Solidaridad en el barrio

La Asociación de Vecinos San Roque de Pescadería reparte comida a 2.000 vecinos y tiene a más de mil en lista de espera Más de cuarenta voluntarios trabajan en el proceso

Vecinos del barrio de Pescadería acuden a la sede de la asociación a recoger alimentos.
Vecinos del barrio de Pescadería acuden a la sede de la asociación a recoger alimentos.
Rafael Espino

20 de marzo 2014 - 01:00

"Se nos ha quedado pequeña la sede de la asociación. Estamos repartiendo comida a más de 200 familia (más de 2.000 personas), y tenemos en lista de espera a otras 2.000, pero no hay espacio para albergar alimentos para todos", explica Luis Delegado, presidente de la Asociación de Vecinos San Roque de Pescadería, que necesita otro local para abastecerse de los alimentos necesarios para repartirlos a la gente de un barrio que está siendo golpeado de forma terrible por la crisis. "Queremos que el Ayuntamiento nos ayude y nos preste algún local, no nos importa tener que pasar más tiempo repartiendo porque, verdaderamente, la gente de este barrio lo necesita", agrega.

Desde hace seis años, este colectivo recibe comida procedente del Banco de Alimentos y se la entrega a los ciudadanos de Pescadería que acrediten una situación de necesidad. Desde el primer reparto, cada año se ha aumentado la demanda de comida en un 25%. Cada tres meses reciben y dan 20.000 kilogramos, trabajo que dura dos semanas, durante todas las tardes, de lunes a viernes.

Los vecinos son los encargados de dar respuesta a las necesidades de sus prójimos. Se trata de contrarrestar un periodo de necesidades acuciantes sin tener que salir del barrio, gracias a la generosidad y solidaridad de personas a las que no les importa emplear su propio tiempo, pues son conscientes de que sus vecinos, sus amigos y familiares. "No es una situación sencilla. Estamos en una época que está haciendo mucho daño a este barrio, que siempre ha sido trabajo y que quiere seguir siéndolo, pero tenemos que ayudarnos entre nosotros porque, igual, de otra forma es imposible salir de esta crisis", explica Delgado. En total, los voluntarios que reparten cada tres meses la comida que les llega desde el Banco de Alimentos son 45. "Hay gente que hace poco tiempo se encontraba en una situación económica que no era mala y ya sí está empezando a venir, y ni siquiera piden para ellos, te dicen 'aunque sea para mis hijos'", agrega.

Los alimentos que reparten son aquellos que cumplen de forma tardía, como legumbres, leche, cereales o arroz, pero también para los más pequeños, como es el caso de los potitos.

Y, es que, las diferencias se acentúan en tiempos de crisis. Lo dicen las estadísticas. La provincia almeriense cuenta con alrededor de 4.000 ciudadanos con más de 300.000 euros en su caja corriente, un 26% de estos viven en la capital. Los ricos son más ricos y los pobres no levantan cabeza. Algo más de 1.100 personas aglutinan en su poder 1.015 millones de euros. Es la cara dulce de la economía. Ellos no han tenido problemas para sortear la crisis. En el otro lado, unos 30.000 almerienses viven en condiciones de pobreza y según los últimos datos del Banco de Alimentos, cerca de 70.000 ciudadanos han tenido que recurrir a los productos de primera necesidad que desde el colectivo recolectan.

Pero la situación afecta a todos. Los datos ofrecidos por las distintas organizaciones en los últimos meses apuntan a que cerca de un 25% de los menores almerienses se encuentran en riesgo de exclusión por pobreza, es decir, en torno a 30.000 de ellos se encuentran en un entorno de escasos recursos económicos que a corto, medio y largo plazo no hace otra cosa que lastrar su futuro colegial y académico, dejándolos indefensos ante un mercado laboral insuficiente para dar cabida a todos aquellos que concluyen sus estudios cuando finaliza la obligatoriedad, es decir, a los 16 años.

Almería desea salir de la crisis, pues la sociedad está viviendo como nadie los efectos trágicos de un periodo de convalecencia.

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