Sucedió a medianoche

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Una violenta disputa, con más de una decena de disparos, acabó con el trágico balance de una persona muerta la madrugada del 2 de marzo de 2002 a las puertas de un club de alterne

Sucedió a medianoche
Sucedió a medianoche
José Ángel Pérez

28 de noviembre 2016 - 02:33

Una rápida y oportuna llamada telefónica a la central COS del 062 de la Guardia Civil de Almería evitó una autentica masacre en el transcurso de un riña tumultuaria protagonizada por un nutrido grupo de norteafricanos ocurrida a las puertas de un club de alterne ubicado en el paraje de la Venta del Corsario en el término municipal de La Mojonera. La reyerta que pudo tener consecuencias imprevisibles se prolongó por espacio de casi una hora. Uno de los propios participantes en la pelea, dado el peligroso cariz que tomaba el asunto y ante el temor de que su vida peligrase fue la persona que telefónicamente contactó con la Guardia Civil informando acerca de la reyerta cuando ya había muerto una persona alcanzado por un disparo de pistola.

El suceso se produjo en torno a las doce y media de la noche del 2 de marzo de 2002. La violenta disputa en la que hubo más de una decena de disparos- de escopeta y armas cortas- se saldó con una persona muerta en el acto afectado de un impacto de bala que recibió en el pecho y otra herida de carácter grave, al margen de otro indeterminado numero de personas heridas de pronostico menos grave y leves afectados por heridas con arma blanca. No pudo precisarse cuantos lesionados hubo, ya que en su mayoría no acudieron a un centro de salud para curarse por temor a que pudieran ser detenidos.

A la llegada de varios patrulleros de la Guardia Civil desplazados desde el cuartel de Roquetas de Mar, solo quedaban en la zona algunos testigos de la violenta disputa y en la puerta del club, el cuerpo sin vida de Abdelhak Maanri de 30 años de edad, de nacionalidad marroquí y vecino circunstancias en la barriada roquetera de Agualdulce.

Las distintas aportaciones de los testigos que en esos momentos se encontraban en el club de alterne fueron determinantes para el total esclarecimiento del crimen. La Guardia Civil supo que los autores de los disparos se habían dado a al fuga en un turismo Audi de color negro, con el que una hora antes habían llegado hasta las puertas del club de alterne y cuyo vehículo abandonaron a unos dos kilómetros del establecimiento y que había sido robado en las inmediaciones de una nave agrícola en la barriada ejidense de Santa María del Águila. Poco después, estos sujetos a punta de pistola robaron otro vehículo a un agricultor cuando pretendía aparcar el coche próximo a su domicilio en la zona de La Mojonera.

Con este vehículo, un Renault 21, los individuos se dirigieron hasta la carretera nacional 340 emprendiendo rumbo en sentido Málaga. Conocido este hecho por la Guardia Civil informada por la victima del robo del coche, fueron alertados los destacamentos de los municipios limítrofes y otras provincias así como la Policía Nacional y Policía Local.

Un día después, a primeras horas de la tarde el Renault 21 robado y sus ocupantes fueron detectados por un patrullero de la Policía Local de Motril cuando el vehículo se encontraba estacionado en las inmediaciones de una estación de servicio en esta localidad. De inmediato fue informada la Guardia Civil estableciéndose un dispositivo de vigilancia y espera que dio su fruto poco después cuando los sospechosos se disponían a subir al vehículo.

Durante el control de identificación y su posterior cacheo, a los dos individuos, indocumentados y de origen magrebí le fueron intervenidos dos pistolas, una de ellas marca Star calibre 6,35 milímetros y otra Remigton calibre 45 junto con abundante munición, así como un total de 18 kilos de resina de hachís ocultos en el maletero del coche, distribuidos en 25 pastillas de unos 700 gramos cada una de ellas.

A raíz de esta intervención veinticuatro horas más tarde fue detenida una nueva persona en relación con el crimen. Se trataba de un joven de 25 años de edad, de nacionalidad marroquí quien después del tiroteo frente al club tuvo que ser trasladado por sus propios compañeros hasta el Hospital Comarcal de Poniente donde lo dejaron en la puerta de Ingresos para que fuese asistido ya que el muchacho durante el tiroteo fue alcanzado por uno de los disparos en el muslo derecho provocándole una herida calificada de grave por los médicos que le intervinieron quirúrgicamente y que de haberse demorado la intervención médico quizás hubiese fallecido. Aquí también, la colaboración ciudadana tuvo un importante papel ya que diversas personas que esa madrugada se encontraba en el centro hospitalario facilitaron distintos detalles a la Guardia Civil tales como vestimentas o rasgos morfológicos de los individuos que huyeron tras dejar abandonado al herido. El tema fue calificado por la Benemérita como un claro ajuste de cuentas entre dos bandas rivales dedicadas al narcotráfico y que operaban por la zona, disputándose el territorio de "operaciones" o quizás por la "pillería" de algunos de ellos quedándose con un material que no le perteneciese, ya que suele ser muy habitual, especialmente entre las organizaciones de narcos de origen marroquí, que entre ellos se roben la mercancía alijada en las costas almerienses. Semanas mas tarde, fueron detenidas otras seis personas por su implicación en la reyerta, aunque ninguna de ellas llegó a ingresar en prisión al no poder determinarse la implicación de esos individuos en la red sospechosa de narcotraficantes.

Muertes extrañas, muertes aparentemente sin sentido o curiosas se han venido produciendo en la provincia de Almería durante los últimos veinte años con la sospecha de que estos crímenes obedecen a un ajuste de cuentas que tiene como el telón de fondo el trafico de estupefacientes. La mañana del 2 de diciembre de 1993 apareció en el foso de una depuradora en El Ejido el cadáver de un hombre de raza árabe muerto en extrañas circunstancias y con determinados signos de violencia externa en su cuerpo. Lo encontraron unos trabajadores empleados en la construcción de la planta depuradora quienes de inmediato ante el macabro descubrimiento informaron del hecho a la Guardia Civil.

El cuerpo estaba boca arriba, con la cabeza y las piernas fracturadas. Fue identificado de inmediato ya que llevaba consigo la documentación. Se trataba del ciudadano marroquí El Hassan Kanissi, de 32 años de edad, natural de Kenitra y residente circunstancialmente en la comarca de Poniente aunque ya llevaba algunos años en España.

Se descartó una caída accidental del magrebí al estar bastante restringido el acceso al lugar y la imposibilidad de llegar hasta el foso si no se tenía acceso a las instalaciones.

También se descartó como móvil el robo, ya que el marroquí llevaba consigo entre las ropas unas 9.000 pesetas en metálico, algunos papeles bancarios y su documentación.

En aquellas fechas se apuntó el asesinato, a un posible ajuste de cuentas por asuntos de drogas o de otra índole sin que las investigaciones que duraron varios meses arrojasen alguna luz para esclarecer el homicidio.

La Guardia Civil mantuvo sobre el crimen fundadas sospechas de que en el asesinato participaron más de una persona y que alguien trasladó el cuerpo del marroquí ya muerto hasta el lugar de complicado acceso, arrojándolo al foso para de alguna manera evitar que el cadáver se encontrase antes aunque sin interés en que su identidad fuese reconocida ya que quizás los autores pretendieran de esta forma que la muerte del magrebí llegara a oídos de otras personas miembros de una banda rival de narcotraficantes.

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