Placa homenaje al músico Antonio Cuadra al son del sonido del violín

Las dos hijas del músico de Alhabia, Amalia y María del Mar, no faltaron a este reconocimiento a su padre El azulejo se colocó en la casa donde vivió este apasionado de la música

Las dos hijas de Antonio Cuadra y el alcalde después de descubrir la placa.
Las dos hijas de Antonio Cuadra y el alcalde después de descubrir la placa.
Fran Murcia

18 de enero 2014 - 01:00

"El violín que en sus manos canta y llora", es una cita de V. Ledesma que aparece en la placa homenaje del violinista Antonio Cuadra Román, nacido en Alhabia, y que vivió hasta 2004 en la casa donde se ubicaba ayer el reconocimiento en la calle Lope de Vega. Además de miembros de la corporación municipal, no faltaron familiares del músico, entre los que destaca la presencia de sus hijas, Amalia y María del Mar.

El alcalde del Ayuntamiento de Almería, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, señaló lo importante que es para la ciudad este reconocimiento: "Es una honra poder ofrecer este pequeño homenaje a Antonio Cuadra, un violinista extraordinario, una persona que aunque no nacida en Almería, vivió entre nosotros muchos años y fue un icono de la música de nuestra ciudad, dentro y fuera de las fronteras provinciales. Este pequeño homenaje nos ayuda a que Antonio Cuadra siga viviendo entre nosotros permanentemente".

El emotivo acto ha consistido en el descubrimiento de la placa, mientras dos jóvenes músicos de la Orquesta Joven de Almería (Beatriz Sierra y Darío Ventura) interpretaron un el Dúo de Ignaz Pleyel, Opus 8.

José Luis Rodríguez Martínez, antiguo director de la Coral Virgen del Mar y amigo del desaparecido Antonio Cuadra, ofreció una emotiva semblanza, recordando vivencias y experiencias: "Es el violinista más importante que ha dado Almería y al que no se le han dedicado suficientes muestras de admiración y respeto que por su trayectoria profesional y artística se ha merecido. Mis primeros contactos provienen de los conciertos que asiduamente daba en compañía de Rafael Barco. Empecé a admirarlo por su virtuosismo como intérprete y por su calidad como compositor".

Cuando ya tuvieron más relación, Rodríguez recordó que estuvieron juntos en numerosas actuaciones "como dúo de violín y piano o como cuarteto con Emilio Leseduarte y el violonchelista José Soto".

El pianista destacó valores del violinista: "Nos compenetrábamos muy bien. Él era muy exigente, muy purista con la partitura y la ejecución musical y yo le admiraba por su sencillez, su exquisita educación y, sobre todo, por su manera de interpretar, su perfección en el sonido, su fraseo, su timbre, su técnica en el vibrato, su afinación, sus matices, su expresión estética, su manejo del arco, su agilidad y seguridad, su sentimiento en la interpretación y su facilidad por la repentización para tocar a primera vista".

María del Mar Cuadra, su hija, aseguró que "estoy muy feliz porque hizo méritos para este homenaje. Nació y vivió para la música".

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