Puerta del Sol (II): Muralla y Rostrico

Crónicas desde la ciudad

Una Real Orden autorizó el derribo de las murallas. Varios concejales urgieron en un plenario de julio de 1855 a su demolición como medida inmediata para paliar el grave paro obrero en la capital

Antonio Sevillano / / Historiador

30 de septiembre 2012 - 01:00

COMENTABA en anteriores artículos que mediado el siglo XIX fue derribada la cerca perimetral alzada alrededor de la ciudad. El 29 de mayo de 1855 la Gaceta publicaba una Real Orden autorizando al Ayuntamiento (en determinadas condiciones) a demolerla al carecer ya de valor estratégico, "por haber dejado de ser plaza fuerte". La actuación fue demorada meses, siendo ahora obligados por la inminente aparición de una virulenta epidemia de cólera que hizo huir despavoridos a la burguesía local a sus cortijos y residencias alejadas de la capital.

Ante la crítica situación social dominante, un pleno municipal muestra la resuelta decisión de sus responsables tendente a acometer urgentes obras públicas como paliativo de las abrumadoras cifras de paro. Independiente de tal iniciativa, su detenida lectura nos indica igualmente la aptitud paternalista, más cercana a la beneficencia y limosna vergonzosa que una la justa y necesaria redistribución de los recursos económicos entre la ciudadanía. Además del canguelo de la clase dominante frente a previsibles algaradas populares empujados por el hambre y la desesperación de los jornaleros .

SESIÓN DE CABILDO

El Consistorio, presidido por el acaudalado propietario Ramón Orozco, debatió (11 de julio de 1855) la iniciativa de varios concejales urgiendo al derribo inmediato del cerco de piedra y argamasa:

Hízose lectura de una proposición escrita por los Sres. Regidores Álvarez, Rabanillo, Leguía, Jover y Sirvent, fecha once del actual, exponiendo, que en consideración del estado en que se encuentra la población por la proximidad del cólera morbo asiático en razón de haber sido invadidos algunos pueblos limítrofes, lo cual ha producido la emigración de muchas familias notables, que teniendo obras emprendidas han quedado paralizadas, ocasionando la escasez en las clases menesterosas, cuyo sostén es uno de los principales cuidados de este Municipio para evitar cualquier conflicto que pudiera surgir por aquellas causas, precisando que estando mandado el derribo de las murallas se pase un oficio al Sr. Gobernador Civil de la provincia haciéndole presente la conveniencia de que se empiece (…) por los puntos del barrio de Coca al Paseo, puerta del Sol, puerta de Purchena y arco de Atarazanas, por cuyo medio se dará trabajo a infinidad de braceros que han quedado sin medio de subsistencia.

Tomadas en consideración por el Ayuntamiento y penetrado de que el medio más expedito para subvenir a la necesidad indicada es el de promover obras públicas donde tenga ocupación la mencionada clase obrera, refluyendo a la vez en beneficio de la población, Acordó:

Que con la urgencia que exigen las actuales circunstancias, se dirija oficio a la citada superior autoridad para que tenga efecto el derribo de la muralla en los puntos que se indican, en cumplimiento de lo prevenido al efecto en Real Orden de 29 de mayo último, por cuyo medio se conseguirá dar trabajo a los braceros, y se evitarán al mismo tiempo las desgracias que pueda causar el estado ruinoso en que aquellas se encuentran.

ERMITA DEL ROSTRICO

Ligado a lo anterior, cuatro lustros atrás, la Sesión municipal de 17 de enero de 1835 abordó el futuro de la (h)ermita de la placeta del Sol:

El Regidor don Bernardo Campos y Arredondo, Obrero Mayor de esta capital y encargado por este concepto de la parte de la Policía Urbana de los edificios y calles de ellas, llama la atención de VSS. para que un punto interesante sea tratado, discutido y determinado por esta ilustrada Municipalidad; y es la siguiente:

En la parte inferior de la muralla de la puerta del Sol y pegado a ella existe una pequeña (h)ermita llamada del Rostrico en estado de ruina, donde se ha solido decir misa algunos días de fiesta. El público desea desde hace mucho tiempo se traslade la imagen a un templo y se demuela la (h)ermita. Las razones en que se apoya este deseo son las siguientes:

1ª) Conviene a la Santidad y decoro de nuestra religión en que las imágenes de nuestro culto lo reciban en los templos que le están consagrados: Que el santo ejercicio de la misa se celebre exclusivamente en ellos, que no en encrucijadas plazas ni otros sitios públicos de gran concurrencia, donde la gente grosera vierte voces, canciones y palabras deshonestas que tanto ofenden a la moral pública, al paso que distraen la atención de los fieles de un acto contemplativo.

2ª) Que habiéndose trasladado años ha a la iglesia parroquial de Santiago otra igual imagen que la había semejante en la (h)ermita de la Puerta de Purchena y demoliéndose aquella por las poderosas razones anunciadas anteriormente, y demás que se van a exponer, debe suponer lo mismo con la que nos ocupa ahora.

3ª) Estando la (h)ermita en cuestión pegada a la muralla en toda su longitud, es una especie de escala y escondite contra la fortificación de la Plaza.

4ª) Su estado anterior de miseria amenaza riesgos a los concurrentes y transeúntes por dicha puerta

5ª) Es un esfuerzo para el curso de los carruajes, muchos de los cuales peligran al tomar la vuelta a hora necesaria y se mutilan de las astas los bueyes que vienen o van a la Vega uncidos, por ser la avenida más ordinaria por donde se dirigen a ella.

6ª) Lo mucho que afea a la hermosura, ornato y comodidad de los edificios de esta parte de la población que se están construyendo de nuevo, y que derribándola quedará la calle hermosa y espaciosa.

(…) El Obrero Mayor anticipa su parecer para en el caso de resolver el Ayuntamiento en sentido afirmativo y es el siguiente:

Que se nombre una comisión de su seno que asistiéndose y conferenciando con el señor Vicario capitular de este Obispado, dispongan la traslación del cuadro-imagen del Divino Rostro a la iglesia que su Señoría tenga por conveniente, con el decoro y acompañamiento correspondiente.

Que verificado este primero y esencial requisito y después de haber dispuesto también el mismo señor Vicario de los ornamentos, vestuario y vasos sagrados se llame al patrono de dicha (h)ermita para hacerle constar que se va a demoler. Y que antes de proceder a esto último se saque a pública subasta el gasto de demoler y limpiar el local bajo las bases y condiciones que el ilustre Ayuntamiento determina, oyendo antes las indicaciones que hará su Obrero Mayor como ventajosas para que nada cueste esta operación. El Ayuntamiento resolverá todos estos extremos lo que crea más conveniente.

Almería, 16 de enero de 1835. Bernardo de Campos

Una vez discutido, el Pleno acordó nombrar una Comisión compuesta por los regidores Bernardo de Campos y Alejandro Fernández para que inquieran al patrono de dicha ermita (al parecer no estaba muy clara su propiedad) y se avistaran con el Vicario sobre los puntos que abraza la exposición del Obrero Mayor. Proseguiremos con tan céntrico ámbito espacial de religiosidad externa, su capilla sucesoria y el entorno urbano de la Puerta del Sol donde se asentaba.

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