Tauromaquia local Crónicas mesuradas

Crónicas desde la ciudad

Juan Martínez Martín (1905-1985) desarrolló una fructífera carrera periodística. Iniciada en Madrid y continuada durante décadas en su Almería natal, popularizó los seudónimos Martimar y Volapie

Tauromaquia local Crónicas mesuradas
Antonio Sevillano / / Historiador

14 de julio 2012 - 01:00

MESURA, dícese: Moderación, comedimiento, templanza (virtud cardinal); ausencia de violencia o exageración en el lenguaje, los gestos o las actitudes. Volapie: Dícese de la suerte taurina que consiste en matar al toro cuando está parado y el diestro se avalanza sobre él y le clava el estoque pasando por su lado. Ítem Volapie: Dícese del añorado maestro de periodistas almeriense Juan Martínez Martín. Las dos primeras definiciones corresponden al DRAE y María Moliner. La tercera es mía

En otro orden de cosas, la Fe de errores es el recurso de cualquier soporte escrito para subsanar los gazapos indeseados (el clásico "duende de imprenta") o inexactitudes debidas a las prisas. Es el caso del artículo dedicado a nuestro personaje la semana pasada, en el que anuncié su fallecimiento en 1885 en lugar de 1985 y su nacimiento el 5 de octubre de 1905 cuando realmente ocurrió el 4 de ese mismo mes (en mi descargo diré que el dato también está errado en el Registro Civil. Las mansas por las que topan. Sorry). A cuenta del natalicio supimos por su hija Áurea de una anécdota afortunadamente solventada: cuando Dª Encarnación, la madre, se hallaba con su esposo Francisco -primo hermano del músico José Padilla- en una platea del Variedades (solar de la actual Delegación de Hacienda) aplaudiendo a una compañía de acrobacias y zarzuela, la bella virgitana de 24 años se puso de parto. Nervios, coche de caballos galopando hacia calle La Reina, una comadrona eficiente y a las seis de la mañana ya estaba la criatura berreando. Juanito venía con tantas prisas al mundo que a poco son ellos quienes brindan el "espectáculo" en el teatro-circo del Paseo.

COLUMNISTA

Al concluir los estudios de Filosofía en Madrid, donde se inició en el Periodismo, regresó a Almería para seguir su auténtica vocación. De 1928 a 1935 trabajó sucesivamente en La Crónica Meridional, El Mediterráneo, Heraldo de Almería y La Voz, en ocasiones como redactor jefe. De aquel periodo destacan las columnas de opinión Del momento, Reflejo del día y Toros y Toreros, bajo la firma de Martimar, Volapie y Juanito. Y un obituario-biografía dedicado (Heraldo de Almería) a Dª Catalina García, viuda del eximio republicano Dº Nicolás Salmerón y Alonso, con el subtitular: "Al cadáver se le tributan honores oficiales, iguales a los de la esposa de un Jefe de Estado"

CRÍTICA TAURINA

Finalizada la guerra casó felizmente (capilla del Milagro) en diciembre de 1940 con Dª Áurea Navarro Rosa, de cuyo matrimonio nacieron Áurea, Juan -fallecido- y Francisco. A partir de entonces su vida laboral transcurrió en el diario Yugo, órgano de Falange Española, y en su heredero: de la redacción y talleres en Gral. Segura a las calles Mineros y Zaragoza, hasta su jubilación en julio de 1971 (en el primer domicilio de los jóvenes desposados convivieron las madres de ambos). En la posguerra siguió adscrito al cuadro directivo de la Asociación de la Prensa y dirigió La Hoja del Lunes, creada para cubrir el descanso dominical. Las reseñas de los festejos taurinos en aquellas décadas están recopiladas por Juan Aguilera Ruiz en tres tomos, sin que se cite, inexplicablemente, la autoría de Volapie.

