El lado oscuro de Almería

Secuestro en Laujar

  • El pasado 8 de marzo se cumplieron 35 años del desquiciado rapto en la sierra de una niña de diez años de edad que estuvo retenida durante cinco angustiosos días

El rapto tuvo en vilo a la localidad durante varios días.

El rapto tuvo en vilo a la localidad durante varios días.

EL secuestro de la niña de 10 años, María de los Ángeles S, fue sin lugar a dudas uno de los más tristemente famosos y desquiciado casos de la historia negra de Almería en la década de los años ochenta. Durante cinco días se vivió en la provincia una angustiosa tensión e incertidumbre, al no conocerse la situación y estado de la pequeña raptada en un acto de venganza por un pastor de Laujar de Andarax, Andrés Durán, quien durante ese tiempo la mantuvo retenida y oculta en la sierra de Cacín, entre los términos municipales de Canjayar y Laujar de Andarax.

La historia arrancó a primeras horas de la tarde del jueves 8 de marzo de 1984, aunque evidentemente la cosa venía de antes, ya que existían antiguas desavenencias entre la familia de la pequeña secuestrada, concretamente entre su padre Francisco S. y el pastor Andrés D. Una persona conceptuada de carácter débil, que según sus familiares, había sido agredido en varias ocasiones por el padre de la niña cuando llegó a reclamarle una deuda pendiente desde cuando trabajaba para Francisco S. 

A las cuatro de la tarde del 8 de marzo, Elías P. fue atacado por una persona, alcanzado por dos disparos de escopeta efectuados a corta distancia en una vivienda de la barriada ejidense de La Loma de la Mezquita. El autor del disparo se dio a la fuga y partir de ese momento todo empezó a suceder de forma vertiginosa. En un vehículo, tras una primera asistencia médica, Elías P., de 32 años de edad, fue evacuada hasta el centro médico de Torrecárdenas.

El implicado se había dedicado por entonces en su pueblo natal al pastoreo y la agricultura

Su evolución fue rápida y favorable pese a que recibió más de una docena de perdigones. Ya se conocía el nombre del autor de los disparos, Andrés D, un vecino suyo con el que unos días antes había tenido una violenta pelea por un problema surgido por el problema del aparcamiento del coche en la puerta de la vivienda de uno de ellos. El implicado que tenía entonces 42 años, casado y padre de tres hijos, se había dedicado por entonces en su pueblo natal, Laujar de Andarax, al pastoreo y últimamente a la agricultura. 

El pastor, nada más disparar contra Elías P, huyó en dirección al cortijo de "Las Cuatro Puertas" en La Mojonera. La intención la tenía clara. Tenía que hablar con su antiguo patrón para reclamarle según él, cierta cantidad de dinero que le debía. Al llegar al domicilio de Francisco S el propietario de la casa no se encontraba allí. Tampoco ninguna otra persona más.

Solo la pequeña María de los Ángeles que momentos antes había llegado del colegio y se disponía a merendar. En esos momentos algo debió de pasarle por la mente de Andrés D. Con la escopeta en las manos y los ojos desencajados, el pastor trataba de poner orden en su cabeza. Pasaban unos minutos de las cinco de la tarde. De pronto, se acercó a la niña tomando la decisión de llevársela con él. Cogiéndola de la mano la introdujo en su coche- un desvencijado SIMCA 1.200 color azul- llevándosela consigo.

La niña se encontraba en buen estado al ser hallada. La niña se encontraba en buen estado al ser hallada.

La niña se encontraba en buen estado al ser hallada.

El secuestrador, iba armado y amenazaba con disparar a quiénes trataran de acercarse. Se encontró con unos agricultores, a los que les mandó un mensaje envuelto en una piedra, para que se lo hicieran llegar a Francisco H. y en el que con su propia letra le pedía al padre de la niña que fuese a buscarla a la sierra.Y empezaron a pasar las horas. Un centenar de guardias civiles, al mando del teniente coronel Campos, jefe de la comandancia de la Guardia Civil empezaron a rastrear las sierras de Fondón, Vieres y Cangallar. Buena parte de los agentes de la Benemérita, iban camuflados con uniformes de guardas forestales junto a otro elevado número de miembros del ICONA, voluntarios y familiares. Un helicóptero del Ejército sobrevolaba cada cierto tiempo la sierra de Gador.

El viernes, 9 de marzo, un día después del secuestro, un pastor de Padules, vio a la niña y su secuestrador en la zona de El Campillo, pidiendo comida por unos cortijos. La Guardia Civil, seguía las pistas de los restos de comida que iban dejando y las huellas de las pisadas con la ayuda de perros adiestrados. El sábado 10 de marzo, sobre las dos de la tarde, un tío de la niña secuestrada y un guardia civil camuflado con uniforme del ICONA estuvieron a unos treinta metros del secuestrador y la pequeña, apuntándole Durán con la escopeta, si hacían ademán de intentar acercarse a ellos. La niña daba la impresión de encontrarse bien, aunque cansada. Todavía quedaban días de pesadilla. Sin embargo, uno de los testimonios más importantes, que sirvieron para cercar a Durán, fue el de un pastor de Laujar, conocido como Juan el de la Villa quien el lunes 12 de marzo se encontró con el secuestrador y la niña en un viejo cortijo derruido en la vega de Laujar.

El cerco se iba estrechando. Pronto se pondría punto final a 122 horas de angustia y sufrimiento de la familia Sánchez. Y por fin, llegó el martes 13 de marzo de 1984. A las siete de la tarde, el teniente de la guardia civil, Pedro Alías Felices, junto al guarda forestal del ICONA Francisco Sánchez descubren al secuestrador y la niña en un recoveco de un dique, al norte de Laujar- en la sierra de La Lobera- a unos tres kilómetros de la localidad. Concretamente en una zona conocida como el barranco de la Bonaza, a 300 metros de la carretera que une Laujar con Bayarcal.

La niña fue localizada a tres kilómetros de la localidad, en la sierra de La Lobera

Andrés D. llevaba montada la escopeta con dos cartuchos. Tras amenazar en un principio al oficial de la guardia civil y al guarda forestal, finalmente tras un corto diálogo se entregó. "No quiero que la niña sufra más" dijo entre sollozos a sus captores. El pastor, decaído y acobardado, con la tensión arterial por los suelos por falta de alimentación, fue ingresado en uno de los calabozos del cuartel de la Guardia Civil de Laujar. Maria de los Ángeles, nada más llegar al pueblo fue de inmediato reconocida por la médico de la localidad, Maria Dolores Acosta.

La niña se encontraba bien y en cinco minutos se bebió dos vasos de leche y un par de pasteles. Una hora después‚ un furgón de la Guardia Civil trasladaba a la niña junto a sus padres, al cortijo de las Cuatro Puertas en la Mojonera donde fue recibida por centenares de vecinos, amigos y familiares. Afortunadamente la pesadilla, había terminado.

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