26M Elecciones municipales

Ramón I de Almería

  • Fernández-Pacheco le da la vuelta a las encuestas internas iniciales del PP y gana solidez política. Encara el nuevo ‘desorden’ municipal con el objetivo de pactar sin ceder gobierno

Ramón Fernández-Pacheco y Paola Laynez, nueva concejala del PP, se fecilitan por los resultados conseguidos en la capital

Ramón Fernández-Pacheco y Paola Laynez, nueva concejala del PP, se fecilitan por los resultados conseguidos en la capital / Javier Alonso

El biznieto y nieto de alcaldes ha conseguido continuar la saga familiar, librándose de la rémora de ir de prestado a la Alcaldía y pletórico de la “confianza” de los votos cosechados con una, desde luego, singular campaña, la del nombre propio, Ramón, que ha aniquilado las druidas de las malas encuestas con las que Fernández-Pacheco y los suyo comenzaban la carrera hacia las urnas. Son días ahora de resolver el nuevo desorden municipal, con la irrupción en el Plenario de nuevos partidos, Vox y Podemos, y el hundimiento de Izquierda Unida, que termina 40 años de presencia en el Ayuntamiento de Almería. Nuevas caras, y la posibilidad de cerrar nuevos pactos. De gobierno coaligado o con la puntualidad que marcan los presupuestos.

Las dos vías posibles las encara un Fernández-Pacheco consolidado, con mucha más fuerza política que antes, aun habiendo mantenido el mismo resultado que su predecesor, con 13 concejales del Partido Popular sentados en la bancada del gobierno municipal. La solidez en su autoridad se la ha ganado, desde luego, a pulso con esta campaña con la que, Ramón, a secas, se la ha jugado.

Los resultados de las generales vaticinaban el peor panorama para los populares, quienes manejaban encuestas internas donde el patio de la derecha fragmentado dejaba al partido escuálido en la capital..., hasta el lanzamiento a la calle de Ramón, confianza. Ha sido una apuesta arriesgada la de este personalismo de cartel frente a unas siglas políticas relegadas a un tan secundario plano que apenas la presbicia dejaba ver.

Sin embargo, a mitad de la campaña electoral, las mismas encuestas internas espantaban los fantasmas del desastre, dando la vuelta a los posibles resultados con el que el jefe de campaña, Manolo Guzmán, puede recibir el permiso de los suyos para darse un descanso homenajeado.

Ese 43,44%, resultado de los 34.087 votos recibidos, validan el esfuerzo casi sin precedentes en el PP, que ha empleado todos los recursos y resortes disponibles para reverberar esa petición de confianza, incluso, hasta llegar a rozar el delicado límite del exceso en las redes sociales, con un candidato a la Alcaldía que ha estado apareciendo prácticamente en la sopa.

Ramón, a secas, ha conseguido esa confianza para que, esta vez sí, sienta totalmente propio su derecho a ostentar el codiciado bastón de alcalde. Ya ayer saboreaba el triunfo dando, a través, cómo no, de lasa redes sociales, las “gracias a todos los almerienses que habéis –escribía– confiado en este proyecto”, dispuesto, según su discurso, a gobernar también para aquellos cuyo voto ha ido en otra dirección.

Sentado sobre la mesa de su despacho en Alcaldía, sin aspecto de cansancio, sino jovial y relajado, en el vídeo que ha hecho circular lo decía. “Lo repito hoy más fuerte, vamos a trabajar por todos”, pues “son más los aspectos que nos unen que los que nos separan” y porque, trabajando por el “interés general, Almería no tiene techo”.

Adriana Valverde, la noche de las elecciones tras conocer los resultados Adriana Valverde, la noche de las elecciones tras conocer los resultados

Adriana Valverde, la noche de las elecciones tras conocer los resultados / Javier Alonso

La búsqueda de los aspectos que unen es, justo, la tarea que la ausencia de mayoría absoluta le impone. Aunque ya ha habido durante la jornada de ayer contactos a través de Whatsapp con otras formaciones políticas, será a partir de la semana próxima cuando empiece la ronda de reuniones con llamadas formales en el Preventorio. Necesita un voto más de los concejales electos para ser investido el 15 de junio como alcalde de Almería, una ceremonia en la que el revalidado no espera sobresaltos de última hora.

