Picón: "Lo que hoy vemos aquí es fruto del esfuerzo de todo nuestro pueblo"

De gesto serio pero afable y cercano, José Antonio Picón, se convirtió ayer en uno de los protagonistas de la inauguración de la iglesia de San Nicolás de Bari. El promotor de esta magno lavado de cara del templo, estuvo acompañado en todo momento de su mujer que vibró y lloró junto a el durante el acto de consagración. Picón destacó el trabajo de sus paisainos "porque lo que hoy vemos aquí es fruto del trabajo de todo nuestro pueblo". Unas palabras que resumen un año de sacrificio para centenares de personas que han aportado su granito de arena para hacer realidad la nueva imagen de la iglesia.

Desde el arquitecto y la aparejadora responsables del proyecto, Ramón de Torres y Loli Martínez, pasando por los miles de vecinos que han donado dinero, a los pintores, fontaneros, electricistas, carpinteros, albañiles que han trabajado de forma altruísta y desinteresada y sin recibir remuneración económica, la restauración de la iglesia es culpa de todos ellos.

Haciendo uso de la Historia reciente, hay que recordar que la Guerra Civil convirtió el templo en el mercado municipal, quemandose todas las imágenes y ropas litúrgicas, si bien el Archivo pudo salvarse engañando a los incendiarios, que se contentaron con un único libro.

Tras la contienda volvieron a recuperarse enseres de culto.

La última restauracion tuvo lugar en 1968 de manos de párroco Andrés Anés que impulsó dejar libre de imágenes (excepto la de los santos patronos y el crucijifo), así como retablos, tribunas o púlpitos, y apostar por una planta de cruz latina, sobria y clara. El obispo Ángel Suquía bendijo el reformado templo en 1969.

En el año 2005, el párroco Rafael García Yebra, comenzó una nueva reforma que continuó el siguiente párroco, Juan José Martín Campos y actualmente Ángel Beltrán Velasco con la apertura de las hornacinas.

Éstas últimas, pequeñas modificaciones, que han quedado en segundo plano tras la restauración general acometida durante este año.