Ramadán, ayuno y reflexión espiritual
Hoy empieza con la primera luna del noveno mes en el calendario musulmán · En la provincia conviven casi 100.000 musulmanes.
Termina el Shaabán, el octavo mes del calendario árabe y con él sale la primera luna creciente del nuevo mes. Es la señal que indica a todos los musulmanes el inicio del Ramadán. Comienza así un mes de ayuno durante el día, de recogimiento espiritual y de encuentro con el Corán.
Cuano Omar hizo su primer rezo ayer a las 5:34 de la mañana, sabía que era el último día en que tenía permitido desayunar y almorzar. A partir de hoy y hasta que la luna complete su ciclo y vuelva a salir dentro de un mes, deberá esperar a la puesta del sol de cada jornada para probar bocado. No es fácil para este hombre que regenta el bazar Al Magreb Al Arabi de la Calle Real. Su familia está en Marruecos, en un pueblo cerca de la frontera con Argelia. Él tendrá que pasar esta fiesta solo en Almería. Comúnmente, durante el mes de clemencia para los musulmanes las familias se reúnen por las noches y comparten las viandas, té y dulces. Sin embargo, se llena de orgullo al decir que es una satisfacción completar el Ramadán. "Los primeros días se hace más difícil, pero una vez que te acostumbras, no se hace pesado", explica.
Ilham proviene de un pueblo cercano a Nador. Lleva veinte años en Almería y es la cocinera del restaurante Miloud, también en la Calle Real. A partir de hoy, la rutina de trabajo inicia un paréntesis para ella. En la fonda se suprime la hora del almuerzo. "Empezamos a cocinar sobre las cinco de la tarde", cuenta. Antes de eso, dedicará la mañana a descansar y hacer compras para el negocio.
Este año, Ilham pasará el Ramadán en compañía de su marido, sus padres y el bebé que lleva en su vientre. Sus hijos mayores están pasando las vacaciones en Marruecos. "Es la primera vez que paso el Ramadán embarazada", resalta esta hospitalaria mujer mientras ofrece un té de menta. "Si me encuentro bien, lo voy a completar, ¡pero si me noto más débil tendré que comer!".
Ibrahim y Samba hablan en tono pausado y reflexivo. Se preparan también para el mes de ayuno. Lo hacen desde que eran niños y vivían en Senegal. "Es más difícil hacer el Ramadán en Europa", cuenta Ibrah -como lo llaman sus amigos- "porque la sociedad y las costumbres son diferentes".
En casa de Ibrah, agosto se vivirá de forma particular. Vive con su pareja, Patricia, que no es musulmana. "No pasa nada. Yo no como y ella sí", cuenta con su tono sereno. Cada persona vive el Islam de forma individual. Se trata de un tiempo de reflexión, de cultivar la madurez del espíritu y encontrarse con uno mismo.
Sin embargo, aunque las bases de este ritual son comunes, cada cultura tiene sus preferencias. En el restaurante de Ilham, lo primero que se toma cuando cae el sol es una taza de sopa harira, muy rica en hidratos y proteínas para recuperar fuerzas. Omar prefiere comer dátiles y beber un poco de té para romper el ayuno. Más tarde, después del último rezo, se permite comer un plato fuerte. Samba e Ibrah coinciden en que lo primero es beber un poco de agua para hidratarse. Durante el Ramadán, tampoco se puede beber en el día.
Hay quienes toman dulces de almendras y miel, galletas, flanes y dátiles con café o té para reponer fuerzas. Ilham cuenta que en el restaurante la mayoría de la gente pide batido de aguacate. "¡Es que está de moda!", cuenta risueña.
El restaurante se adapta a las necesidades de la comunidad. Acuden algunas familias, pero sobre todo hombres solteros o que viven alejados de sus familias. También personas que están de paso en Almería. "Quienes toman el barco (con destino Nador o Melilla) suelen llevar comida para la madrugada. Así comen antes del alba y pueden continuar el viaje", explica Ilham.El ritmo de trabajo también sufre un vuelco para las carnicerías. Durante el Ramadán, aunque no se coma durante el día, sí se preparan platos suculentos por la noche. La carnicería Assaada, por ejemplo, amplía su horario de apertura un par de horas por la noche, ya que muchas familias acuden tras el último rezo (pasadas las once) para adquirir los últimos productos. Entre cordero y yerbabuena, su dueño cuenta que el consumo de carme aumenta durante el mes de clemencia, aunque se muestra seguro de que la crisis económica afectará este año a las ventas de productos cárnicos.
Lo tienen más difícil quienes desempeñan trabajos físicos, como la construcción o la agricultura. Con frecuencia, los empresarios no conceden licencias de horario reducido o jornada intensiva a quienes realizan el Ramadán. Esto hace más realizar el mes de abstinencia. Sin embargo, tanto si el esfuerzo físico está justificado, como si la persona está de viaje, tiene ciertas licencias y se le permite relajar la rutina del mes de sacrificio.En castellano, se suele identificar el Ramadán con el ayuno. Sin embargo, al hecho de no comer durante el día se le llama sawm. El Ramadán comprende muchas otros elementos. En general, no se puede practicar ninguna actividad que suponga un vicio. No se debe fumar, ni practicar sexo, ni tener pensamientos obscenos durante este tiempo.
No es una penitencia, sino un mes de clemencia. Son treinta días, entre luna y luna, para reflexionar sobre el comportamiento personal, sobre la forma de interpretar el Corán, para rezar y buscar la paz interior, para compartir con la familia. "Por ejemplo, en vez de escuchar música, se recomienda escuchar o leer el Corán", explica Ibrah. Sin embargo, más allá de las prohibiciones básicas, hay lementos que son recomendables, mas no obligatorios. Por ejemplo, hay quienes en el quinto y último rezo prolongan sus oraciones.
Con el cuarto rezo, cuando el sol se esconde y se levanta el ayuno, llega el momento de compartir con la familia. Las bandejas ven cómo de vaso en vaso se vierte el té y salpica mientras hace espuma en los recipientes. Cada estancia se llena de aroma a menta, corren los dulces y los dátiles. Las viandas son abundantes y se da buena cuenta de ellas con pausa para, una vez terminadas, agradecer con un melódico alhamdulillah. En la provincia hay casi 100.000 musulmanes, aunque no todos participan del ayuno y de los rezos de la fiesta. Un importante número de inmigrantes vuelven por estas fechas a realizar el ayuno a casa en la Operación Paso del Estrecho.
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