demagogia partidista para ser el Pepito Grillo de una provincia maltratada, condenada al ostracismo ferroviario. Esa voz interior llamada conciencia que no se contentará con anuncios ni falsas promesas sonrojando a los conformistas e indolentes, que han desactivado por el interés de sus partidos otros foros y mesas, para que se sientan incómodos por su falta de compromiso con una provincia en vía muerta.

La plataforma cuenta con un documento de mínimos definido hace meses por la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Almería (Asafal), entidad jurídica sobre la que se sustentará Califal mientras sigue en las redes sociales como ecosistema con el que extender su mensaje a la ciudadanía. Pondrán en marcha una serie de grupos (sensibilización, comunicación y técnico) previos a la movilización.

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