Presos libres de adicciones
Unidad Terapéutica y Educativa
Una treintena de presos cumplen condena en este módulo en el que la desintoxicación es el denominador común
El 80% de internos que han pasado por la UTE desde su creación hace 9 años se han reinsertado
El consumo de droga los llevó a vivir entre rejas. Presos de la heroína, la cocaína, las drogas de diseño, el alcohol, el juego... cometieron un delito por el que cumplen condena en la cárcel de El Acebuche. En las entrañas del penal, en la Unidad Terapéutica y Educativa (UTE), ejecutan su sentencia treintayun reclusos. Un módulo en el que de forma voluntaria trabajan por ser presos libres de adicciones, y con la mirada puesta en una exitosa reinserción a la sociedad.
Tarik tiene 29 años, encarcelado por cometer un atraco, empezó a consumir a los 16 años. Cocaína, cannabis, pastillas de diseño:“Tuve una infancia muy difícil. Empiezas a hacerlo por diversión, y crees que lo vas a poder dejar de manera sencilla, pero al final caes y es muy difícil salir de este mundo”. “Yo tengo muy claro que quiero estar bien, y ha sido aquí en la UTE donde me he dejado ayudar. Estoy súper agradecido”.
Carlos de 34 años se encuentra preso por supuestos malos tratos, era consumidor de cocaína y alcohol. Interno de la UTE, donde ha logrado dejar atrás sus adicciones, considera esencial “que quienes tengan problemas con la droga, pidan ayuda”. “Que estudien, que hagan mucho deporte, y sobretodo que quieran a su familia y se alejen de este mundo”.
Emilio, 50 años:“Me estaba muriendo en vida en la calle. Sufría una depresión por la separación de mi anterior pareja y empecé a consumir alcohol. Me llevaban siempre por incumplir la orden de alejamiento. “Qué pidan ayuda”. “Yo tuve la suerte de entrar en la UTE, pero hay que tratar de evitar todo esto”.
Normas específicas con rigurosidad y distintas al resto de módulos de la prisión, con especial exigencia en aquellas relativas a la convivencia y la organización durante el tratamiento, caracterizan a este espacio.
Tal y como ha detallado el director de El Acebuche, Miguel Ángel de la Cruz, “la fórmula convencional para abordar la problemática del toxicómano se lleva a cabo en la prisión independientemente del módulo donde se encuentre alojado el interno”. “Queríamos dar un paso más y concentrar a los que tengan esta problema e incorporarlos a una fórmula organizativa y un estilo de vida integral, completo”. “Las normas son muy rigurosas, las mismas que puede haber en una comunidad terapéutica externa: Tienen que tener todo el tiempo ocupado, el dormitorio en determinadas condiciones, en definitiva muy riguroso y con unas normas de convivencia que hay que respetar si o sí”.
Ubicada en el que fuera el departamento de mujeres, la UTE cumple 9 años en los que un 80% de los internos que han pasado por la Unidad se han reinsertado, entendiendo como inserción no volver a la cárcel una vez que han obtenido la libertad. Médicos, psicólogos, maestros, educadores...
Además de Antonio, el funcionario que habitualmente se dedica a la vigilancia de la Unidad. Una labor de participación en un proyecto que requiere de una implicación especial en su día a día con los internos. Sus jornadas laborales no se limitan a vigilar, sino que su trabajo es terapéutico, impulsando la organización y que todas las normas de la UTE se cumplan con arreglo al proyecto. “De 8:30 a 9:00 desayunan y después comienzan las actividades. Hay talleres diferentes en los que ellos aprenden marquetería, costura, y por supuesto la escuela que es fundamental y donde más horas se les ocupan. Tenemos dos maestros en la UTE para los 31 alumnos”.
Antonio ha detallado que “tienen que estar todo el tiempo ocupados. El que no esté en talleres está en la escuela, y el que no en terapia. Le ajustamos los horarios. Ellos llevan un cuadrante encima para saber donde tienen que estar en cada momento. Tienen media hora de recreo. Las habitaciones son de dos personas máximo, y pueden fumar en espacios abiertos y en su habitación, siempre que el compañero quiera. Eso se respeta mucho”.
Tal y como ha explicado el funcionario, “hay un período de acogida de un mes en el que un interno veterano acoge a un neófito y durante ese período le está explicando, enseñando, asesorando cómo es e módulo, cuales son las normas, cómo se debe de comportar, le enseña a hacer una cama porque muchos llegan sin saber hacerla o fregar el suelo. Hay que hay cuatro grupos y cada uno tiene un interno de apoyo para cuando hay un problema entre ellos lo primero que tienen que hacer es ir a su apoyo”.
Una oferta terapéutica que no entiende de sexo
En El Acebuche el número de internas es de alrededor de un 5%, con respecto a la totalidad de hombres. Tal y como ha asegurado el director de la prisión, Miguel Ángel de la Cruz, “esta es una oferta terapéutica que no entiende de sexos”. “No tiene sentido que una interna que tiene una problemática de toxicomanía no pueda acceder a un departamento que tiene como destino principal ayudar a las personas con ese problema. La Junta de Tratamiento tiene las instrucciones de que cuando se de el caso la interna podrá venir dentro del proyecto, lo mismo que una persona que va desde su domicilio a recibir las terapias, viene desde su módulo”.
Victoria es la maestra de la UTE, ha incidido en que “a nivel de escuela los ves muy nerviosos, no asimilan, pero cuando pasa un tiempo se les abre la mente”. Para la docente, “la higiene personal, que parece algo muy sencillo, no lo es. Aquí se les obliga a ducharse diariamente, a lavarse la ropa todos los días, a coserse si propia servilleta, a dejar la cama hecha y la celda completamente limpia. Todo eso que en la calle no tienen, aquí trabajamos diariamente para que adquieran el buen hábito”.
“Las adicciones afectan a toda la esfera social”
El subdirector médico de El Acebuche, Juan Martínez, ha señalado que las adicciones “afectan a toda la esfera social, reincidencia sobre todo, ruptura familiar, delitos que están relacionados y deterioro. Muchos de los internos son habituales de entrar y salir”. “En la UTE suelen estar una media de dos años. Algunos al año y medio están estables y se les hace seguimiento en su módulo, si es que van a seguir en prisión”. A nivel médico, con respecto a la toxicomanía, el doctor Martínez ha explicado que “la tendencia es a utilizar la menos cantidad posible de tratamiento, pero casi todos tienen su programa de mantenimiento de metadona. Y con psicofármacos quien lo necesita. En función de si hay adicción a opiáceos o metadona. Se permite que en la UTE haya gente que pueda utilizar metadona si lo precisan. Ellos mismos te van pidiendo bajar la dosis”. “Nosotros no queremos que tengan prisa excesiva y que la deshabituación sea segura”. “Es mejor hacerlo seguro que no rápido, y que la reincidencia en el consumo sea menor. Intentamos que se vayan adecuando y tengan una perspectiva de futuro porque sobretodo la indicación mayor de estar en UTE es poder conseguir que se puedan ir en libertad condicional a una comunidad terapéutica o a un piso de acogida”.
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