Sobrevivir a la crisis con menos de 1.000 euros al mes

Cientos de familias en la provincia tiran de calculadora y trucos para llegar a fin de mes · Hipoteca o alquiler, agua, luz y gas son los principales obstáculos a la hora de cuadrar las cuentas

Adela Pérez junto a sus hijas Adela e Isabel.
Adela Pérez junto a sus hijas Adela e Isabel.
Rocío Ruiz / Almería

04 de septiembre 2010 - 01:00

Hipoteca o alquiler, seguro del coche, suministros básicos, teléfono y otro sinfín de gastos arrasan mensualmente con los ingresos de los españoles. Desde siempre, muchas familias han tenido que buscarse la vida para hacer frente a estas facturas, en muchos casos con menos de 1000 euros al mes, pero con la actual crisis económica la situación se ha agravado en todo el país y especialmente en la provincia de Almería, situándose ésta como la región con más paro de España.

Según aclara José Manuel Quesada, trabajador del Servicio Público de Empleo Estatal, más de doscientas personas en Almería visitan diariamente este servicio, en busca de una ayuda económica, bien para renovar el paro o bien para solicitar los 426 euros que ofrece el Gobierno a las personas que han agotado su prestación por desempleo, pero claro está, no todo el mundo reúne los requisitos exigidos para acceder a este tipo de ayudas.

Con unos ingresos que van desde los 400 hasta los 1.200 euros, muchos almerienses deben pagar todos los gastos derivados de la vida diaria, apurando el sueldo hasta tal punto que a final de mes apenas quedan 200 euros para comprar comida y con ésta alimentar a dos o tres personas, en el mejor de los casos. Jubilados o parados son los principales colectivos que se enfrentan a esta situación.

En España, la crisis económica ha provocado que la vida de muchas familias de un giro de 360 grados. Es el caso de Álvaro, un almeriense de 43 años que disfrutaba de una vida perfecta. Dueño de una empresa de reformas vivía junto a su esposa en un duplex a las afueras de Almería. Con la llegada de la crisis, la empresa de Álvaro quebró, le embargaron la casa y se quedó sin empleo. Actualmente ambos viven en casa de unos familiares con 426 euros al mes, fruto de la ayuda que ofrece el Gobierno a las personas que han agotado la prestación por desempleo. "Antes conseguíamos ahorrar bastante dinero para nuestros caprichos, ahora no sabemos lo que significa esa palabra" confiesa Ernesto.

Otro caso y uno de los más extremos es el de Belén Capel. Esta almeriense quedó en paro en 2008, después de numerosos años dedicándose al sector del comercio. Su marido trabajaba en el sector de la construcción pero actualmente se encuentra en situación de desempleo, aunque aún no está cobrando el paro. Sus dos hijas estudian, la mayor en la universidad y gracias a las becas que ofrece el Estado para las familias con menos ingresos puede continuar sus estudios. Así, el único dinero que entra en casa de esta familia son los 426 euros que Belén obtiene de la ayuda del Gobierno. "Antes costaba llegar a fin de mes, pero al menos podíamos vivir. Ahora con una hipoteca de 700 euros no tenemos ni para comer. A eso hay que unir todos los gastos que suponen las facturas de agua, luz y gas. Nuestra situación actual es insostenible" afirma Belén. Para llegar a fin de mes, esta almeriense confiesa recurrir a la ayuda familiar "logramos acabar el mes porque la familia nos hecha una mano. Sin esta ayuda probablemente no podríamos subsistir".

Como bien es sabido, esta situación no es nueva para todo el mundo. Muchas familias almerienses están más que acostumbradas a llegar a fin de mes haciendo peripecias y en ocasiones no llegar ni a la mitad. Es el caso de Adela Pérez, una vecina del barrio de Araceli que, con una pensión de viudedad de 500 euros y el salario que obtiene su hija limpiando viviendas, debe mantener a cuatro personas. Adela vive junto a sus tres hijos en una casa con bastantes años de antigüedad. Así, los principales problemas económicos a los que se enfrenta esta familia vienen derivados de las reformas del propio hogar. La familia ya está pagando varios préstamos como consecuencia de las reparaciones que tuvieron que hacer en la casa hace años. Además, actualmente Adela debe cambiar todo el cuarto de baño para poner un plato de ducha y poder asearse, ya que con la edad, sus piernas no le permiten meterse en la bañera. Según aclara su hija Isabel "tenemos lo justo para vivir, la casa no cuenta con ningún tipo de lujo, ni siquiera hemos tenido dinero para comprar un aparato de aire acondicionado y con estas temperaturas a ver quien aguanta todo el verano". Además, esta familia conoce de primera mano lo que es no llegar a fin de mes, "el día 17 ya no queda dinero para comer, hemos tenido hasta que quitar el teléfono fijo para no gastar más dinero. Estoy pidiendo adelantos en el trabajo constantemente, pero llegará el día en que no me los concedan. Entonces no sé que haré" aclara Isabel.

No sólo los desempleados se enfrentan a estos problemas para llegar a fin de mes. Otro caso bien conocido es el de los jubilados, colectivo que en el más trágico de los casos deben salir adelante con una paga mensual de 400 euros escasos. Antonio Soler es un vecino de Almería que, ya jubilado, cobra una pensión que no llega a los 700 euros. María, su mujer estuvo más de 35 años trabajando en una farmacia y hoy, a la edad de 65 años, sigue sellando el paro y no recibe ningún tipo de ayuda económica por parte del Gobierno. En casa de Antonio son seis bocas las que hay que alimentar, las del matrimonio y las de cuatro de sus hijos. Uno vive con ellos y el resto, tal y como aclara María "vienen todos los días para comer, a mí no me cuesta nada hacer grandes cantidades de comida. Varios de mis hijos se encuentran apurados económicamente y si podemos quitarle un gasto de encima, por pequeño que sea, pues mejor que mejor".

Al igual que Antonio, Juan González, un jubilado de 73 años con una pensión inferior a los 600 euros, se enfrenta todos los meses a las temidas facturas que arrasan con su pensión. Por suerte, es uno de los pocos privilegiados que no debe pagar hipoteca pero con esta mísera cantidad debe hacer frente al pago de los suministros básicos, tales como agua, luz o gas y comprar comida para él y su mujer, ya que ésta no obtiene ningún tipo de ayuda. Actualmente, su hijo y su cuñado se encuentran en el paro, "mi hijo está desempleado y a punto de ser desahuciado, con mi pensión no puedo ayudarle económicamente, tristemente lo único que puedo ofrecerle es un techo bajo el que dormir".

Paradójicamente, en muchas de estas familias hay miembros enfermos, por lo que aparte de los gastos convencionales se debe pagar el tratamiento de la patología. Entre los caso mencionados anteriormente, Adela cuenta con un hijo enfermo que, además de no poder trabajar, requiere de una medicación específica y por tanto del desembolso de más dinero. Mientras tanto, Antonio sufre una enfermedad respiratoria y debe dormir en una silla, situación que podría mejorarse si dispusiera de más recursos.

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