Puertos Almería-Motril: Una separación inútil
La reivindicación granadina de salvar la línea con Melilla a través de subvenciones ha traído el recuerdo de una desanexión que nunca debió producirse
Es una de esas historias pensadas y desarrolladas para un mundo que ya no existe, de un país dado a exhibiciones en las que la lógica era lo último que se tenía en cuenta. Los puertos de Almería y Motril habían permanecido unidos en unos trece años en los que ambos habían salido beneficiados; el primero porque aumentaba su área de influencia y racionalizaba lo que después buscaba con ansia, el denominado hinterland especialmente incipientes en el tráfico de cruceros que tenía (como ahora) la Alhambra de Granada como uno de los principales sueños del destino de sus pasajeros y el segundo porque vio como crecían sus expectativas y se desarrollaban posibilidades que por entonces estaban apenas apuntadas y que ahora podrían ser una realidad más sólida, como los tráficos de contenedores, de graneles o la posibilidad no apuntada de que el mineral de hierro de Alquife tuviera en el puerto granadino su principal puerto de embarque.
Eso se torció hace ahora más de ocho años, en el recordado 2005, cuando las aspiraciones poco claras de los dirigentes políticos granadinos, encontraron eco en las salas del Ministerio de Fomento y se puso fin a una colaboración que comenzó allá por el también recordado 1992.
Lo más incomprensible del asunto es que el Boletín Oficial del Estado del día 3 de agosto del año de los Juegos Mediterráneos, aquel en el que se recogía la separación efectiva de ambas autoridades portuarias, dejaba bien a las claras que no había ninguna razón para que dicha separación se produjera. Así, se decía textualmente que "la gestión integrada del puerto de Motril en la Autoridad Portuaria de Almería, pretendía conseguir una gestión más eficiente y un mayor rendimiento del conjunto de los medios utilizados, ..., objetivos que han sido sobradamente cumplidos durante los más de 10 años de gestión conjunta, que han permitido al puerto de Motril experimentar un importante crecimiento en sus tráficos y en el desarrollo de su actividad económica. El grado de desarrollo alcanzado en el puerto de Motril, el incremento del volumen del tráfico que mueve las expectativas de crecimiento que en la actualidad ofrece el puerto, por su especial ubicación y por las nuevas infraestructuras de las que dispone, aconsejan ahora encomendar la administración, gestión y explotación del puerto de Motril a una Autoridad Portuaria diferenciada".
En la página web del puerto granadino, al explicar la historia de esos 13 años que permanecieron unidos ambos se dice lo siguiente: "Por el Real Decreto 940/2005, de 1 de agosto, se segregan de la Autoridad Portuaria de Almería-Motril las Autoridades Portuarias de Almería y de Motril. La Autoridad Portuaria de Motril nace el 1 de Octubre de 2005, mediante la concesión de la autonomía de gestión al propio puerto". Fin de la cita.
En un principio, la decisión fue eminentemente política y el nombramiento del que hasta el momento ha sido su único presidente, Ángel Díaz Sol, así lo confirmó. Quien por entonces era el representante de ambos puertos, José Antonio Amate, aseguró que dicha separación le parecía "incomprensible". Las inversiones realizadas en la localidad motrileña por la Autoridad Portuaria de Almería en los ejercicios de 2002 a 2004 superaron con creces los 10 millones de euros, destinados al contradique de la ampliación del puerto y defensas en las playas, el desvío de la rambla de los Álamos, muelle de las Azucenas y el nuevo espaldón de la ampliación del dique.
Desde el minuto uno de su primer día, la única iniciativa que parecía impulsa a cuanta actividad surgía de Granada era, sencillamente competir con Almería por las mismas líneas. La primera declaración de Díaz Sol fue la de su apuesta por "crear una línea de pasajeros con el norte de África, algo que ahora no existe. Con la autovía concluida a Granada, seremos el puerto más cercano a Madrid. Tráfico de cruceros y recientemente el de mercancías, han sido las otras dos batallas logísticas que suponen simplemente, el tratar de competir por lo mismo, con precios a la baja y en puertos tan próximos que no se justifica en absoluto; aumento de gasto (especialmente en personal con cientos de personas) y, sobre todo, de inversiones con cargo a las arcas públicas en una época en la que nos acostumbrábamos a los números en negro y no en rojo.
Ahora, la disputa de la línea con Melilla, en la que asistimos a una situación similar a la que se vivió con el vuelo a Sevilla, pone de nuevo en cuestión una decisión que si entonces lo era, ahora lo es más. Las conexiones entre las ciudades españolas del norte de África y la península están sometidas (igual que la conexión aérea) a una declaración de servicio público que sólo contempla dos conexiones, una con Málaga y otra con Almería. Motril quiere la suya para quitar pasajeros a la capital almeriense. Al quedarse sin una subvención que le permitiera costear (con cargo a fondos públicos, eso sí) el déficit de establecimiento de la línea, Motril ha buscado unas subvenciones que ahora se miran con lupa para implicar a los gobiernos de la Junta y de la Ciudad Autónoma de Melilla en la consecución de financiación para el mantenimiento de dicha línea.
La última en esta lucha contra el sentido común, fue una reunión mantenida entre el Ayuntamiento de Motril, el puerto y los agentes socioeconómicos del municipio con el objetivo de hacer "frente común" y "blindar" la línea marítima Motril-Melilla. La alcaldesa de Motril, Luisa García Chamorro, acordó acudir junto al presidente de la Autoridad Portuaria, Ángel Díaz Sol, a la entrevista que mantendrá el próximo miércoles con el director general de la Marina Mercante dependiente del Ministerio de Fomento, a la que también asistirá algún representante de los agentes socioeconómicos. El responsable de la Cámara de Comercio de Motril, Ángel Gijón, este lunes el tejido socioeonómico mantendrá una reunión por las infraestructuras, en la que participará casi una treintena de representantes sindicales, empresarios y asociaciones de toda la provincia, que volverán a reunirse en defensa de los intereses del mantenimiento de la conexión marítima en condiciones competitivas, es decir, bajo subvenciones.
Un disparate que comenzó hace más de ocho años se ha enquistado hasta el punto de airear banderas de agravios a ciudades en contra de otras. Alguien debería poner algo de razón en todo esto. Como en España sobran aeropuertos, también sobran autoridades portuarias. No se trata de privilegios tan absurdos como los ataques en propias carnes, sino de poner sensatez donde no la hay y terminar con una sinrazón que comenzó mal y corre el peligro de acabar peor.
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