Toda una vida regalando el amor del primer día

Cuando él vio los ojos de ella pensó que igual eran dos de las estrellas más bonitas que brillaban en el cielo de Dólar. Una mirada furtiva en la calle. Los sueños de toda la noche a su lado, aunque durmieran en camas separadas. Rafael Almazán Alcalde y Candelaria García Rivas siguen descubriendo luciérnagas en cada mirada.

Corría el año 1966 cuando llegaron a Almería fundando una empresa en la que depositaron muchos de sus sueños y sus ahorros. Hoy, Legumbres Almazán sigue en marcha. Su amor también.

Cincuenta años de promesas cumplidas, de sonrisas cómplices y de abrazos dorados. Rafa y Candelaria Almazán, sus dos hijos, fueron el mejor de los regalos. La cebada les trasladó a la ciudad y el amor les colocó alas de ángeles. Él tardaba todo el día en llegar a Almería en la bicicleta. Ella ya estaba enamorada. Para siempre. Tenía 16 años.

El primer si quiero lo dieron con sus actos durante el inicio de su relación. Luego llegarían los demás. El definitivo fue el 6 de noviembre. Hace cincuenta años. "No nos han contado demasiado de su boda, pero tendremos la oportunidad de revivirla, años después, este domingo a las 11:30 con una ceremonia que queremos que sea íntima", dice su hijo. Esperan a los familiares, a los nietos. Un breve resumen de sus vidas, de sus momentos, de lo que han supuesto para ellos. Los hijos de la pareja han escrito "Hola, somos Rafa y Cande, vuestros hijos, nos dicen que hablemos de vosotros, que contemos vuestras vida. Mirando a vuestros ojos se nota todo. Feliz 50 aniversario".

Los que dicen que las palabras y las promesas se las lleva el viento, no conocen los ojos brillantes de Rafael y Candelaria. Los mismos que se iluminaron en Dólar el día del primer enlace. Los que servirán de luz para la mañana de domingo en Barrio Alto, donde ahora residen.

Ahora, él tiene 75 años. Pero no le pesan. Sigue trabajando, descubriendo mundo, haciéndolo todo más fácil y diferente para ella, que tuvo un accidente hace poco del que se recupera gracias al cariño con que la trata toda una familia que ahora va a volcarse con ellos, con la celebración de una ceremonia que es más que eso, es un recordatorio de que el amor, en ocasiones, puede ser eterno.