Cuando La Sirena era “Tu boutique amiga” y Ecoprix “Tu economato”
Almería
Los distribuidores provinciales de productos nacionales se beneficiaron de las buenas campañas de publicidad en TV - “La flor del yogurt” o “Avia será su camión”- cuyo slogan reutilizaban en Almería
Los televisores que había en Almería en 1977 eran pocos y caros. Como mucho, uno por vivienda, porque tampoco había más oferta que la Primera de TVE. Los domingos, o veías el programa “625 líneas” merendando o “Curro Jiménez” cenando. Quienes se permitieron comprar para Reyes un “Philips K-11” o un “Inter Grundig” en color en “Electro-Restoy”, “Manrique” de la calle Trajano, “Jumi” de Los Molinos o “Electroaltamira” del empresario José Miguel Santisteban Campos pagaban recibos de 796 pesetas al mes y disfrutaban en toda su tonalidad de los artistas de “Esta noche… Fiesta” que presentaba José María Iñigo.
Muy colorido, pero toda la familia estaba obligada a ver idéntico programa y al mismo tiempo. Por eso, los mensajes de los interminables anuncios emitidos en las antesalas o intermedios de películas y series llegaron a tanta gente. Ahora, a una abuela le dices “Pronto” y responderá casi sin pestañear “cambia el polvo por brillo” y si bebía “Font Vella” se acordará de “el agua ligera”. El abuelo sabe que el “es cosa de hombres” pertenecía al Soberano, el “Usted sí que sabe” al “Terry” y “Guerra a la vulgaridad” al Licor Pilé 43. Si a un quinceañero del 77 le sueltas “Chocolate Zahor” canturreará el tonillo de “con saboooor a bombónnnn”.
Esos poderosos recursos publicitarios, tan eficaces en la vinculación a una marca, los descubrió el gran público gracias a la tele y a la radio. Y tarde, como todo, también se popularizaron en Almería. Las agencias y publicistas de la época, como Martínez Leyva, Ocir, Pumarola, Palenzuela, Victoria Martín de Lara o García Ridao, comenzaron a proponer a sus clientes el uso de estas frases cortas para relacionar nombre comercial y producto a un valor identificativo y destacar sus propiedades respecto a la competencia.
Sin ser los icónicos “Placeres Moulinex”, “Vuelve a casa por Navidad” o “La Chispa de la vida”, quienes ya tenían medio camino recorrido fueron los distribuidores almerienses de grandes empresas nacionales que en sus campañas incluían el -como llaman ahora- conciso “clain” diseñado en Madrid o Barcelona. Hace 44 años, “Almeriauto” aprovechó lo del “Avia será su camión”; la empresa “Carbónica de Almería”, de Huércal, que se quedó con la marca “La Casera”, explotó lo de “Es única”; la láctea de la Carretera del Mamí que repartía “Yoplait” ya usó lo de “La flor del yogurt” en sus anuncios de las guías y a Andrés Díaz Simón, en Cuevas del Almanzora, y a Pedro Jiménez Chacón, en Albox, les vino fenomenal eso del “Renault Siete. Todo un coche” y “Citroën Dyan 6. Para gente encantadora”.
Más complicado era atinar con una frase rompedora y pegadiza para una empresa local. Los que más se movieron en 1977 fueron los hosteleros y los empresarios del mueble, ya que la competencia era feroz y había que dar en el clavo con un mensaje claro. “Muebles Mago” ya eran “Los magos del mueble”; “Ruiz Collado”, “La boutique del mueble”; “La Valenciana”, de la calle Juan Lirola, retaba a los clientes con “Quedará complacido”; “Muebles Vallejo” “…y usted tranquilo”; “Muebles La Unión” vendía “Economía y calidad”; “Muebles Goiania” “Inconfundibles en su calidad y estilo”, y “Muebles Roque” de Berja la “Variedad en todos los estilos”. Frases míticas que lanzaban a las ondas los locutores de Radio Almería y Radio Popular.
Lo de los bares y el tapeo sí que era complejo. Vincular una frase a un producto gastronómico, tan voluble en los gustos, se tornaba en reto arduo.
No obstante, “Casa Puga” y sus “Tapas regulares” y “La Cepa” con “Comidas económicas” mantuvieron sus lemas durante años. Contemporáneos a ellos era el “Especialidad en cocina” de “Las Vegas” de la calle Padre Luque; “Tapas variadas” de “El Mesón”; “La mejor propaganda, su visita” del reformado “Bar Tebar” de la calle Trajano; “Cítese en el Café Colón” del desaparecido establecimiento del Paseo o el misterioso “Desayunos calientes” del “Bar Albaicín” de la calle Los Picos.
Los negocios almerienses de alimentación, ropa y menaje del hogar acentuaban su guiño publicitario en el precio, la atención directa y en la exclusividad de sus mercancías. “La Sirena” –con su precioso logotipo diseñado por el genio José María Cruz Novillo– decía “Tu boutique amiga”; “Calzados Olympia” -que estaba en la Puerta de Purchena- “La casa de la moda”; “Don Hipo” lo resumía en “Canastillas”; “Galerías Fermín” -de Alcalde Muñoz- “La diferencia del buen gusto”; “Almacenes La Llave” -de las calles Granada y Marcos y donde te metían la compra en una bolsa de rayas blancas y amarillas- “Siempre… siempre el mejor precio”; “La Campana” “Todo para el hogar” y “Ecoprix” -en La Cuesta de los Callejones- “Su economato”. Un término éste que llevaba implícita la idea de productos casi a precio de coste y que pretendía generar en el consumidor la idea de baratura.
Meses después, otras sociedades acentuaron sus promociones provinciales con una frase corta y concisa. “Deportes Montor” añadió “La casa del buen deportista”; Óptica Luz: “Y que usted lo vea bien”; “Metsa Bricolage”, de la calle San Leonardo, “El híper del hágalo usted mismo” o “Deportes Flipper” que eligió “Pesca submarina”.
Pero, como en todo, hubo precursores que, sin miedo al ridículo y arriesgando su prestigio, apostaron por esta técnica publicitaria sin saber de su futura existencia: un distribuidor almeriense anunció en noviembre de 1894, en el diario “El Ferrocarril”, las “Píldoras del Dr. Ayer” y no le dolió en prenda definirlas como “Las mejores del mundo” … contra el estreñimiento.
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