Contemporáneo y continuador de reconocidos "plumillas" locales: Caín, Emilio Berruezo "Chaquetilla" (maestro de Escuela y redactor de LCM), Retinto (con el que discrepó en sus inicios), Zerimar (Revista Burladero), José Lozano "Daniel de Nájera", Luis del Tabique, Ulpiano Díaz "Caireles", Juan Montoya (propietario del bar El Observatorio y colaborador del ugetista Avance), Paco Medina "Uno del uno", etc., mantuvo dignamente, o superó, el listón de calidad impuesto por estos. Su primera gacetilla en Yugo daba cuenta de la recuperación de la Fiesta en Almería y en posterior crónica el desenlace de la corrida de toros (25 junio 1939) en la que intervinieron Antonio Posada, Rafael Vega "Gitanillo de Triana" y Diego Gómez "Laine"; tarde ventosa y desapacible que dio al traste con el festejo; vendaval al que debemos sumar la "jindama" de los dos primeros espadas:

Para reanudar las actividades taurinas en nuestra capital después del periodo de la guerra civil, se celebró el domingo una corrida de toros que tenía dos notas simpáticas: ponernos en contacto nuevamente con nuestra clásica fiesta y ser la del domingo a beneficio del Patronato Antituberculoso. Por ambas cosas la plaza se vió casi llena…

Naturalmente, en ese dilatado periodo de tiempo fue testigo de los paseíllos en el coso de Vílches de todo el escalafón taurómaco: de las figuras señeras (Manolete, Ordóñez, Curro Romero, Paco Camino) al más modesto aspirante. Entabló amistad con muchos de ellos, pero esa afinidad no condicionaría su juicio sobre lo visto en la arena. Repartió halagos y censuras en un ejercicio de libre criterio. Veamos un par de ejemplos. Su idolatrado Manolete actuó durante tres Ferias en Almería (1942, 1943, 1944) y estaba anunciado en agosto de 1947, al día siguiente de la trágica cogida de Linares (a Rafael Vega "Gitanillo de Triana", compañero de terna, le hizo una emotiva entrevista en el hotel Simón). En la última comparecencia (cuatro orejas y dos rabos alternando con Domingo Ortega y Luis Miguel Dominguín), al pasar por la barrera del "3" le regaló un apéndice a Áurea, la pequeñita primogénita de Volapie, quien la conservó hasta su pudrición. Tras un debut anodino, en la última, tras el titular "Triunfal actuación de tres toreros geniales en tarde de éxito completo", se rindió a la categoría del Califa cordobés, cuando después de brindar al público la lidia de "Castillo" (procedencia Contreras), "entra bien y larga una estocada que mata sin puntilla".

Otro de sus admirados, Curro Romero, debutó ya alternativado en la 2ª de Feria de 1959 y repitió en agosto del año siguiente. Palmas y pitos. Cal y arena:

Apresurémonos a decir que en Curro Romero hay un torero de mucha clase. Hay finura, elegancia y un alto sentido estético del toreo. Y además valor y conocimiento de lo que se trae entre manos… Con el capote torea echando abajo los brazos, cargando la suerte y poniendo en el trance gracia y salero.

No puede darse un ejemplo de mayor desgana, apatía, irresponsabilidad y menosprecio al público… No tiene atenuantes porque él es un gran torero y porque los enemigos que le tocaron (marqués de Domecq) ni eran ilidiables ni había en ellos nada que justificara la absurda aptitud del espada…

La Enciclopedia Cossío lo cita y en el Diccionario Biográfico del Instituto de Estudios Almerienses incluimos su semblanza humana y profesional. Fino degustador del cante por derecho -Mairena y Menese entre los preferidos- la peña El Taranto le concedió el escudo de oro. Fue igualmente homenajeado por Jueves Taurinos, al iniciar esta su andadura en la calle Berenguel. En marzo de 2002 el Foro Cultural "3 Taurinos 3" instituyó el galardón "Volapie" que premia al diestro más destacado durante la temporada. Por último, al jubilarse al comenzar los setenta, el Ayuntamiento le impuso -gracias sean dadas- el escudo de la Ciudad. Mis respetos, maestro

Ilustraciones:

Con su esposa, Dª Áurea Navarro Rosa y

Volapie, reflexivo en el callejón

Con su esposa,

doña Áurea

Navarro Rosa

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