La noticia de la muerte de Tico Medina me ha recordado aquellas crónicas dominicales que publiqué en Diario de Almería hace unos años. Cuatro de ellas estuvieron dedicadas a Manolo Luque García, que gracias a su carisma personal y a su gran afición a los toros, al flamenco y a la cultura convirtió su bar, el Puerto Rico, frente al Mercado Central, en cuartel general de actores, toreros y flamencos de los 50 y 60, adquiriendo con ello el local gran proyección en la sociedad de la época.
El Jaguar descapotable
También Tico Medina recaló en este bar emblemático cuando vino a realizar sus crónicas almerienses acompañado del fotógrafo Enrique Verdugo. Muchas de ellas fueron enviadas al diario Pueblo desde el teléfono del Puerto Rico –uno de aquellos negros, de baquelita, de pared–, que estaba siempre al servicio de los clientes, transportistas, taxistas, asentadores de la alhóndiga vecina… Desde Piñar, su pueblo, el granadino llegó montado en un soberbio Jaguar descapotable de color rojo que vendió a Manolo Luque. El mismo que se ve en la foto en que el dueño del Puerto Rico está departiendo con el actor cómico Manolo Morán, que para promocionar su película “Manolo guardia urbano” se disfrazó como tal y se puso a “multar” a los conductores en la Puerta Purchena “porque la rueda de atrás va dando vueltas”, en una simpática cuestación para las familias damnificadas por el hundimiento de un pesquero por aquellas fechas. Aquel coche acabó en Cuevas del Almanzora, inmovilizado por la Guardia Civil, por zamparse una noche en mitad de un baile montados en él todos los amigos. Allí estaba aún, arrumbado y oxidado, en los años 80.
Actores, toreros y flamencos
Y llegó el cine. “Tierra brutal” (1961. Director, Michael Carreras) fue uno de los primeros westerns que se rodarían en nuestra provincia. En su reparto figuraban José Nieto y Fernando Rey. Como protagonista femenina, Paquita Rico, que había triunfado en 1958 con “¿Dónde vas Alfonso XII?” junto a Vicente Parra. José Nieto y Paquita Rico se hicieron asiduos del Puerto Rico y amigos de Tico Medina. La actriz, en la cima de su popularidad, venía acompañada de su reciente esposo, Juan de la Palma, novillero efímero y luego rehiletero de su hermano, el famoso torero Antonio Ordóñez. En la época en que Tico Medina y el fotógrafo Enrique Verdugo hacían una serie de reportajes sobre nuestra provincia que luego recopilaron en su libro Almería al Sol, nos visitaban los elencos de importantes compañías de teatro y revista que venían a actuar en el Cervantes; Manolo Escobar era presentado por Richoly y Manolo Luque en las emisoras Radio Almería y Radio Juventud antes del triunfo completo del cantante, y Juan Luis de la Rosa y Enrique Vera eran figuras del toreo.
En realidad, unos soñadores
Por esos años, y siguiendo la estela romántica, casi soñadora, de Manolo, sus grandes amigos Antonio Belmonte y Paquito Florido –éste, hábil jugador de billar que llegaba a las 105 carambolas– se metieron a empresarios taurinos y montaron un mano a mano entre Juanito Gimeno y Rafaelín Valencia en Roquetas, en plaza portátil (1962). Luego repitieron en Almería, incluyendo como sobresaliente a un tal Antonio Martínez “Rubito”, que dormía en la puerta de la Plaza de Toros con los trastos de torear y un cartel que decía: “Pido una oportuniá”.
La época en que Tico Medina escribió sobre nuestra provincia era también de grandes amistades, sinceras, serviciales, profundas y duraderas como si fuesen adolescentes, algo infrecuente hoy. Pero era una época en que las mujeres no iban a los bares y estos eran de hombres únicamente. Se trataba de una moralina católica que ahora sería incomprensible. Y de una dictadura. Una época, por tanto, de supervivencia. Manolo el del Puerto Rico, Richoly, Manolo Escobar, Juan Luis de la Rosa, Manolo Morán…, Antonio Belmonte, Paco Florido, el Pirules…, incluso Tico Medina, no fueron más que supervivientes. Pero, en realidad, unos soñadores.
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