Tom Cruise pierde la batalla contra los nazis
Crítica de cine
La operación Valkiria fue un intento de acabar con la vida de Hitler durante la segunda guerra mundial por parte de altos cargos militares alemanes. Este hecho, poco conocido, es el que intenta dar a conocer el director Brian Singer, rodeado de su equipo técnico habitual, pero que no consigue llegar a la altura de sus anteriores trabajos, ni siquiera de la fallida Superman Returns.
Y es que Singer apuntaba muy alto con sus primeros trabajos: Apt Pupil, sobre un adolescente que descubre que su vecino es un viejo nazi, y sobre todo, Sospechosos habituales, donde demostraba un fenomenal uso del montaje, que aquí se deja entrever un par de veces que sólo sirven para dejar en evidencia al resto del film.
Ni siquiera la presencia de Tom Cruise, la mayor estrella de cine del mundo, evita la sensación de estar ante un telefilm más que una película con mayúsculas, y el prólogo en África es la única escena de cierta amplitud. Prácticamente el resto son conversaciones, en persona o por teléfono, y la falta de tensión es evidente en todo el metraje, con la excepción del atentado en sí.
Pero la causa no es que conozcamos el desenlace de antemano (eso no impidió que Titanic fuera un éxito, por ejemplo), sino el cómo están contados los hechos, el guión en última instancia.
Y por mucho que Singer mueva la cámara de esta película, o el director de fotografía ilumine con cierto estilo los numerosísimos primeros planos de Cruise, si en el fondo lo mejor de la película son los detalles (la cámara bajando hasta un primer plano del disco de Wagner, la despedida sin diálogo y, de espaldas, del conspirador y su familia) es que la historia que se está contando no está bien escrita.
Porque es una buena historia, quizás más adelante hagan algún remake y quién sabe si entonces nos emocionaremos con la historia del "nazi bueno".
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