“Soy de Sabadell y publiqué mi Tesis en la Universidad de Almería”

Si los recuerdos de infancia de Machado son “de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero”, los de Montse son de viajes veraniegos a Almería a ver a la familia de su padre, a pueblos tan pequeños como acogedores: Gérgal, Olula de Castro, Bacares... en los que pasaba unos días maravillosos, siempre jugando con otros niños en la calle y sin peligro alguno. Igual que en Sabadell...

–De modo que raíces andaluzas de padre y madre...

–Pues sí, aunque yo nací en Sabadell en 1966, donde habían emigrado mis padres. Mi padre era de Gérgal y mi madre de Benamejí. Más sangre andaluza no se puede llevar en las venas.

–Lo que suponía un viaje al año a ver a los abuelos...

–¡Ja, ja, ja! Así era. Todos los años veníamos a ver a la familia de mis padre. Aquí tenía abuelos, tíos, primos... Nos montábamos en el R-6 de mi padre y 12 horas de viaje, parando para comer una tortilla de patatas. Todo era carretera, nada de Autovía. La familia vivía en Gérgal, pueblo que por entonces cruzaba la N-340 y le daba bastante vida; otros en Bacares y en Olula de Castro. Recuerdo estar el día entero en la calle, sin ningún peligro. Subíamos a Las Aneas y El Almendral, donde vivía gente e incluso tenían sus fiestas y verbenas en las noches de verano.

–Y jugabais por el castillo...

–Estaba casi abandonado y los niños correteábamos por los alrededores. Allí vivían un matrimonio que eran los guardias y se encargaban de echarnos si nos acercábamos demasiado.

–Sé que allí fuiste... actriz.

–¡Ja, ja, ja! Es que se rodó un episodio de Curro Jiménez estando yo allí y toda la chiquillería del pueblo salimos en alguna escena. Pero vamos, no me dieron un Goya por mi intervención...

–Pero aquello sucedía un par de semanas al año; el resto...

–A Barcelona, a estudiar Turismo en la Universidad Autónoma. Al acabar, me matriculé en Filología Hispánica y tuve profesores tan prestigiosos como Blecua o Carmen Riera. Allí empecé a trabajar, continué haciendo la Tesis Doctoral y allí sigo.

–Y, mira por dónde, se cruzó un almeriense en tu camino.

–¡Ja, ja, ja! Pues sí, fu tu primo, el escritor José Luis López Bretones. Nos conocimos casualmente, por amigos comunes y nos casamos en un lugar idílico: la ermita del Faro de Calella de Palafrugell, un lugar en que había vivido Joseph Pla, por ejemplo.

–Acabas Filología Hispánica, un máster y la Tesis Doctoral.

–Pues sí, sobre Lope de Vega y las muchísimas cartas que escribió y que apenas se conocen. Estuve seis años con ella, compaginándola con el trabajo. Recuerdo haber participado como alumna y como ponente en las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro de Almería, sin duda, las mejores de España junto a las de Almagro y Olmedo.

–Cuéntanos algo de tu Tesis.

–Lope escribió gran cantidad de cartas, una técnica muy utilizada por los dramaturgos del Siglo de Oro. Pese a todo, no existen estudios que aborden este tema en profundidad desde cualquiera de las múltiples perspectivas que permite. Este libro pretende suplir esa ausencia de ensayos dedicados al uso del género epistolar en el teatro de los siglos XVI y XVII, centrándome en Lope de Vega. Su gran calidad literaria y su prolífica producción teatral proporcionan un corpus bastante amplio como para que se puedan extraer datos acerca de la idiosincrasia de la carta en la dramaturgia lopesca.

–Tesis publicada por la Universidad de Almería.

–Así es, recientemente. Tuve que adaptarla a libro porque era demasiado extensa pero creo que ha quedado muy asequible a cualquier lector. Mi agradecimiento a la Universidad por el esmero y cuidado en la publicación.

–Pues buen viaje a Sabadell.

–¡Hasta pronto! Apenas tengo un hueco me escapo a mi casa de Níjar, mi paraíso terrenal.