Premios a la implicación en el Casco Histórico de Almería
Gala en el claustro de la Catedral
La Asociación de Vecinos reconoce el compromiso de quienes contribuyen a engrandecer el barrio milenario de la capital y a mejorar el bienestar de quienes viven en él
El claustro de la Catedral de Almería acogió el sábado la gala de los II Premios Casco Histórico de Almería. Unos galardones que pretenden reconocer el trabajo, los valores, la implicación, el compromiso y la dedicación de hombres y mujeres que en su día a día contribuyen a engrandecer este barrio milenario y a mejorar el bienestar y la convivencia de los que viven en él.
En esta segunda edición de premios del Casco Histórico de Almería se ha puesto en valor el compromiso empresarial de personas como Pablo López Egea, un hombre que ha sabido emprender y transformar entornos con su propio patrimonio, a pesar de que tantos otros, con capacidad para hacerlo desde las administraciones no han sido capaces de lograrlo. Es el propietario de establecimientos como Patio de Vecinas o El Rinconcillo, además del impulsor de la recuperación de la calle Arco.
Se ha reconocido al arquitecto Eduardo Blanes Arrufat por su compromiso cultural, personal y profesional, con el Casco Histórico de Almería. Arquitecto responsable de la proyección y dirección de las obras de restauración del conjunto arquitectónico del Convento de Las Puras. Un arquitecto que será estudiado en los años venideros y del que nos sentimos tan orgullosos teniéndolo de vecino.
José Carlos Esteban-Hanza Fernández (pianista) que a sus dieciséis años se hará con el galardón de Joven con Historia fue otro de los galardonados. Se le ha concedido el premio como una manera de decirle, “quédate con nosotros y lleva siempre a este barrio y a sus vecinos contigo”, como señaló la presidenta de la Asociación, Magdalena Cantero.
Ramón Belmonte Espinosa, fue reconocido con el premio al hostelero histórico. Está al frente de uno de los establecimientos de restauración más antiguos y emblemáticos de la ciudad. Como destacó Cantero, “Ramón y el Bahía de Palma son historia viva del barrio. Además de ser un hostelero responsable y comprometido con el bienestar de sus vecinos, compatibilizando ocio y derecho al descanso”.
El Casto Histórico ha querido en esta ocasión premiar la implicación social de José Carreño Martínez por la labor que él, junto a Loli, Juan y Rafa realizan en el barrio. Muchos mayores, y muchos de nosotros habríamos vivido los meses de confinamiento de manera muy distinta sin ellos. No solo venden pan, entre otras cosas, sino que dan pan en forma de palabra a muchas personas, sobre todo mayores, que están o viven solos. Al frente del autoservicio Carreño, ha hecho posible, junto a sus trabajadores, que durante los meses de confinamiento los mayores y no tan mayores dispusieran a diario de sus compras.
Hay premios que llegan tarde, pero llegan y el sábado fue el momento de reconocer el trabajo y la dedicación que durante 15 años ha tenido Francisco Balcázar Linares al frente de la Asociación Española Contra el Cáncer. Ha sido merecedor del galardón por su implicación institucional en el trabajo en la prevención de esta enfermedad, así como por la atención, cuidados, ayuda, acompañamiento e investigación destinada a combatirla.
La escritora e investigadora Carmen Ravassa Lao recibió el premio a los Valores, por su destacada labor personal en defensa de valores que son y serán siempre históricos como son la defensa de las libertades, la razón, el compromiso, el tesón o la verdad más allá de anteojeras, ideologías u oportunismos. Es autora de varios libros: ‘El Cervantes’, ‘Historia de un Teatro’, ‘El Colorao no es Rojo’ o ‘Almería en una calle’.
Tomás Cano Rodrigo (Doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas, sacerdote de la Iglesia de San Juan y La Chanca) fue el premio al Compromiso. Durante más de nueve años de presencia en este barrio de la capital, los vecinos lo conocen por ser mucho más que un párroco, por su compromiso con los vecinos, los colectivos sociales y las instituciones.
En esta segunda edición de los Premios Casco Histórico, se ha querido reconocer también a Jesús Posadas Chinchilla, presidente de la Asociación de Empresarios del Mármol de Almería y Andalucía, como vecino adoptivo del Casco Histórico de Almería. Una decisión adoptada por unanimidad por la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos Casco Histórico de Almería por su intensa colaboración a lo largo de estos años con la esta entidad haciendo posible que personalidades históricas del barrio, o lugares emblemáticos de la ciudad sean más visibles y reconocibles con placas de mármol realizadas por su empresa, contribuyendo al fomento de la historia y la cultura de este barrio.
25 años de lucha y esfuerzo
Durante la gala, a la que asistió un nutrido público, la presidenta de la Asociación de Vecinos, Magdalena Cantero, recordó que “hace ahora 25 años que un grupo de vecinas y vecinos del Casco Histórico de Almería quisieron transformarla y que a los ojos de los demás se percibiera de otra manera. Hombres y mujeres que se negaban a ser cómplices del progresivo deterioro y degradación del barrio de los barrios de Almería. Personas normales, aunque dispuestas a enfrentarse a situaciones difíciles por un objetivo común: Hacer grande el barrio que fue el germen de nuestra ciudad. El camino no ha sido fácil en estos 25 años y basta con recorrer las calles para valorar que todo ese esfuerzo ha sido, a pesar de las ilusiones compartidas, insuficiente”, destacó Cantero.
Su discurso fue emotivo y contundente. Aseguró sin reparo que “nuestro barrio se muere, no por antiguo, sino de viejo, y solo tiene posibilidad de sobrevivir si de una vez por todas se cree en él y en su capacidad para transformar la imagen de toda la ciudad. Su progresivo deterioro afecta a la ciudad en su conjunto. Las calles se han ido vaciando de personas y no solo a La Almedina, La Calle de las Tiendas, la Calle de la Reina o la Calle Real. Ahora también el Paseo de Almería se muere de manera progresiva a pesar de las voces de alarma de comerciantes, hosteleros y vecinos. Su deterioro, si nadie lo frena, será irremediable”.
“Somos la única ciudad que conozco en la que su Catedral sirve de portería a los niños del barrio por falta de espacios para que jueguen”, lamentó Cantero, quien aseguró que “este hecho, que puede parecer anecdótico “no es un problema menor, pues se necesitan cambios y mejoras urgentes que aborden los problemas que atañen al Casco Histórico de forma integral, como se ha hecho en todas las ciudades”.
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