Por orden de obtención de votos, llamará al despacho primero a Adriana Valverde, la otra cara de estas elecciones que, pese al triunfalismo socialista de las generales, no ha podido evitar ser la derrotada, pese a que, de igual modo que Fernández-Pacheco, ha conservado el número de concejales, nueve (29,81%), que en esta legislatura componían la bancada del PSOE.

No se espera de Valverde ofrecimiento de pacto, y tampoco ser adversaria en la investidura. Ha aceptado su papel como cabeza de la oposición y, sin perder elegancia, ha sido la primera de los candidatos y candidatas en emplear su perfil de Facebook para felicitar a Fernández-Pacheco, antes incluso de mostrar su agradecimiento a los ciudadanos que le han apoyado en las urnas y prometer seguir trabajando. “Nos dejaremos la piel por ellos y nuestra ciudad”.

Vox ha conseguido entrar en el Ayuntamiento con dos concejales Vox ha conseguido entrar en el Ayuntamiento con dos concejales

Vox ha conseguido entrar en el Ayuntamiento con dos concejales / Javier Alonso

El segundo en pisar el despacho de Alcaldía si puede traer el pan bajo el brazo. Joaquín Pérez de la Blanca ha conseguido acariciar los 6.000 votos que Vox ha ganado en la capital, una candidatura donde el peso de las siglas ha ido en beneficio de un alcaldable novato en el mundo de la política. Si en esta campaña, los almerienses han podido conocer aspectos íntimos que nada tienen que ver con la gestión municipal, como gustos, aficiones o la familia de Ramón y Adriana –como se han llamado en sus respectivas iniciativas–, de Pérez de la Blanca poco se conoce. Por poco tiempo, porque tiene mucho que decir.

Los dos concejales de Vox –Juan Francisco Rojas completa la bancada– pueden formar parte del equipo de gobierno. Dependerá de su oferta, pero también de la de Ciudadanos, que podría contentarse con el apoyo puntual que la formación naranja ha venido en estos cuatro años prestando a los presupuestos municipales, si Miguel Cazorla deja atrás los cacareados incumplimientos de sus líneas rojas y naranjas. O viceversa.Todo dependerá de una negociación de oferta y contraoferta, de la que seguramente salga un PP solo en el gobierno con respaldo puntal, desde la oposición. De Vox o Cs. ¿Con cuál partido?

Cazorla y su equipo durante el seguimiento de los votos escrutados Cazorla y su equipo durante el seguimiento de los votos escrutados

Cazorla y su equipo durante el seguimiento de los votos escrutados / Javier Alonso

Esa es la incógnita a resolver, en la que entra en juego, al margen del peso ideológico de los partidos, la afinidad de las personas. Vox accede al Ayuntamiento de Almería con una actitud beligerante y enseñando los dientes desde el minuto uno. “El despertar de Almería”, o la Almería que madruga, traslada este mensaje antes de que se abran las puertas de los pactos: “Se acabó la desconexión de los barrios, se acabó el expolio a los almerienses, pediremos rendición de cuentas al reelegido PP. ¡No Vamos defraudar!”, a lo que Vox añade su intención de que llegan para quedarse: “Haremos que Almería confíe en nuestra gestión en 2023”.

El discurso de Ciudadanos podría decirse que es, aparentemente, más dulcificado, pero Cazorla tendrá que hacerse valer. Los resultados obtenidos por el cabeza de lista son inferiores a los de Vox y ha perdido, con 7,58% de los votos, un concejal de los tres con los que Cs irrumpía en el mapa municipal hace cuatro años. Si bien la formación naranja se había quedado con dos concejales tras la marcha como no adscrita de Mabel Hernández, el funambulismo de Cazorla dentro del partido a la hora de ser elegido el candidato le ha hecho mella, con la consiguiente pérdida de votantes que algunos de los de Rivera querrán utilizar en su contra en presumibles futuras batallas internas. En desfavor a la hora de conseguir ser esa pinza de poder tiene también Cazorla estos tres últimos años de relación con Fernández-Pacheco, quien podría verse más inclinado hacia la novedad de lo desconocido, si Pérez de la Blanca se presenta con un discurso de Vox más afable.

La última en entrar al despacho de Alcaldía será la representante de Podemos, Carmen Mateos, partido que aterriza, con 4.119 votos, en la capital, desbancando 40 años de IU. Un suicidio político, por egos en conflicto, del que Amalia Román ha sido la perdedora por esa falta de comunión que el electorado de izquierda quizás hubiera preferido.

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