Almería

Predicadores y conjuros en la Berja del XVII

  • Religiosidad. Es la típicamente contrarreformista: procesiones, exhibiciones de la imagen de la Virgen, ceremonias y ritos, crédito de ciertos religiosos para hacer conjuros

EN Historia frecuentemente se tratan periodos de tiempo y lugares, pero menos cuestiones incardinadas en los mismos. Los virgitanos de esta época contemplaron el tránsito de un siglo a otro, de un reinado (Felipe II) a otro (Felipe III) con los cambios que comportaba ese tránsito: la hegemonía y cierta decadencia política, el belicismo y el pacifismo; dos coyunturas económicas: una expansiva de auge, y otra depresiva de crisis, aunque el declive definitivo aun tardaría en llegar; dos categorías culturales: Renacimiento y Barroco.

En la vida cotidiana de la "gente sin historia", de la gente corriente que no es protagonista habitual de los grandes acontecimientos, se entremezclan los factores materiales y los de carácter moral y espiritual. En el cabildo del 6 de marzo de 1609 se expone que "a petición de esta villa ha venido a ella el padre fray Fernando de Godoy, predicador de la Orden de la Santísima Trinidad, a predicar a esta villa y confesar esta Cuaresma, y, para su sustento, se ha de acudir a darle limosna" de 12 ducados y 2 fanegas de trigo.

En la Cuaresma y Adviento del año 1620 predicó en Berja fray Baltasar Pubillones Vigil "de la Orden de Nuestra Señora del Carmen". Debido a que "no había propios ni otras cosas de concejo, de que pagarle la limosna que pidió a este dicho concejo", en que entraba el sermón de San Tesifón, se plantea, "dando licencia los señores del Consejo de Población", pagarle los 10 ducados de "sobras de tercias y alcabalas". El fraile presentó la citada licencia y en el cabildo del 24 de mayo de 1620 acordaron "se le haga libranza".

Efectivamente el pueblo reza y se divierte, a la venida de predicadores, especialmente en Cuaresma, se unen las fiestas y celebraciones litúrgicas en honor de San Tesifón y de la Virgen de Gádor, con sus espectáculos de toros, juegos de cañas y chirimías, apareciendo alguna otra festividad. El 14 de julio de 1622, Lucas Martín de Lorca alcalde ordinario, Juan Sánchez Sahagún el Mozo alcalde ordinario, Francisco Pérez Morillo regidor perpetuo, y Pedro Vázquez regidor, concejo, justicia y regimiento de la villa, "acordaron que se haga otra libranza de cincuenta reales a cuenta de sesenta porque está obligado Juan Navarro, obligado al abasto del vino de esta villa este presente año, por la alcabala que causa el dicho vino, y los dé y pague a Juan Merino, vecino de esta villa. Porque el susodicho los prestó a este concejo para traer las velas, a esta villa, para el día de Nuestra Señora de la Candelaria este presente año; treinta y seis reales de seis libras de cera blanca, a seis reales cada libra, y catorce reales de traedura de ella y aderezos con que se trajo, que montan los dichos cincuenta reales. Y se libran en la dicha alcabala, atento a no haber propios de este concejo por ahora, como parece y consta por las cuentas, y se han de volver habiendo los dichos propios, a las dichas alcabalas".

La religiosidad es la típicamente contrarreformista: procesiones, exhibiciones de la imagen de la Virgen, ceremonias y ritos, crédito de ciertos religiosos para hacer conjuros.

En el cabildo del 6 de marzo de 1609, se trató pedir al prior del convento de San Agustín de Guadix, enviase a Berja al padre fray Antonio Palomino, que "hacía grandes obras en conjuros de langostas, y otras aves y animales dañosos a los frutos de los lugares, por haber en esta villa una plaga muy grande, que tiene destruida esta villa, de grajas, en tan grande cantidad que se comen el aceitunero, panes que se siembran y los frutos". El fraile vino a Berja y conjuró a las grajas, prosiguiendo con misas y oraciones en su convento, y se "ha conocido claramente haber aprovechado", siendo procedente entregar "alguna limosna al convento, y por estar esta villa tan pobre y no haber de donde la pueda satisfacer" se le donan 200 reales de las sobras de tercias, ya que el "beneficio fue general a todos los vecinos", y no se encuentra dinero de otra parte.

En un informe de Sancho de Torres, superintendente de las rentas de Murcia, del 19 de octubre de 1650, se afirma: "Es muy ordinario en dicha (Mula y su Tierra) y este Reino (Murcia) la incertidumbre de cosechas de los campos, por las pocas lluvias de que participan, de que se sigue que, faltándoles las cosechas de granos

quedan con mucho empeño, porque la huerta en tales años no basta para costearla, respecto del poco riego que tiene." (Archivo Municipal de Mula, Libro 3 de Veredas).

En las sociedades agrarias tradicionales tan ligadas a la tierra, los sistemas de adaptación entre las personas y el medio, pueden desequilibrarse por la aparición de una amplia gama de riesgos naturales que superan los medios para absorberlos o amortiguarlos, ante estas situaciones y la impotencia humana frente a las mismas no es de extrañar que se recurra a la divinidad por medio de procesiones, rogativas y conjuros.

En el cabildo del 21 de abril de 1625, "Atento al pulgón y orugas y gusanos que se han dado en los olivos de la huerta de esta villa, de manera que están muy secos y no pueden llevar fruto, y para su remedio se hizo diligencia de traer a esta villa al padre fray Francisco de Bustos predicador de la Orden de San Francisco, conventual de la villa de Linares, el cual vino y está en esta villa y ha seguido pleito contra los dichos (pulgones, orugas y gusanos) por ante el presente escribano. Y hoy, dicho día, se echaron suertes del santo que había de tocar para votarle y hacer fiesta por patrón de esta villa para la dicha memoria, y el dicho padre fray Francisco de Bustos, en presencia del dicho concejo, beneficiados y algunos vecinos de esta villa, echó las dichas suertes y cédulas de los santos y salió por suerte San Gabriel Arcángel, el cual se votó y recibió por abogado y patrón de esta villa, para hacerle fiesta en su día y holgarle, de que acordaron se haga la dicha fiesta perpetuamente".

Unos meses después se adoptaron, por parte del concejo, varios acuerdos relacionados con el tema: Juan Sánchez Angulo mayordomo de propios pague, a Juan Sánchez Sahagún el Mozo, alcalde ordinario, 48 reales que devengó por cinco días de ocupación, de los cuales dos corresponden "en ir a la villa de Adra a traer al padre fray Francisco de Bustos, predicador de la Orden de San Francisco, para que viniese a esta villa a conjurar la oruga y pulgón de los olivos" (13 mayo); pagar cinco reales al carpintero Torcuato Sánchez "por unas cruces que hizo para los conjuros del pulgón", y otros seis al beneficiado Oliver" de resto de la fiesta que hizo por los dichos conjuros, porque lo demás se pagó de otra parte" (25 mayo); se expone que Sebastián López y Cristóbal Enríquez de Molina entregaron, en nombre del concejo, 200 reales al franciscano fray Francisco de Bustos "por haber venido a esta villa a conjurar el pulgón y oruga que se dio en los olivos, y por no haber propios y ser utilidad de los vecinos se libran en las dichas sobras de los dichos diezmos." (27 agosto).

La inmensa mayoría de los virgitanos están inmersos en la Historia de la gente sin historia, la de las personas corrientes en su vida cotidiana, que no puede disociarse de los sistemas sociales, económicos, culturales, políticos y religiosos que las envuelven.

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